domingo, 26 de febrero de 2017

SALIM LAMRANI: “LOS CUBANOS NO ESTÁN DISPUESTOS A NEGOCIAR LA SOBERANÍA NACIONAL”. ACQUES SAPHIR / SPUTNIK RADIO

SALIM LAMRANI: “LOS CUBANOS NO ESTÁN DISPUESTOS A NEGOCIAR LA SOBERANÍA NACIONAL”
El fallecimiento de Fidel Castro ha colocado a Cuba en el centro de la actualidad. Pero, ¿cuál es la situación económica y política de la isla? Entrevista a Salim Lamrani, especialista de Cuba.

JACQUES SAPHIR / SPUTNIK RADIO

Jacques Saphir: ¿Acaso podemos pensar que habrá menos represión política en los años venideros?

Salim Lamrani: Creo que conviene colocar la realidad cubana en la problemática latinoamericana, particularmente en cuanto a la cuestión de los derechos humanos. Es verdad que en Occidente se habla mucho de represión política. Pero es importante recordar el contenido del informe de Amnistía Internacional. Según Amnistía Internacional, no hay ningún país en América, desde Canadá hasta Argentina, que presente una mejor situación de los derechos humanos que Cuba. No lo digo yo. No se trata de una afirmación del Gobierno cubano. Es el resultado de un análisis comparativo de los informes de Amnistía Internacional. Creo que hace falta recordar esta realidad cuando se trata de disertar sobre el tema de los derechos humanos.

Además, cuando se habla de represión política o del tema de la disidencia en Cuba, es necesario recordar que uno de los pilares de la política exterior de Estados Unidos desde 1960 ha sido financiar y organizar una oposición interna en Cuba con el objetivo de derrocar el orden establecido. Si esta política fue clandestina hasta 1991, es una política reconocida por Washington desde 1992 y la adopción de la ley Torricelli. Conviene recordar que todo disidente que reciba emolumentos de una potencia extranjera –y fue el caso de los opositores políticos encarcelados en el pasado en Cuba– viola la ley penal en Cuba, pero pasaría lo mismo en Francia o en cualquier otro país occidental que tipifica como delito el hecho de recibir financiamiento de una potencia extranjera con el objetivo de cuestionar el orden establecido.

Cuando recordamos esto la perspectiva es diferente y cambia la imagen de Cuba.

Jacques Saphir: Uno se pregunta si Cuba no va a enfrentar un reto nuevo. Miremos la situación. Hay una nueva generación en Cuba que no conoció la Cuba de antes de Castro y la situación de la isla antes de 1959. Hoy tiene expectativos tanto más importantes en cuanto que se trata de una población joven particularmente bien educada. De cierto modo, ¿acaso el Gobierno cubano no estaría confrontado al reto de satisfacer las expectativas de esta nueva generación?

Salim Lamrani: Tiene usted razón al subrayar que Cuba se enfrenta a un nuevo reto. Yo diría que se trata de un triple reto. Primero Cuba se enfrenta a una renovación generacional. En efecto, por las leyes de la naturaleza, la generación que hizo la Revolución cederá el poder en los próximos años. Le queda un año de presidencia a Raúl Castro. Luego está el reto de la actualización del modelo económico. Y finalmente el tercer reto es la nueva relación con Estados Unidos.

No obstante conviene recordar que desde el triunfo de la Revolución cubana en 1959 el país ha estado confrontado a retos titánicos. El primero ha sido desde luego la hostilidad de Estados Unidos, que dura hasta hoy a pesar de la política de acercamiento que emprendió el Presidente Obama en diciembre de 2014. Los cubanos, en el curso de su Historia, siempre han respondido con mucha inteligencia a las nuevas realidades.

Apuntemos que las principales aspiraciones de la juventud cubana de hoy no son de orden político sino material. Los cubanos, incluso las categorías más insatisfechas –que desde luego existen, como en toda sociedad– no están dispuestos a negociar la soberanía nacional, la independencia que es la principal conquista de la Revolución cubana. Esta juventud no aspira tampoco a un cambio de sistema político. Cuando uno conversa con las nuevas generaciones, uno se da cuenta de que no hay reivindicaciones de orden político. La juventud cubana aspira a un mejor nivel material. Es una aspiración legítima del pueblo cubano que ha sufrido mucho, sobre todo desde el Periodo Especial, tras el desmoronamiento de la Unión Soviética y el recrudecimiento de las sanciones económicas por parte de Estados Unidos que, en 1992, en vez de normalizar las relaciones con Cuba –ya que había desaparecido el enemigo histórico, la URSS– recrudeció la hostilidad y la agresión contra Cuba. Conviene recordar que las sanciones económicas constituyen el principal obstáculo al desarrollo del país. Los cubanos han alcanzado un nivel de desarrollo humano similar al de los países más ricos y han resuelto las necesidades básicas. La gran diferencia entre la realidad cubana y la realidad latinoamericana y del Tercer Mundo es que en Cuba se han satisfecho las necesidades básicas. Todos los cubanos comen tres veces al día, tienen acceso a una vivienda, a la educación, a la salud, a la cultura, al deporte –que es fundamental para el desarrollo físico e intelectual del ciudadano- Estas conquistas de Cuba todavía son aspiraciones en los países de América Latina y del Tercer Mundo.

Dicho eso, los cubanos aspiran a un mejor nivel de vida material. Para eso hace falta que la economía cubana aumente su producción y por lo tanto resulta indispensable que se levante el principal obstáculo al desarrollo del país y que Estados Unidos ponga término a las sanciones económicas. Hay un nuevo presidente en Estados Unidos cuyo discurso hacia Cuba ha sido algo contradictorio. En un primer tiempo reconoció la lucidez del Presidente Obama, que admitió que la política de hostilidad era un fracaso y decidió dialogar con La Habana. Después el discurso de Trump evolucionó.

Conviene recordar que desde 1959 las autoridades cubanas siempre han declarado su disposición a dialogar con Estados Unidos siempre que se respeten tres principios: la no injerencia en los asuntos internos, la igualdad soberana y la reciprocidad. Los cubanos siempre han expresado la voluntad de resolver de modo pacífico y cordial los diferendos que oponen Washington a La Habana.

Yo creo entonces que el nuevo reto al cual se confronta Cuba es el tema económico. Hay que mejorar la producción. Insisto, no creo que haya reivindicaciones de cambio de sistema económico. Los cubanos son lúcidos y cultos. Conocen las realidades del mundo. Cuando se les propone un cambio de modelo su primera pregunta es la siguiente: “¿Qué modelo nos proponen?”. ¿Acaso se trata del modelo vigente en los países occidentales donde vemos, por ejemplo, que en un país tan rico como Francia, quinta potencia del mundo, hay nueve millones de pobres? ¿Acaso se les propone la realidad mexicana o latinoamericana a los cubanos? Los cubanos no desean un cambio de modelo. Sólo aspiran a mejorar el suyo.

https://fr.sputniknews.com/radio_sapir/201702031029932667-cuba-castro/

Publicado por Con Nuestra América en 6:57 a. m.  

EL PROBLEMA DEL PASADO ES QUE NO PASA. BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS / PÁGINA12

EL PROBLEMA DEL PASADO ES QUE NO PASA
La Revolución Rusa mostró a las clases trabajadoras de todo el mundo, y muy especialmente a las europeas, que el capitalismo no era una fatalidad, que había una alternativa a la miseria, a la inseguridad del desempleo inminente, a la prepotencia de los patrones, a los gobiernos que servían a los intereses de las minorías poderosas, incluso cuando decían lo contrario.

BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS / PÁGINA12


Este año se conmemora el centenario de la Revolución Rusa –me refiero exclusivamente a la Revolución de Octubre, la que sacudió el mundo y condicionó la vida de cerca de un tercio de la población mundial en las décadas siguientes– y también se conmemoran los 150 años de la publicación del primer volumen de El capital de Karl Marx. Juntar ambas efemérides puede parecer extraño, porque Marx nunca escribió con detalle sobre la revolución y la sociedad comunista y, de haberlo hecho, resulta inimaginable que lo que escribiese tuviera cierto parecido con lo que fue la Unión Soviética (URSS), sobre todo después de que Stalin asumiera la dirección del partido y del Estado. La verdad es que muchos de los debates que la obra de Marx suscitó durante el siglo XX, fuera de la URSS, fueron una forma indirecta de discutir los méritos y deméritos de la Revolución Rusa.

Ahora que las revoluciones hechas en nombre del marxismo terminaron o evolucionaron hacia… el capitalismo, tal vez Marx (y el marxismo) tenga por fin la oportunidad de ser discutido como merece, como teoría social. La verdad es que el libro de Marx, que tardó cinco años en vender sus primeros mil ejemplares antes de convertirse en uno de los libros más influyentes del siglo XX, ha vuelto a convertirse en un best-seller en los últimos tiempos y, dos décadas después de la caída del Muro de Berlín, al fin estaba siendo leído en países que habían formado parte de la URSS. ¿Qué atracción puede suscitar un libro tan denso? ¿Qué reclamo puede tener en un momento en que tanto la opinión pública como la abrumadora mayoría de los intelectuales están convencidos de que el capitalismo no tiene fin y que, en caso de tenerlo, ciertamente no será sucedido por el socialismo?

Muy probablemente, los debates que a lo largo de este año se lleven a cabo sobre la Revolución Rusa repetirán todo lo que ya se ha dicho y debatido y terminarán con la misma sensación de que es imposible un consenso sobre si la Revolución Rusa fue un éxito o un fracaso. A primera vista, resulta extraño, pues tanto si se considera que la Revolución terminó con la llegada de Stalin al poder (la posición de Trotsky, uno de los líderes de la revolución) como con el golpe de Estado de Boris Yeltsin en 1993, parece cierto que fracasó. Sin embargo, esto no es evidente, y la razón no está en la evaluación del pasado, sino en la evaluación de nuestro presente. El triunfo de la Revolución Rusa consiste en haber planteado todos los problemas a los que las sociedades capitalistas se enfrentan hoy. Su fracaso radica en no haber resuelto ninguno. Excepto uno. En otros textos pienso abordar algunos de los problemas que la Revolución Rusa no resolvió y siguen reclamando nuestra atención. Aquí me voy a concentrar en el único problema que resolvió.

¿Puede el capitalismo promover el bienestar de las grandes mayorías sin que esté en el terreno de la lucha social una alternativa creíble e inequívoca al capitalismo? Este fue el problema de que la Revolución Rusa resolvió, y la respuesta es no. La Revolución Rusa mostró a las clases trabajadoras de todo el mundo, y muy especialmente a las europeas, que el capitalismo no era una fatalidad, que había una alternativa a la miseria, a la inseguridad del desempleo inminente, a la prepotencia de los patrones, a los gobiernos que servían a los intereses de las minorías poderosas, incluso cuando decían lo contrario. Pero la Revolución Rusa ocurrió en uno de los países más atrasados de Europa y Lenin era plenamente consciente de que el éxito de la revolución socialista mundial y de la propia Revolución Rusa dependía de su extensión a los países más desarrollados, con sólida base industrial y amplias clases trabajadoras. En aquel momento, ese país era Alemania.

El fracaso de la Revolución alemana de 1918-1919 hizo que el movimiento obrero se dividiera y buena parte de él pasase a defender que era posible alcanzar los mismos objetivos por vías diferentes a las seguidas por los trabajadores rusos. Pero la idea de la posibilidad de una sociedad alternativa a la sociedad capitalista se mantuvo intacta. Se consolidó, así, lo que pasó a llamarse reformismo, el camino gradual y democrático hacia una sociedad socialista que combinase las conquistas sociales de la Revolución Rusa con las conquistas políticas y democráticas de los países occidentales. En la posguerra, el reformismo dio origen a la socialdemocracia europea, un sistema político que combinaba altos niveles de productividad con altos niveles de protección social. Fue entonces que las clases trabajadoras pudieron, por primera vez en la historia, planear su vida y el futuro de sus hijos. Educación, salud y seguridad social públicas, entre muchos otros derechos sociales y laborales. Quedó claro que la socialdemocracia nunca caminaría hacia una sociedad socialista, pero parecía garantizar el fin irreversible del capitalismo salvaje y su sustitución por un capitalismo de rostro humano.

Entretanto, del otro lado de la “cortina de hierro”, la República Soviética (URSS), pese al terror de Stalin, o precisamente por su causa, revelaba una pujanza industrial portentosa que transformó en pocas décadas una de las regiones más atrasadas de Europa en una potencia industrial que rivalizaba con el capitalismo occidental y, muy especialmente, con Estados Unidos, el país que emergió de la Segunda Guerra Mundial como el más poderoso del mundo. Esta rivalidad se tradujo en la Guerra Fría, que dominó la política internacional en las siguientes décadas. Fue ella la que determinó el perdón, en 1953, de buena parte de la inmensa deuda de Alemania occidental contraída en las dos guerras que infligió a Europa y que perdió.

Era necesario conceder al capitalismo alemán occidental condiciones para rivalizar con el desarrollo de Alemania oriental, por entonces la república soviética más desarrollada. Las divisiones entre los partidos que se reclamaban defensores de los intereses de los trabajadores (los partidos socialistas o socialdemócratas y los partidos comunistas) fueron parte importante de la Guerra Fría, con los socialistas atacando a los comunistas por ser conniventes con los crímenes de Stalin y defender la dictadura soviética, y con los comunistas atacando a los socialistas por haber traicionado la causa socialista y ser partidos de derecha muchas veces al servicio del imperialismo norteamericano. Poco podían imaginar en ese momento lo mucho que los unía.

Mientras tanto, el Muro de Berlín cayó en 1989 y poco después colapsó la URSS. Era el fin del socialismo, el fin de una alternativa clara al capitalismo, celebrado de manera incondicional y desprevenida por todos los demócratas del mundo. Al mismo tiempo, para sorpresa de muchos, se consolidaba globalmente la versión más antisocial del capitalismo del siglo XX, el neoliberalismo, progresivamente articulado (sobre todo a partir de la presidencia de Bill Clinton) con la dimensión más depredadora de la acumulación capitalista: el capital financiero. Se intensificaba, así, la guerra contra los derechos económicos y sociales, los incrementos de productividad se desligaban de las mejoras salariales, el desempleo retornaba como el fantasma de siempre, la concentración de la riqueza aumentaba exponencialmente. Era la guerra contra la socialdemocracia, que en Europa pasó a ser liderada por la Comisión Europea, bajo el liderazgo de Durão Barroso, y por el Banco Central Europeo.

Los últimos años mostraron que, con la caída del Muro de Berlín, no colapsó solamente el socialismo, sino también la socialdemocracia. Quedó claro que las conquistas de las clases trabajadoras en las décadas anteriores habían sido posibles porque la URSS y la alternativa al capitalismo existían. Constituían una profunda amenaza al capitalismo y éste, por instinto de supervivencia, hizo las concesiones necesarias (tributación, regulación social) para poder garantizar su reproducción. Cuando la alternativa colapsó y, con ella, la amenaza, el capitalismo dejó de temer enemigos y volvió a su voracidad depredadora, concentradora de riqueza, rehén de su contradictoria pulsión para, en momentos sucesivos, crear inmensa riqueza y luego después destruir inmensa riqueza, especialmente humana.

Desde la caída del Muro de Berlín estamos en un tiempo que tiene algunas semejanzas con el período de la Santa Alianza que, a partir de 1815 y tras la derrota de Napoleón, pretendió barrer de la imaginación de los europeos todas las conquistas de la Revolución Francesa. No por coincidencia, y salvadas las debidas proporciones (las conquistas de las clases trabajadoras que todavía no fue posible eliminar por vía democrática), la acumulación capitalista asume hoy una agresividad que recuerda al periodo pre Revolución rusa. Y todo lleva a creer que, mientras no surja una alternativa creíble al capitalismo, la situación de los trabajadores, de los pobres, de los emigrantes, de los jubilados, de las clases medias siempre al borde de la caída abrupta en la pobreza no mejorará de manera significativa. Obviamente que la alternativa no será (no sería bueno que fuese) del tipo de la creada por la Revolución rusa. Pero tendrá que ser una alternativa clara. Mostrar esto fue el gran mérito de la Revolución rusa.

Publicado por Con Nuestra América en 6:57 a. m.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Cumbre mundial de Premios Nobel de Paz en Bogotá y los interrogantes cruciales para la paz

Cumbre mundial de Premios Nobel de Paz en Bogotá y los interrogantes cruciales para la paz

         
10/02/2017
Opinión
premios_nobel_en_bogota_mobile.jpg
Premios Nobel por la paz en Bogotá
"Lo que parecía imposible lo hicimos posible, dijo Juan Manuel Santos, presidente de Colombia y premio Nobel de Paz 2016.  Y agregó: “El conflicto que nos costó 8 millones de víctimas y más de 220.000 muertos ha terminado. Y de esto se trata la paz: de dar una oportunidad a quien acudió a medios violentos para expresar su rebeldía de pasar al diálogo; de cambiar el odio por la reconciliación, y al mismo tiempo hacer valer los derechos de las víctimas. Esas víctimas que nos enseñaron a los colombianos que es posible perdonar. Ahora Colombia se enfrenta a un futuro promisorio sin el lastre del conflicto armado".

Así fue la abertura de la XVI Cumbre Mundial de Premios Nobel de Paz que se ha realizado en Bogotá, por primera vez en Latinoamérica, desde el día 2 de febrero hasta el día 5 de febrero, un evento de impacto mundial para respaldar el proceso de paz y también poner algunos interrogantes cruciales para Colombia.

José Ramos Horta, Nobel de Paz en 1996 por luchar contra la opresión de Indonesia en su país, Timor Oriental, fue el primero en referirse al tema crucial de la paz en Colombia. Recordó que hace dos décadas visitó Colombia, y que entonces su misión era buscar la libertad de 15 rehenes del ELN. Ahora, nota a un país diferente: “las armas han callado, la paz es ahora una realidad”.

Movido por ese cambio y según su experiencia de reconciliación, Ramos pidió durante el encuentro que aquellos que no confían en la paz de Colombia, como sucedió con los timorenses que se aliaron con los invasores, den la oportunidad de disfrutar la armonía, incluso con los tropiezos que acarrea.

 “Sé cuán difícil es perdonar a los que violaron, torturaron y asesinaron, y más difícil será borrar las pesadillas, los recuerdos, el dolor que vimos y sentimos”, expresó, pero advirtió que la vida debe continuar y que eso no lo permitirá nunca el deseo de venganza. “Esta es una orden única para que la paz sea una realidad en Colombia”, concluyó Ramos Horta.

tawakkol_karmah_mobile.jpg

“Ustedes nos están enseñando a todos los ciudadanos del mundo que se puede dejar a un lado la lucha y la guerra”, continuó Tawakkol Karman, periodista yemení de 32 años, madre de 3 hijos, y la primera mujer árabe en recibir el Premio Nobel de la Paz.

Con una emoción que despertó los aplausos del auditorio de Corferias, en Bogotá, la mujer le dijo a los colombianos: “ustedes no son víctimas, ustedes son héroes y la historia los va a mencionar a futuro. Mencionará el sacrificio que están haciendo por la paz, y no por la venganza”.

Oscar Arias

Por último, Óscar Arias, expresidente de Costa Rica y Nobel en 1987, dijo que Colombia se transforma en una luz para el mundo y auguró que llegará el día en que las negociaciones de paz se estudiarán en las clases de escuelas. “Se escribirá como el capítulo de un pueblo que alcanzó la paz, esa paz que no solo logró desplegar sus alas, sino que logró echar raíces”, añadió Arias.

“Quiero ver a los niños con un libro bajo su brazo, que con un rifle sobre su hombro”, dijo Óscar Arias en su discurso de inauguración, en la 16 Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz.

Es un duro llamado a Colombia para que las Farc cumplan con los acuerdos de paz y liberen todos los niños, niñas y adolescentes soldados en sus filas.

La comunidad internacional se une a este llamado de presión de Oscar Arias, son totalmente insuficientes las liberaciones de 13 niños/as y adolescentes en septiembre de 2016, como he comentado personalmente a Anne-Lise Robin, Oficial de Asuntos Políticos de la Oficina de la Representante Especial del Secretario General para los niños y conflictos armados, Leila Zerrougui – ver mi video entrevista exclusiva (1).

La académica de la Universidad Javeriana de Bogotá, Patricia Muñoz dijo que la decisión de devolver a los menores reclutados – anunciada el pasado 29 de enero de 2017 - fue el “resultado de una combinación de factores”: “Esos hechos sobre los que la sociedad civil se pronuncia y los partidos empiezan a pensar en implementar medidas resultan importantísimos para presionar a los actores responsables del cumplimiento de los acuerdos”, afirmó Muñoz.

Sara Oviedo, miembro del Comité de Naciones Unidas de Derechos del Niño, ha lanzado un fuerte llamado de atención al Presidente Santos sobre la situación de los niños y niñas reclutados por las Farc y todavía no liberados en el proceso de paz (2).

Paz, diversidad e inclusión

Con la participación de Rigoberta Menchú, Jody Williams y la iraní Shirin Ebadi se abrió el panel de “Paz, Diversidad e Inclusión” de la Cumbre de los Nobel. Fue la oportunidad para que laureados y activistas contaran los motivos que los llevaron a defender los derechos humanos.

Ebadi, quien vivió en carne propia la persistente violación de los derechos de la mujer, a manos de los radicales musulmanes, narró cómo se convirtió en una importante líder social hace más de 30 años.

“En 1979, los fanáticos religiosos se tomaron Irán. Desde entonces, la mujer perdió todas sus libertades, al punto de que si mostraba el cabello, como lo hago hoy, serían enviadas a prisión y azotadas 88 veces, según una interpretación de la ley religiosa”, contó.

Y agregó, “no me podía quedar con los brazos cruzados. Yo era abogada, así que estudié el islam, y me di cuenta de que la interpretación de los fanáticos era la equivocada. Luego escribí libros en todos los idiomas, estudié y defendí a las mujeres; hoy lo sigo haciendo, y seguiré”.

A estas palabras, que recibieron los aplausos de más de 400 espectadores, se sumó la guatemalteca Rigoberta Menchú, quien definió la muerte de su padre, Vicente, como el punto de partida en su defensa de los indígenas.

“Este 2017 cumplo 25 años como nobel de Paz, y todavía tengo presente que no estoy aquí por ser una víctima, sino porque cuando quemaron vivo a mi padre trataron de mentirme, de decirme que él se había incinerado con otras 36 personas. Yo quería la verdad, la verdad legítima, a la que tenemos derecho. Y trabajé por ella hasta convertirme en una científica social”, recordó Menchú.

Por otra parte, la laureada en 1997, Jody Williams, en vez de relatar su experiencia en la Campaña de Desminado Mundial, hizo un llamado para que los jóvenes no se quedaran de brazos cruzados ante la injusticia.

“Es fácil concentrarnos en la segregación que se vive hoy en Estados Unidos, todos los medios apuntan hacia allí, pero qué pasa en el interior de Colombia. ¡Jóvenes de este país, los invito a involucrarse con el activismo, con el feminismo, ahí es cuando empieza la lucha por la igualdad!”, dijo Williams, agregando "No se queden esperando a que el Gobierno actúe porque si lo hacen, las cosas no cambiarán de la forma en que esperan. Hay que actuar, hay que ejercer la democracia, y aquí el papel de la mujer es fundamental, tenemos que hacer valer nuestros derechos y nuestra forma de concebir el mundo”.

Al respecto la congresista Ángela Robledo (Alianza Verde), co-presidenta de la Comisión de paz del Congreso de la Republica, considera que “es alarmante el asesinato, las amenazas, el hostigamiento y los ataques a líderes sociales en todo el país, tal como lo denunciamos la semana pasada en la audiencia pública ¡No más crímenes contra la paz!, realizada con mis colegas congresistas, Alirio Uribe, Iván Cepeda, Víctor Correa, Inti Asprilla, John Jairo Cárdenas y Alberto Castilla”.

shirin_edadi.jpg



El coraje de Shirin Ebadi que desafió el Presidente Uribe

La activista iraní Shirin Ebadi, ganadora del Nobel de Paz de 2003, recomendó a Colombia que la sociedad resarza a las víctimas y acepte a quienes fueron guerrilleros para que haya una verdadera reconciliación en el país después de más de medio siglo de conflicto armado. "En un proceso de paz es totalmente natural y necesario que la sociedad acepte a hombres, mujeres y niños de la guerrilla para que regresen a ella (la vida normal). También, es obligatorio que todas las víctimas reciban reparación por los sucesos que les afectaron en el conflicto armado", afirmó Ebadi en una entrevista con Efe en Bogotá.

Ebadi recalcó que la situación de Irán en 2003, cuando ganó el Nobel, fue muy diferente a la de Colombia, pues en su país no había grupos armados que asesinaran a la gente sino que era el Gobierno quien perpetraba las masacres.

Del mismo modo, envió un mensaje a la población colombiana y al Gobierno para pedirles que no olviden los acontecimientos que tuvieron lugar en los años que el conflicto armado azotó Colombia.

"Lo más importante es recordarle a la gente lo que pasó en los últimos 50 años. No queremos olvidar lo que pasó en ese tiempo, porque si lo hacemos se va a repetir algún día", agregó.

Shirin Ebadi fue galardonada con el Nobel de Paz por sus esfuerzos por defender la democracia y los derechos humanos, lo que la convirtió en la primera iraní y la primera musulmana en recibir el galardón.

Hay que recordar que Shirin Ebadi en 2004 fue directamente al Palacio presidencial de Nariño para enfrentar el Presidente Uribe para exigir el respeto y la protección de los defensores de derechos humanos. Frente a “falta de garantías”, Shirin Ebadi organizó el Congreso Mundial de la Federación Internacional de Derechos Humanos FIDH en Quito y no en Bogotá como era anteriormente programado.

Kailash Satyarthi compara los gastos militares con lo que se invierte en infancia

Para Kailash Satyarthi, premio nobel del 2014, el mundo hace demasiadas promesas sobre los niños, pero estas no se cumplen. La explicación la encuentra cuando expone que en el globo se invierten 1,8 trillones de dólares en defensa y guerra cada año, mientras el gasto en los niños no es ni una cuarta parte de eso. El mundo debe indignarse con la cifra, apuntó el indio, que ha sacado de la esclavitud a 85.000 niños.

La observación se dio en el panel de “paz y educación”, que también invitó a expertos como Marcelo Kohen, profesor del Instituto Internacional de Derecho (organización laureada en 1904), y Ouided Bouchamaoui (Túnez, laureada en el 2015 dentro del llamado Cuarteto de Túnez).

 “El hombre ya está llegando a Marte, pero todavía hay niñas prostitutas y niños que trabajan en las minas. Principalmente son los jóvenes del mundo los que tienen que cuestionar a sus Gobiernos por qué no priorizan los niños”, comento Satyarthi.

El llamado de Kailash Satyarthi tiene un duro impacto en Colombia donde la desigualdad y la ausencia de políticas públicas provocan miles de niños/as muertos por hambre. En ocasión del balance de la Ley de Infancia (2006-2016) realizado el 22 de noviembre de 2016, la senadora Maritza Martínez (Partido de la U) dio cifras alarmantes sobre la situación de la niñez en Colombia. 10.652 niños han sido asesinados en Colombia, 4.604 niñas violadas por año según medicina legal, 44 niños violentados diariamente, 260 niños han muerto de física hambre, 65.634 fallecieron por causas nutricionales y el 14 % de niños adolescentes se encuentra trabajando. Todas estas cifras van en ascenso, la situación es desgarradora, afirmó la senadora Maritza Martínez Aristizábal (3).

Concluyendo, la líder indígena Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz 1992, destacó la importancia de que la paz sea una “política pública” y llamó a que los jóvenes sean “mediadores de diálogo”. “Seamos responsables e invitemos al mundo para que la paz sea una política pública”, afirmó Menchú en la clausura de la XVI Cumbre Mundial de Premios Nobel de Paz. “El mejor ejemplo que podemos dejar a los niños y jóvenes es que no desmayen, que luchen, que construyan, porque hemos llorado y hemos sufrido, sin embargo vemos que vale la pena soñar y vale la pena ver que el futuro no nos pertenece, sino que es un legado lo que tenemos que dejar”, agregó Rigoberta Menchú.

Notas

  1. https://diversidadenmovimiento.wordpress.com/2016/11/21/entrevista-a-anne-lise-robin-oficina-de-la-representante-especial-del-secretario-general-para-los-ninos-y-conflictos-armados-leila-zerrougui-de-morsolin-c/

  1. http://www.alainet.org/es/articulo/179978

  1. http://www.maritzamartinezaristizabal.com/single-post/2016/11/22/La-tr%C3%A1gica-realidad-de-la-ni%C3%B1ez-en-Colombia

Cristiano Morsolin, investigador y trabajador social italiano radicado en Latinoamérica. Desde 2001 trabaja en proyectos de cooperación internacional en Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia y Brasil. Co-fundador del Observatorio sobre Latinoamérica SELVAS de Milán. Actualmente colabora con la Universidad del Externado de Colombia y la Universidade Estadual de Maringa (Brasil). Autor de varios libros, analiza la relación entre derechos humanos, movimientos sociales y políticas emancipadoras.


10 febrero de 2017

















http://www.alainet.org/es/articulo/183450

¡Cuidado! Vargas Lleras quiere emular a Trump Fernando Dorado

¡Cuidado! Vargas Lleras quiere emular a Trump

         
10/02/2017
Análisis
trump_y_vargas_lleras.jpg
Hoy todo está patas arriba. Trump, un multimillonario xenófobo, es –supuestamente– el gran enemigo de Wall Street y Frankfurt. Los trabajadores afectados por la globalización neoliberal y derrotados por el capitalismo salvaje, en los EE.UU. y Europa se apoyan en los populistas de derecha (Trump, Le Pen, etc.) que lo único que les pueden ofrecer son muros de contención para los inmigrantes o la expulsión de los mismos. Mientras tanto, la izquierda liberal no sabe qué hacer y al interior de los movimientos sociales, populares y libertarios, recién se inicia el debate sobre qué camino coger. La confusión es mayúscula.  

En Colombia, el vicepresidente Vargas Lleras inició su campaña electoral estimulando el nacionalismo contra los venezolanos. Empoderado y alentado por el presidente Santos para andar por ciudades y pueblos –con chequera en mano y coscorrones a granel– entregando soluciones de vivienda como si salieran de su bolsillo, va construyendo su entramado electoral con políticos corruptos y toda clase de contratistas mientras el resto del gobierno trata de contener las críticas acudiendo al argumento de “la defensa de la paz”.  

Vargas Lleras quiere emular a Trump y arrebatarle la bandera derecho-populista a Uribe, quien construyó gran parte de su capital político atacando a Chávez y al proyecto bolivariano. Pero éste no se había atrevido a agredir al pueblo venezolano en el entendido de que en los últimos 30 años, el hermano país recibió, alojó, trató bien y nacionalizó a millones de colombianos. Además, Uribe sabe que los recientes migrantes venezolanos no simpatizan con el actual régimen de Maduro y, por tanto, en vez de ser rechazados deben ser atraídos.

Sin embargo, los intentos por revivir en Colombia el populismo de derecha, que ya tuvo su auge temporal durante los dos gobiernos de Uribe, no van a prosperar. Eso creemos. La amenaza “castro-chavista”, bandera de los guerreristas, ya no asusta tanto. Los escándalos de corrupción político-administrativa que –con el caso de Odebrecht– han rebosado la copa, afectando a uribistas y santistas, y la acertada decisión de un sector de los demócratas de centrar sus acciones en ese tema, aglutinan la atención de la población cansada de la demagogia “pacifista”.

No obstante hay que afinar la estrategia. ¡Hay que tener mucho cuidado! Debemos tener en cuenta que la base económica y social del populismo de derecha en nuestra sociedad es muy diferente. Aquí el peso de las economías criminales (unas legales y otras no) es enorme. La minería a gran escala y a cielo abierto, la producción y tráfico de narcóticos y otras “drogas ilícitas”, el tráfico ilegal de insumos, armas y personas, los juegos de azar, la prostitución a diferentes escalas, la pornografía virtual y real, los turismos ilegales e informales de nuevo tipo, las economías informales (moto-taxismo, venta de minutos, ventas ambulantes, e infinidad de formas de rebusque que se apoyan en la corrupción e ineficacia del Estado, etc.), hacen parte de nuevas formas de acumulación e irrigación de capital, y generan sectores sociales descompuestos, “burguesías emergentes” que no tienen escrúpulos y tienen mentalidad mercenaria. Además, sabemos que al final, todas esas ganancias de esa economía parásita siempre “llega” a los bancos e instituciones financieras de las metrópolis híper-desarrolladas.

Por otro lado, el despojo de territorios y riquezas a cargo de conglomerados transnacionales y “nacionales”, y en medio de ello, la reaparición de nuevas formas de economías de pequeños y medianos productores (del campo y de la ciudad), exigen nuevos enfoques en la investigación de nuestras realidades y nuevas miradas que capten la complejidad de un desarrollo socio-económico y cultural que, a más de contradictorio, es caótico y turbulento.

Lo que se observa a simple vista (no hay estadísticas) es que esas “economías” –incluyendo todo el aparataje financiero que se mueve alrededor de préstamos y refinanciaciones de préstamos (caso de los créditos de libranza)– logra que de una forma algo artificial y artificiosa, la gente –de todas las clases y estratos–, mueva “billete” a diestra y siniestra. Decenas de centros comerciales son construidos aceleradamente en ciudades, pueblos y localidades de Bogotá y el auge constructor de vivienda mantiene su ritmo. Pareciera que más quebrado está el Estado que la gente misma. Y además, ese Estado no sabe cómo quitarle ese dinero, sobre todo a “los de abajo”, mientras en las grandes ciudades se generaliza la inseguridad y criminalidad que es la respuesta de una juventud que no tiene oportunidades de educación y/o empleo digno.

Es indudable que la actual crisis fiscal del Estado, acrecentada por el impacto de la corrupción político-administrativa va a convertirse en mayores impuestos (directos e indirectos) sobre todo para los trabajadores y medianos empresarios formales, pero ese otro gran espectro económico ilegal y hasta criminal, seguirá siendo una especie de colchón de amortiguamiento que evita la profundización de una crisis general que afecte a toda la población por parejo. Es la particularidad de este país, que no es fácil de encuadrar ni de entender.

Frente al desorden y el caos de la economía, de la sociedad y del Estado, la mayoría de la población está pidiendo “mano fuerte”. Los demócratas deben tomar atenta nota de esa situación. El populismo de derecha siempre ha utilizado ese argumento para crecer y consolidar su política. La izquierda liberal nunca resolvió ese problema por temor a afectar los llamados “derechos humanos”. Se requiere mucha firmeza para impulsar un proceso de moralización de la sociedad y entender que hay que empezar por la cabeza, por los grandes cabecillas de la corrupción y de la economía criminal (transnacional).

No se puede repetir la caricatura de Mockus que se empoderó con la consigna de la lucha contra la corrupción y cuando estaba de cara a la Presidencia, centró su política en la “corrupción” del tendero que no paga el IVA o la del peatón que viola las normas de tránsito. Hoy y siempre el desorden lo ponen “los de arriba”. Por allí toca empezar a barrer la casa.

Bogotá, 10 de febrero de 2017

E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado







http://www.alainet.org/es/articulo/183451