LO QUE AQUÍ SE VA A SABER…
Marlene Singapur
El ambiente nacional crece positivamente hacia el perdón y la reconciliación. Tal parece que la opción por el Sí ganará arrolladoramente en el Plebiscito de octubre, y que la reinserción de las FARC en la vida política y civil de la sociedad colombiana no tiene retroceso. A eso le apostábamos, y ante ese umbral estamos.
Ya la ilusión ha llegado al corazón del país, contagiando incluso a muchos inicialmente reticentes e incrédulos. Es hora de tomar nota de los que mantienen sus dudas, de los que avisan y aseguran un fracaso inminente. Frente a lo que está en juego, ninguna crítica es despreciable.
La pregunta hoy es si el Estado será capaz de administrar la gran ilusión nacional frente a un futuro en paz. Si el Estado es tan grande como las promesas de paz que ha anunciado, o si el idílico paisaje sólo existió en nuestras mentes, en los espectáculos, en las felicitaciones mutuas.
Habría que prever el gran costo que tendría para el país una posible desilusión. Costos que las FARC y la dirigencia nacional tienen que evaluar muy bien, y asumir sus respectivas responsabilidades. El estado de postración de la ciudadanía defraudada sería peor que el estado de postración de la guerra. En ese caso mejor hubiera sido prolongar infinitamente el conflicto.
Sobre el papel las piezas son claras. Los Acuerdos de La Habana son sensatos, en lo conceptual y lo práctico, considerando lo que hemos pagado en medio siglo de guerra. Sin embargo, es apenas un mapa, un querer-ser, que, si bien es un principio, necesario y construido con dolores durante cuatro años, no deja de ser un mapa imaginario. Por ahora.
Alguien aquí tiene que tener la cabeza fría entre el fervor. Alguien aquí tiene que tener la mirada imperturbablemente puesta, en las condiciones reales necesarias para sostener la construcción de la paz en la próxima década. Alguien aquí tiene que velar para que la ilusión no nos sea arrebatada.
Esperamos de las FARC que cumplan en reparar a sus víctimas, que no escatimen recursos ni propiedades en esa tarea, y que paguen cuando la justicia diga que lo tienen que hacer. Por ellos y por el país las FARC no pueden fallar, no nos pueden jugar sucio. Aquí se va a saber la estatura de sus ideales y proyecto político, la dimensión de sus palabras.
Aquí se va a saber si Juan Manuel Santos uso la paz y al país entero para su proyecto personal de un premio Nobel. Se va a saber si las numerosas reuniones internacionales de pre-firmas, firmas y post-firmas, fueron meros espectáculos engañosos o, por el contrario, bien intencionados y con amor por la patria.
Aquí se va a saber si las Fuerzas Militares de Colombia acompañan al país en su ilusión, o seguirán alimentando secretamente proyectos personales o de guerra sucia.
Aquí se va a saber si los políticos y empresarios regionales se empoderaron y enriquecieron con el falso discurso paramilitar de la defensa de la 'democracia' y la 'institucionalidad'. Sabremos ahora son capaces de aceptarlo y devolver lo saqueado.
Aquí se va a saber quién se escondía detrás de la guerra. Exigimos a cada uno de los actores implicados, que tengan la misma limpieza, sinceridad y grandeza, de la ilusión nacional que despierta hoy la paz en el corazón de los colombianos.
En todo caso, pase lo que pase, por doloroso que fuera, tendría que ser ganancia para nosotros, por los indudables beneficios que conlleva el difícil proceso de abrir y exponer plenamente a la luz pública, la verdad de cada uno dentro de la Caja de Pandora de la guerra.
En todo caso, pase lo que pase, por doloroso que fuera, tendría que ser ganancia para nosotros, por los indudables beneficios que conlleva el difícil proceso de abrir y exponer plenamente a la luz pública, la verdad de cada uno dentro de la Caja de Pandora de la guerra.
http://gusanoenlafruta.blogspot.com
msingapur@yahoo.es
* Se puede parafrasear o copiar libremente el contenido de la presente columna, siempre y cuando se cite la fuente y no se comprometa a la autora en ninguna organización o militancia ideológica. Gracias.
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