miércoles, 29 de marzo de 2017

Manifiesto por la dignidad de Venezuela REDH La Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad condena la reutilización de la OEA como agente interventor y pide la remoción de su Secretario General e Estados Unidos se conformó como nación independiente se propuso ejercer un dominio total sobre el resto del territorio americano, al que unilateralmente consideró como vital para la salvaguardia de sus intereses. No siempre lo ha logrado. El espíritu de rebeldía incoado en el alma de los habitantes de estas tierras desde que nos enfrentamos al primer invasor español, al primer violador de mujeres aborígenes, al primer saqueador de nuestras riquezas, al primer esclavista, al primer cura doctrinero que intentó someter nuestras conciencias, a la primera Cédula de un rey desconocido y, más tarde, a los sucesivos grupos oligárquicos que luego de la muerte de Bolívar se enseñorearon del poder, ha logrado de tanto en tanto imponerse y hacer triunfar la voluntad y la dignidad de los pueblos sobre las fuerzas que intentan someterlo. Sin embargo, cada vez que las oligarquías se han impuesto, Estados Unidos ha actuado siempre como el amo titiritero. Ninguno de esos grupos de poder ha obrado sin su voluntad, sin su respaldo o sin su intervención militar, política y/o económica. Intervenciones para las que además se han creado mamparas legales muy convenientes, desde la Unión Panamericana hasta la OEA que han combatido ferozmente y hecho fracasar cualquier otro intento de ordenar nuestro mundo de acuerdo a las esperanzas de los pueblos. Hoy la Venezuela Bolivariana está siendo objeto de un nuevo intento de derrocamiento del gobierno legítimo que desde hace 18 años y tras sucesivos triunfos electorales, conduce nuestro país hacia destinos de soberanía y justicia. Este nuevo intento representa un paso más en el plan de restauración del control del continente que Estados Unidos requiere hoy para el mantenimiento de su supremacía global. Esta vez se vale de su ministerio de colonias, la OEA, como una vez lo hizo contra la Cuba revolucionaria, y lo hace a través del más descarado de los sirvientes que pudo encontrar: el uruguayo Luis Almagro, quien comprobadamente está bajo su “cálido” servicio desde que dirigía la política exterior en su país. La iniciativa adoptada por Almagro ya había sido develada por el propio Plan del Comando Sur “Freedom 2” y constituye un paso adelante de la Orden Ejecutiva de Obama. En las actuales circunstancias en las que el orden mundial se le escapa de las manos al imperio del norte, a Washington no le importa mucho sacrificar invisibilidad a cambio de celeridad. Necesita con urgencia acabar con los “malos ejemplos” que enseñan que hay un camino alternativo a su plan de dominio total, y llega al extremo de exhibir sus métodos mafiosos amenazando con cortar ayudas financieras a aquellos países que en el seno de la OEA se pronuncien en defensa de Venezuela. Desgraciadamente le están facilitando esta tarea un grupo de venezolanos y venezolanas que desdiciendo y traicionando nuestra historia de resistencia y de luchas heroicas por la libertad, van por el mundo vendiendo la patria y su alma al que primero se atreva a ordenar la intervención del país, sin que les importe cargar con la responsabilidad histórica de la destrucción de su propio pueblo a cambio de las migajas que les dejen los conglomerados financieros y militares que sirven al imperio. Como Miranda estamos convencidos y convencidas de que no puede construirse nada sólido ni estable en un país, si no se alcanza antes la independencia absoluta, y para ello es hoy más urgente que nunca consolidar la unión de nuestros pueblos. ¿Hasta cuándo seguiremos manteniendo la mampara imperial de la OEA, existiendo como existen organizaciones propias como la CELAC, UNASUR y el ALBA? ¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que traidores como Almagro se entronicen en cargos desde los cuales, al igual que su homónimo conquistador, intentan arrodillar a los pueblos libres y ponerlos al servicio de los nuevos emperadores? Creemos estar plenamente justificados en pedir la remoción inmediata del señor Luis Almagro como secretario General de la OEA y que ésta reduzca su accionar a un papel de intermediadora entre las dos Américas. En su defecto, los gobiernos de Nuestra América deberán dar por concluido el ciclo vital de esa institución. Es hora de hacer respetar la dignidad de los pueblos y de mantener erguidas las cabezas. Es hora de no volver a permitir que se enloden los avances de los pueblos bajo toneladas de calumnias mediáticas y campañas de desprestigio. Es la hora de la unidad, de la lucha, de la batalla y de la victoria definitiva sobre los siniestros designios del imperialismo. Caracas, 28 de marzo de 2017 http://www.movimientos.org/es/content/manifiesto-por-la-dignidad-de-venezuela ************************************* Minga Informativa de Movimientos Sociales http://movimientos.org/ Suscripciones: http://listas.movimientos.org/listas/subscribe/pasavoz Desuscripciones: http://listas.movimientos.org/listas/signoff/pasavoz Problemas con subscripciones a la lista:

Manifiesto por la dignidad de Venezuela

REDH

La Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad condena la reutilización de la OEA como agente interventor y pide la remoción de su Secretario General


“En la elaboración de la estrategia de los Estados Unidos, se supone que debemos mantener nuestro papel preestablecido de liderazgo imparcial en la OEA. Esto significa limitar la visibilidad de los EEUU en la OEA, jugar nuestro rol detrás de las escenas en la medida en que sea posible. Alentar a los latinoamericanos para que tomen la iniciativa pero, si es necesario, hacerles sugerencias, tomando nuestras propias iniciativas en función de todos los problemas de importancia para nosotros”.

Informe confidencial elaborado por el Grupo de Trabajo Inter-agencial sobre Chile, conformado por orden de Richard Nixon para elaborar propuestas de sanciones y presiones dirigidas a derrocar al Presidente Allende.


De todos y todas es conocido, y ha sido históricamente comprobado, que desde que Estados Unidos se conformó como nación independiente se propuso ejercer un dominio total sobre el resto del territorio americano, al que unilateralmente consideró como vital para la salvaguardia de sus intereses.

No siempre lo ha logrado. El espíritu de rebeldía incoado en el alma de los habitantes de estas tierras desde que nos enfrentamos al primer invasor español, al primer violador de mujeres aborígenes, al primer saqueador de nuestras riquezas, al primer esclavista, al primer cura doctrinero que intentó someter nuestras conciencias, a la primera Cédula de un rey desconocido y, más tarde, a los sucesivos grupos oligárquicos que luego de la muerte de Bolívar se enseñorearon del poder, ha logrado de tanto en tanto imponerse y hacer triunfar la voluntad y la dignidad de los pueblos sobre las fuerzas que intentan someterlo.

Sin embargo, cada vez que las oligarquías se han impuesto, Estados Unidos ha actuado siempre como el amo titiritero. Ninguno de esos grupos de poder ha obrado sin su voluntad, sin su respaldo o sin su intervención militar, política y/o económica. Intervenciones para las que además se han creado mamparas legales muy convenientes, desde la Unión Panamericana hasta la OEA que han combatido ferozmente y hecho fracasar cualquier otro intento de ordenar nuestro mundo de acuerdo a las esperanzas de los pueblos.

Hoy la Venezuela Bolivariana está siendo objeto de un nuevo intento de derrocamiento del gobierno legítimo que desde hace 18 años y tras sucesivos triunfos electorales,  conduce nuestro país hacia destinos de soberanía y justicia. Este nuevo intento representa un paso más en el plan de restauración del control del continente que Estados Unidos requiere hoy para el mantenimiento de su supremacía global. Esta vez se vale de su ministerio de colonias, la OEA, como una vez lo hizo contra la Cuba revolucionaria, y lo hace a través del más descarado de los sirvientes que pudo encontrar: el uruguayo Luis Almagro, quien comprobadamente está bajo su “cálido” servicio desde que dirigía la política exterior en su país.

La iniciativa adoptada por Almagro ya había sido develada por el propio Plan del Comando Sur “Freedom 2” y constituye un paso adelante de la Orden Ejecutiva de Obama. En las actuales circunstancias en las que el orden mundial se le escapa de las manos al imperio del norte, a Washington no le importa mucho sacrificar invisibilidad a cambio de celeridad. Necesita con urgencia acabar con los “malos ejemplos” que enseñan que hay un camino alternativo a su plan de dominio total, y llega al extremo de exhibir sus métodos mafiosos amenazando con cortar ayudas financieras a aquellos países que en el seno de la OEA se pronuncien en defensa de Venezuela.

Desgraciadamente le están facilitando esta tarea un grupo de venezolanos y venezolanas que desdiciendo y traicionando nuestra historia de resistencia y de luchas heroicas por la libertad, van por el mundo vendiendo la patria y su alma al que primero se atreva a ordenar la intervención del país, sin que les importe cargar con la responsabilidad histórica de la destrucción de su propio pueblo a cambio de las migajas que les dejen los conglomerados financieros y militares que sirven al imperio.

Como Miranda estamos convencidos y convencidas de que no puede construirse nada sólido ni estable en un país, si no se alcanza antes la independencia absoluta, y para ello es hoy más urgente que nunca consolidar la unión de nuestros pueblos. ¿Hasta cuándo seguiremos manteniendo la mampara imperial de la OEA, existiendo como existen organizaciones propias como la CELAC, UNASUR y el ALBA? ¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que traidores como Almagro se entronicen en cargos desde los cuales, al igual que su homónimo conquistador, intentan arrodillar a los pueblos libres y ponerlos al servicio de los nuevos emperadores?  Creemos estar  plenamente justificados en pedir la remoción inmediata del señor Luis  Almagro como secretario General de la OEA y que ésta reduzca su accionar a un papel de intermediadora entre  las dos Américas.  En su defecto, los gobiernos de Nuestra América deberán dar por concluido el ciclo vital de esa institución.

Es hora de hacer respetar la dignidad de los pueblos y de mantener erguidas las cabezas. Es hora de no volver a permitir que se enloden los avances de los pueblos bajo toneladas de calumnias mediáticas y campañas de desprestigio. Es la hora de la unidad, de la lucha, de la batalla y de la victoria definitiva sobre los siniestros designios del imperialismo.

Caracas, 28 de marzo de 2017





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martes, 28 de marzo de 2017

La crisis de la democracia en el neoliberalismo Emir Sader

La crisis de la democracia en el neoliberalismo

Emir Sader

ALAI AMLATINA, 27/03/2017.- Un elemento que se ha globalizado rápidamente ha sido el de la crisis de la democracia. En Europa, que se enorgullecía de sus sistemas políticos, las políticas de austeridad han promovido la generalizada deslegitimación de esos sistemas, centrados en dos grandes partidos. Cuando ambos asumieron esas políticas económicas anti-sociales, han entrado en crisis acelerada, perdiendo votos, intensificando el desinterés político por las elecciones, dado que esos dos partidos promueven políticas similares. Han empezado a surgir alternativas –en la extrema derecha y en la misma izquierda- que ponen en shock a esos sistemas: por la derecha de forma autoritaria, por la izquierda buscando el ensanchamiento y la renovación de las democracias.

Hasta que la crisis de las democracias dio un salto con el Brexit y con la elección de Donald Trump en los EEUU. En Gran Bretaña, los dos partidos tradicionales fueron derrotados en una decisión crucial para el futuro del país y de la misma Europa, con la decisión mayoritaria de salida de la Unión Europea. Lo cual refleja cómo esos dos partidos no han sabido entender el malestar de gran parte de la población –incluso de amplios sectores de la misma clase trabajadora- respecto a los efectos negativos de la globalización neoliberal. Los trabajadores, electores tradicionales del Partido Laborista, concentraron su voto por el Brexit, en contra de la decisión de ese partido y terminaron decidiendo la votación.

En EEUU la victoria de un candidato outsider, que, para ganar, no solo enfrentó al Partido Demócrata sino también a los grandes medios, a la dirección de su propio partido, a los formadores de opinión. El triunfo de Trump representó una derrota para los dos partidos como expresiones de la voluntad organizada de los norteamericanos.

Por todas partes la democracia tradicional hace agua. Los partidos tradicionales pierden aceleradamente apoyos, las personas se interesan cada vez menos por la política, votan cada vez menos, los sistemas políticos entran en crisis, ya no representan a la sociedad. Es la democracia liberal, que siempre se autodefinió como “la democracia”, la que entra en crisis, bajo el impacto de la pérdida de legitimidad de gobiernos que han asumido los proyectos antisociales del neoliberalismo y de la misma política, corrompida por el poder del dinero, que en el neoliberalismo invade a toda la sociedad, incluso a la misma política.

En América Latina, dos países que habían fortalecido sus sistemas políticos, mediante gobiernos y liderazgos con legitimidad popular, como Argentina y Brasil, han retrocedido hacia gobiernos que pierden –o nunca han tenido– apoyo popular. El mismo sistema político sufre con gobiernos que han hecho promesas o han sido elegidos con programas distintos a los que ponen en práctica. El programa neoliberal de ajustes fiscales profundiza la crisis de legitimidad de los gobiernos y de los mismos sistemas políticos.

La concepción que preside al neoliberalismo, que busca transformar todo en mercancía, llegó de lleno a la política, con sus financiamientos privados, con campañas adecuadas a servicios de marketing, con millonarias actividades que hacen de las campañas un despliegue de piezas publicitarias casi al estilo de cualquier otra mercancía. Por otra parte, gobiernos copados de ejecutivos privados los hacen cada vez más parecidos a empresas, por el personal y por la concepción que preside a gobiernos con mentalidad de mercado.

La era neoliberal es así la era del agotamiento del sistema de las democracias liberales. Los agentes que le daban legitimidad – parlamentos con representación popular, partidos con definiciones ideológicas, sindicatos y centrales sindicales fuertes, dirigentes políticos representantes de distintos proyectos políticos, medios de comunicación como espacio relativamente diversificado de debates – se han vaciado, dejando al sistema político y a los gobiernos suspendidos en el aire. El desprestigio de la política es la consecuencia inmediata del Estado mínimo y de la centralidad del mercado.

La crisis de las democracias se ha vuelto uno de los temas que se extienden de los EEUU a la América Latina, pasando por Europa y por Asia. Ya no se trata de reivindicar un sistema que se ha agotado, sino de construir formas alternativas de Estado, de sistemas políticos y de representación política de todas las fuerzas sociales.   

Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).



 

 
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Agencia Latinoamericana de Informacion

miércoles, 22 de marzo de 2017

ALGUNOS CONGRESISTAS ACTUARON EN FUNCIÓN DE SUS INTERESES: TODD HOWLAND

ALGUNOS CONGRESISTAS ACTUARON EN FUNCIÓN DE SUS INTERESES:
TODD HOWLAND

El representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos lleva más de cinco años en Colombia, ha acompañado el proceso de paz con las Farc y visto la transformación del país en materia de derechos humanos. Esta semana su oficina entregó un agridulce informe anual en la materia, en el que pide a la Corte Penal Internacional aclarar si cree que la interpretación del Congreso sobre la Jurisdicción Especial de Paz cumple con las obligaciones internacionales del Estado.

ENTREVISTA, Alfredo Molano Jimeno / @AlfredoMolanoJi

Todd Howland, representante en Colombia de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

¿Qué lectura tiene del acto legislativo de la Jurisdicción Especial de Paz que el Senado aprobó esta semana?

Algunos congresistas actuaron en función de sus intereses. Y lo grave es que son funcionarios públicos y deben respetar las obligaciones que el Estado tiene en materia de derechos humanos. Para nosotros lo que ha ocurrido con la ley de amnistía o el acto legislativo de la JEP es que se han puesto a consideración de intereses distintos a los derechos humanos. Pero se equivocan quienes creen que los pueden burlar, los derechos humanos son una obligación constitucional del Estado colombiano. Es cierto que para las partes en conflicto fue incomodo acordar el sistema de justicia, pues los mandos que tienen responsabilidades en crímenes eran reacios a afrontar el tema, pero finalmente lo lograron. En la mesa de diálogos trabajamos para cumplir los estándares internacionales. Al final se consiguió algo que no es perfecto, pero no está mal. Eso llevo años de trabajo. Fue un esfuerzo muy grande para que después en el Congreso no se lo tomen en serio. Lo que sacó adelante ese esfuerzo fue el interés por los derechos de las víctimas y ahora los congresistas hicieron como si nada hubiera ocurrido en Cuba.

Lea también: Lo que necesita saber sobre la Justicia Especial para la Paz

¿A qué se refiere?

A que desconocieron el acuerdo, el esfuerzo que hicimos para que las partes aceptaran asumir sus responsabilidades. El problema, a mi juicio, es que se ha mal interpretado el concepto de justicia transicional. No hay beneficios para los violadores de los derechos humanos, hay beneficios para la sociedad. Y el Congreso no lo ha visto así, sino que se ha dedicado a pensar en los beneficios que se les ofrecen a los responsables de crímenes. Pusieron los intereses particulares por encima del interés público. No se puede ver a la JEP como una feria de beneficios, no. Los responsables de crímenes tienen que hacer obras que para la sociedad tienen que hacer acciones de reparación y reconciliación. Ese es el concepto. El Congreso no lo entendió. No me gusta desempeñar el papel de quien señala diciendo que no se cumplen los estándares internacionales, pero esto no salió bien. La justicia transicional es un mecanismo para enfrentar un problema que ha sido innegable para una sociedad y un Estado. Lo triste es que no se haya entendido el valor del sistema que se creó, y que se haya visto como una feria de regalos de Navidad. El trabajo del Congreso no es dar regalos por intereses particulares. No saben si servir a intereses particulares o intereses de la sociedad.

Usted dijo que es probable que la Corte Constitucional tome decisiones de fondo respecto a la reforma constitucional de la JEP. ¿Por qué lo piensa?

El espíritu del Acuerdo de Paz debe protegerse. Lo que no entiendo es por qué la gente piensa que la Corte Constitucional no va a tomar las riendas en este asunto. Los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario son parte de la Constitución colombiana. La Cruz Roja, la Corte Penal Internacional y nuestra oficina han advertido sobre los problemas del texto que se aprobó en el Congreso, así que no creo que vaya a pasar de agache el tema. La Corte Constitucional se toma en serio su papel como garante de la Constitución.

También hizo un llamado para que el Estado cumpla con los requerimientos de la CPI en cuanto al traslado de información...

Queremos que este proceso de paz funcione. Y es un hecho que eso depende del respeto por los derechos humanos. Así que para nosotros es importante que la CPI no vaya a intervenir en Colombia. Es mejor que el Acuerdo de Paz se implemente correctamente para que la CPI no se interese en Colombia. Y es natural que hoy ellos tengan los ojos puestos en Colombia, lo mejor para el país es que se avance en el respeto del Derecho Internacional.

Pero las críticas más fuertes señalan que es un acuerdo de impunidad...

Para eso está el elemento de la reparación, que implica que quienes han cometido violaciones a los derechos humanos tienen que trabajar para mejorar a la sociedad colombiana. No es simplemente recibir pagos administrativos por parte del Estado. Los responsables de estos delitos no estarán gastando plata de la sociedad viviendo en una cárcel, sino que van a trabajar para llevar desarrollo a las zonas afectadas por el conflicto. Eso es innovador. Todo esto está encerrado en la idea de la no repetición. El Acuerdo de Paz tiene este objetivo, que no vuelva a ocurrir. Para esto las partes convinieron que debían darse cambios en la sociedad.

Cambios rurales, sustitución de cultivos ilícitos, combate a organizaciones sucesoras del paramilitarismo. Todo esto está en relación con la no repetición. Esos cambios, en áreas donde las Farc hicieron presencia histórica, son la parte más interesante del acuerdo. Esa es la garantía de no repetición.¿Cómo ve la manera en que el Congreso resolvió el tema de los terceros civiles?

El acuerdo es más amplio. Por ejemplo, en lo que tiene que ver con el financiamiento de grupos paramilitares, se dijo que era de competencia de la JEP. Y el Congreso hizo una reducción de una realidad dolorosa en Colombia, donde hubo empresarios que aprovecharon el conflicto armado para beneficiarse. Pagaron paramilitares para despojar tierra de campesinos y luego ampliaron sus negocios. Aunque entidades del Estado han avanzado en el diagnóstico del tema, lamentablemente ha habido muy pocas sentencias. De manera que pienso que el Acuerdo de Paz complementa el esfuerzo que se ha venido haciendo para esclarecer esta parte de la historia. Pero el Congreso redujo las posibilidades de que la JEP adelante casos de financiación por parte de terceros. Dijo el texto aprobado que si no se prueba la responsabilidad directa en crímenes graves no va a la JEP. El tema despierta preocupaciones en distintos sectores, en los empresarios. Obviamente en Colombia la extorsión ha sido un fenómeno amplio, pero no se pueden confundir con que hay quienes tienen responsabilidades en crímenes graves. Creo que ha habido confusión en torno a este tema, porque ni todos los empresarios han sido sólo víctimas, ni todos han sido victimarios. Hay un grupo pequeño de personas que se beneficiaron económicamente de la guerra. Y esto es parte de la historia de este país.

¿Qué piensa de la respuesta que ha dado el Gobierno sobre el asesinato de líderes?

Gran parte de los muertos este último año coinciden con la salida de las Farc de sus zonas históricas. Puede haber causas múltiples en los asesinatos, pero es importante que haya un cambio en la manera de enfrentar el problema. Es evidente que las muertes ocurren porque sale un actor que mantenía cierto orden inconstitucional claro, y sale la gente que vive en esos territorios, que queda expuesta. Lo que sí veo es que los esfuerzos del Estado, de la Fiscalía, son año a año más grandes. Cada vez se trata con mayor atención. La dificultad es que siempre se asume en tres niveles: ¿cómo va la Fiscalía?, bien pero puede mejorar; ¿cómo está la presencia de la Fuerza Pública?, es importante, pero no es la respuesta, y ¿cómo está trabajando la Unidad Nacional de Protección?, bien, pero no puede proteger a todos los pobladores de estas áreas. Sin embargo, es necesario tener una aproximación más integral al problema de los ataques contra defensores. Es importantes que por esto respondan otras entidades, como el consejero para el posconflicto, la agencia de renovación territorial, etc. Si hay cambios en la economía, en la inclusión de la población, va a bajar la violencia. Si se ve el problema desde la perspectiva de presencia de la Fuerza Pública, como un problema del Ministerio de Defensa, es una mirada errada.

Precisamente en el lanzamiento del informe hubo presencia de distintos sectores sociales y políticos, incluyendo un miembro del Secretariado de las Farc y un general de la Policía. ¿Qué tan difícil fue lograr esto?

Esa es una muestra del trabajo que hace la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Nuestro principio es trabajar con todos los sectores de la sociedad, porque todos fueron afectados por el conflicto armado. Incluyendo grupos armados, con quienes hicimos contactos para mediar en muchas situaciones. Así que la convocatoria no fue tan difícil. Lo que sí es sintomático es que esos sectores hayan querido sentarse a conversar en público a pesar de sus diferencias. Todos tienen interés en mejorar la situación de derechos humanos, desde los cocaleros hasta la Andi, pasando por los evangélicos o los jesuitas, la guerrilla y la Fuerza Pública.

Me dicen que incluso había invitado al Centro Democrático…

Sí, y tenían mucho interés en asistir. La reacción fue favorable. Creo que se está acabando el imaginario de que los derechos humanos es un asunto de la izquierda. Las diferencias políticas no deben ser un problema para los derechos humanos.

Este es un momento histórico por un proceso de paz que ha estado bien concebido. Usted lleva más de cinco años en Colombia, ¿ya es hora de regresar a Estados Unidos?

He puesto mucha energía en este país. Ha sido un desafío físico e intelectual. Este país tiene un ritmo vertiginoso. Periodistas todo el día. Crisis cada día. Madrugan, trasnochan. Yo no sé cuándo duermen los colombianos, y para una persona como yo, que aún estoy en un proceso contra la leucemia es importante dormir. Y el país es enorme, se necesita viajar de un lado a otro, con un elemento adicional, en Colombia hay una enfermedad que se llama reunionitis. Reuniones para todo, en todos lados. Aquí no hay descanso. Incluso he pensado por momentos que una de las razones por las que el conflicto ha durado tantos años es porque aquí no duermen, y por eso son menos tolerantes con el otro (risas). Normalmente uno está por tres o cuatro años en un país, y llevo cinco por la particularidad del proceso de paz, pues aunque con bajo perfil trabajamos mucho en los diálogos.

¿Y cómo va el tratamiento de su leucemia?

Aún estoy en eso. Estoy bien. Creo que voy a sobrevivir a la enfermedad y hasta pienso que Colombia me ha ayudado a sobrellevarla. Tanto trabajo, tantas situaciones que he vivido. Estoy mejor que cuando llegue. Y lo que tengo es agradecimiento con Colombia.

TOMADO DE WWW.ELESPECTADOR.COM. 18 MAR 2017 - 6:28 PM

ESTE MUNDO NUESTRO POR: WILLIAM OSPINA. 17 MAR 2017 - 11:11 PM

ESTE MUNDO NUESTRO
POR: WILLIAM OSPINA. 17 MAR 2017 - 11:11 PM

Para entender cuán difícil es la situación que afronta el mundo basta ver el desalentador entusiasmo de los medios de comunicación hace unas semanas, cuando se reveló que los científicos habían descubierto tres planetas posiblemente habitables a 38 años luz de distancia.

Nadie puede creer seriamente que eso represente una esperanza para la especie humana, que está maltratando este planeta donde todo es propicio para la vida, y alterando el equilibrio original con una eficiencia suicida.

Es verdad que Stephen Hawking ha dicho que al ritmo de nuestro consumo y de nuestro desperdicio necesitaremos muy pronto dos planetas como este, pero esa afirmación sólo puede entenderse como una ironía. 38 años luz para una especie que tardaría meses en llegar a Marte, y tres planetas vagamente habitables para una especie que no ha sabido cuidar su irrepetible paraíso natural, o son burbujas de la desesperación o son bromas siniestras. Pero sobre todo revelan la patética incoherencia de nuestro modelo de civilización.

En este mismo planeta, una enredadera de hermosas flores naranja con un cáliz púrpura como un ojo negro en su centro, la Susan black eye, llevada por capricho de un país a otro, ha terminado siendo una plaga invasora de los bosques tropicales; un pez llevado a Cuba de aguas lejanas terminó siendo un depredador incontrolable; una rana utilizada para exterminar no sé qué bichos termina proliferando e invadiendo todo; un caracol de hermosa concha trasladado para controlar otras criaturas termina siendo un peligroso portador de bacterias, y aún así alentamos la loca ilusión de que podremos colonizar otros planetas y sobrevivir gracias a ellos.

“Un animal absurdo que necesita lógica” llamaba Antonio Machado al ser humano. Qué extraño es que con nuestro talento y nuestro conocimiento sobre todo se nos ocurran locuras. Estamos en trance de sustituir una dieta con 50 siglos de seguro por los presurosos engendros de la ingeniería genética, que tiene el derecho de experimentar con altos o altisonantes propósitos, pero que tendría que esperar siglos de experimentos antes de infligirnos sus golosinas. Y aún más indignantes que sus experimentos son sus argumentos: todo lo hacen gobernados por el desvelo humanitario, la abnegada lucha contra el hambre y la desnutrición, cuando sabemos que una parte considerable de los alimentos que se producen en el mundo son destruidos para mantener los precios, o resultan inaccesibles para los pobres, o son destinados a la producción de alimentos más caros como la carne vacuna, o a la producción de biocombustibles.

Envilecer la dieta, alejarla cada vez más de sus beneficios nutritivos y saludables, es una de las tendencias más visibles de la prisa industrial. Ya es posible ver la película que revela cómo un mercader no sólo se apoderó del invento de las hamburguesas McDonalds aprovechando que sus inventores carecían de avidez comercial, sino que diseñó el negocio para que el cliente consumiera el producto en el menor tiempo posible, haciendo estudiosamente incómodo el espacio de venta.

Toda la industria alimenticia está concebida para que los alimentos que consumimos tengan que haber sido alterados por el proceso, encarecidos por el diseño, el empaque y la publicidad, deformados por la receta y el posicionamiento, subordinados a su condición de mercancía y convertidos en enemigos del medio ambiente con su disparatada circulación por el mundo.

No se trata sólo de arenques pescados en el Báltico, empacados en China y consumidos en América Latina, sino hasta de las sencillas hojuelas de Kellogs, hechas con arroz de Tailandia y de Egipto, maíz argentino, trigo de España, azúcar de Estados Unidos y leche en polvo de la Unión Europea, pero a las que hay que añadir los procesos de fabricación y empaque y el transporte para convertirlas en campeonas de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Un mundo en el que se ha vuelto rentable envilecer el agua para vender agua embotellada, rentables el ruido y el stress para vender leches antiácidas, rentable la alarma noticiosa para vender ansiolíticos y antidepresivos, y rentable la falta de una salud pública preventiva para vender como medicina sólo el milagro farmacéutico y el milagro quirúrgico, parece haber exaltado como sus dioses sólo a la insensatez y a la locura.

Hoy estamos en condiciones de derivar la energía que consumimos de la más limpia de las fuentes, el sol, que podrá darnos luz nocturna, calefacción invernal y hasta telepatía los próximos diez millones de años, pero los mercaderes del petróleo quieren mantenernos encadenados al CO2 y clausurar la historia en unas décadas. El petróleo, que es hoy nuestro verdugo y la Helena de todas las guerras de Troya, podría volver a ser un provechoso aliado gastado gota a gota en cosas útiles, pero los ciegos mercaderes quieren que lo gastemos aprisa en la tarea suicida de llegar pronto a ninguna parte.

Sin embargo, ni siquiera el petróleo es tan malo como los políticos. Se hacen elegir por los ciudadanos pero trabajan para las corporaciones. Sordos al clamor de los pueblos que sólo piden empleo, salud preventiva, educación generosa, protección del trabajo, seguridad familiar e inversión social en tranquilidad y convivencia, sólo escuchan los cantos de sirena del lobby empresarial, y tienen cada vez los bolsillos más grandes con el manejo de los recursos públicos.

Ahora quieren hacernos creer que la corrupción es un problema policivo que resolverán los tribunales y las cárceles, pero lo corrupto es el modelo político, y hace corruptos por acción o por complicidad a todos los que participan de la actual deformación plutocrática de la democracia. La política dejó de ser una vocación de servicio a la comunidad y de altos sueños colectivos para convertirse en un negocio vulgar de calumnias, zancadillas y robos.

Se habla mucho en Colombia de sacar las armas de la política, y es urgente hacerlo, pero en todo el mundo es urgente algo más difícil: sacar el dinero de la política, y eso no lo hacen los jueces, eso sólo lo puede hacer la vigilancia ciudadana y una democracia ecológica local que cambie el poder de los negocios centralizados por el poder de hacer las cosas y de proteger el equilibrio irrigando recursos a la comunidad.

La verdadera riqueza de un país es su gente: nuestros gobernantes piensan que no, que la riqueza es el oro o el petróleo, y corren a buscar a quién regalárselos. Necesitan buenos amigos afuera para sus financiadores, por eso extinguen la agricultura y cierran la industria, nos devuelven a la economía extractiva del siglo XVI, y quieren vender los árboles, el suelo, las montañas, las entrañas de la tierra. Entonces los campesinos, cerrada la posibilidad de una agricultura contemporánea, aliada con el conocimiento, tienen que optar por producir el único bien agrícola que les han dejado, y el único que tiene un mercado creciente: las plantas sagradas prohibidas.

Ya no es necesario demostrar que la apertura económica nos dejó en manos de los cultivos ilícitos. Ahora, cuando Trump ha empezado a decir que “los Estados Unidos primero”, pronto le oiremos decir a nuestra dirigencia que “Colombia primero”. Y eso no significará que van a impulsar la agricultura, ni a abrir la industria, ni a crear empleo, sino que están pensando en cómo salvar sus negocios.

TOMADO DE WWW.ELESPECTADOR.COM

INCERTIDUMBRE TRUMPIANA POR: JOSEPH E. STIGLITZ. 11 FEB 2017 - 9:00 PM

INCERTIDUMBRE TRUMPIANA
POR: JOSEPH E. STIGLITZ. 11 FEB 2017 - 9:00 PM

Cada enero trato de elaborar un pronóstico para el año que comienza. Los pronósticos económicos son notoriamente difíciles de realizar; pero, a pesar de la verdad expresada por Harry Truman cuando pidió un economista que tenga un solo brazo (quien, por lo tanto, estaría incapacitado para decir “de otra parte”), mi récord ha sido verosímil.

Durante los últimos añose, predije correctamente que, en ausencia de estímulos fiscales más fuertes (que no eran inminentes ni en Europa ni en Estados Unidos), la recuperación de la Gran Recesión de 2008 sería lenta. Para elaborar estas predicciones, deposité mi confianza más en el análisis de las fuerzas económicas subyacentes que en modelos econométricos complejos.

Por ejemplo, a comienzos de 2016, parecía estar claro que era poco probable que las deficiencias de la demanda agregada a nivel mundial, que se habían manifestado durante los últimos años, fuesen a cambiar drásticamente. Por lo tanto, pensé que los pronosticadores de una recuperación más fuerte estaban mirando el mundo a través de cristales de color rosa. La evolución de la economía se desarrolló en gran manera tal como pronostiqué que ocurriría.

La situación fue distinta con respecto a los acontecimientos políticos de 2016. Estuve escribiendo durante años que a menos que se abordase la creciente desigualdad –especialmente en EE. UU., pero también en muchos países de todo el mundo– iba a haber consecuencias políticas. Pero la desigualdad continuó empeorando –y se obtuvieron datos llamativos que mostraron que la esperanza de vida promedio en EE. UU. estaba en disminución.

Estos resultados fueron presagiados por un estudio realizado el año pasado por Anne Case y Angus Deaton, quienes demostraron que la esperanza de vida estaba en disminución para grandes segmentos de la población –incluyendo los “enojados del Cinturón de Óxido”.

Sin embargo, ya que los ingresos del 90 % de la población en la parte inferior de la distribución de ingresos estuvieron estancados durante cerca de un tercio de siglo (y disminuyendo para una proporción significativa de ese grupo), los datos de salud simplemente confirmaron que las cosas no iban bien para las grandes segmentos del país. Y si bien Estados Unidos pudiese estar situado en la posición más extrema de dicha tendencia, las cosas no iban mucho mejor en otros lugares.

Aun así, si bien parecía estar claro que se tendrían consecuencias políticas, su forma y el momento en el que irían a ocurrir era mucho menos evidentes. ¿Por qué la reacción en Estados Unidos llegó justo cuando la economía parecía estar mejorando y no antes? ¿Y por qué se manifestó con un desplazamiento atropellado hacia la derecha? Al fin de cuentas, fueron los Republicanos quienes bloquearon la asistencia a aquellos que perdían sus empleos como resultado de la globalización. Fueron los Republicanos quienes, en 26 Estados, se negaron a permitir la expansión de Medicaid, y de este modo negaron acceso al seguro de salud a los que estaban en la parte más baja de la distribución de ingresos. Y, ¿por qué el vencedor fue alguien que se ganaba la vida usufructuando de los demás, alguien que admitió abiertamente que no pagaba su parte justa de impuestos e hizo de la evasión fiscal un motivo de orgullo?

Donald Trump comprendió el espíritu de la época: las cosas no iban bien, y muchos votantes querían un cambio. Ahora lo obtendrán: nada se hará de la forma acostumbrada. Sin embargo, rara vez ha habido más incertidumbre.

Trump parece estar empeñado en sostener una guerra comercial. Pero, ¿cómo responderán China y México? Trump puede entender que lo que él propone violará las reglas de la Organización Mundial del Comercio, pero también puede que sepa que la OMC se demorará bastante antes de pronunciarse en su contra. Y, para ese entonces, puede que la cuenta de comercio de EE. UU. ya se haya reequilibrado.

Pero dos partes pueden jugar ese mismo juego: China puede tomar acciones similares, aunque es probable que su respuesta sea más sutil. Y si se produjera una guerra comercial, ¿qué pasaría?

Trump puede tener razones que lo lleven a pensar que podría ganar; después de todo, China es más dependiente de las exportaciones a Estados Unidos que Estados Unidos de las exportaciones a China, lo que otorga a EE. UU. una ventaja. Pero una guerra comercial no es un juego de suma cero. Estados Unidos pierde también. China puede ser más eficaz en apuntar sus represalias para causar dolor político agudo. Y los chinos pueden estar en una mejor posición para responder a los intentos estadounidenses de infligirles dolor de la que Estados Unidos está para responder al dolor que China podría infligirles. Nadie puede adivinar con certeza quién puede soportar mejor el dolor. ¿Será Estados Unidos, donde los ciudadanos comunes ya han sufrido por tanto tiempo, o será China, que, a pesar de los tiempos difíciles, ha logrado generar un crecimiento superior al 6 %?

En términos más generales, la agenda republicana de Trump, con sus recortes de impuestos aún más inclinados hacia favorecer a los ricos que la receta estándar del Partido Republicano supondría, se basa en la idea de la prosperidad por goteo –una continuación de la economía de la oferta de la era Reagan que nunca funcionó en la práctica–. Una retórica candente, o unos tweets delirantes a las tres de la madrugada puede que alivien la cólera de aquellos que fueron dejados atrás por la revolución de Reagan, por lo menos por un tiempo. Pero, ¿por cuánto tiempo? Y, en ese momento, ¿qué pasará?

A Trump le gustaría derogar las leyes básicas de la economía, a medida que emprenda su propia versión de la economía del vudú. Pero no puede. No obstante, a medida que la economía más grande del mundo lidere el camino hacia aguas políticas inexploradas durante 2017 y los años venideros, sería temerario que un mero mortal intentara realizar un pronóstico, aparte de indicar lo obvio: casi con seguridad se puede decir que las aguas serán turbulentas, y muchas –si no la mayoría– de las naves que naveguen por las mismas naufragarán durante el viaje.

* Premio Nobel de Economía, 2001.    Project Syndicate 1995–2017

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VUELVEN LOS PARAMILITARES? POR: HÉCTOR ABAD FACIOLINCE. 11 MAR 2017 - 9:00 PM

¿VUELVEN LOS PARAMILITARES?
POR: HÉCTOR ABAD FACIOLINCE. 11 MAR 2017 - 9:00 PM

La palabra "paramilitar" está teñida en Colombia de unas connotaciones que no tiene en otros lugares. El prefijo “para” se puede entender de dos maneras. En primer lugar, como una alianza: unos civiles que trabajan ilegalmente, pero “junto a” los militares. En segundo lugar, como una simple similitud: civiles que se organizan por fuera de la ley con una estructura de mando y con acciones armadas que se parecen a las del ejército regular. En Colombia hemos entendido a los paramilitares según la primera acepción (civiles que actúan clandestinamente en alianza con el ejército regular). En la segunda acepción, en cambio, un grupo guerrillero como el Eln sería, en rigor, también un grupo paramilitar.

El fenómeno paramilitar, en cualquiera de estos sentidos, es una desgracia para el país. Bien sea que favorezcan los intereses de cierta clase social dominante (los terratenientes, la gran minería, los narcotraficantes), o que se alíen con grupos más débiles (los campesinos, los mineros artesanales o ilegales, los raspachines de coca), son de todas formas unos enemigos violentos del orden legal. El Estado existe y tiene fuerzas armadas, precisamente, para impedir que haya grupos armados irregulares, es decir, paramilitares. Por eso la alianza entre militares y paramilitares es tan perversa. Indica que el Estado se ha podrido. Esto ocurrió en Colombia durante décadas y es responsabilidad del Gobierno y de los militares que nunca más se repita.

En los últimos 12 meses, según la Defensoría del Pueblo, han asesinado en Colombia a 120 líderes sociales. Esto da un promedio de diez líderes asesinados por mes. ¿Quiénes los están matando y por qué? Quizás el patrón no sea exactamente el mismo en todas los casos, pero sí hay suficientes similitudes como para decir que son crímenes sistemáticos, es decir, planeados con cierto fin de intimidación. Como decía un tuitero, no es necesario que los maten por orden alfabético para poder encontrar un propósito en tantos asesinatos. Algunos son reclamantes de tierras; otros, defensores de mineros artesanales; otros más están vinculados a cultivadores ilegales; los más son líderes de comunidades pobres que luchan por derechos humanos elementales: vida, agua, vivienda, salud. ¿Quiénes los matan? No se sabe, pero la gente dice: los paramilitares.

Por eso es importante definir bien el término. ¿Los están matando civiles ilegales “semejantes a los militares”, pero que no están aliados con ellos? O bien, ¿los están matando civiles ilegales “en alianza con los militares”? Yo creo que no hemos vuelto a los años 90 y que los asesinos son grupos que actúan sin la complicidad de las Fuerzas Armadas. Pero para que esto quede plenamente demostrado, tanto el Ejército como la Policía tienen que actuar decididamente contra estos grupos, con el mismo rigor y la misma fuerza con la que actuaban antes contra las Farc. Ahora que esta guerrilla se ha desmovilizado, las Fuerzas Armadas más grandes y con mayores recursos de América Latina tienen que ser capaces de controlar a estos nuevos paramilitares y de ocupar el vacío de poder dejado por el fin del conflicto en vastas zonas del país.

Un militar en Colombia (oficiales, suboficiales, soldados profesionales) puede jubilarse a los 38 años, después de 20 años de servicio. Si espera un poco más, a los 45 años y con 27 años de servicio, puede recibir hasta el 95 % del sueldo que recibía como oficial activo. Algo parecido ocurre en caso de muerte: la viuda, los hijos o los padres dependientes reciben la pensión. Estos privilegios excepcionales —de país en guerra— se justifican por el peligro que corren los militares. Y podrían seguir existiendo si se dedican a combatir y desmantelar a los nuevos paramilitares, arriesgando sus vidas para defender la legalidad. Eso es lo que nos esperamos del Estado: que defienda con las armas a los líderes sociales. O que los juzgue, si hacen algo ilegal. Pero el Estado no puede dejar que los sigan matando.

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URIBE EN LA TAZA POR: ALFREDO MOLANO BRAVO. 24 FEB 2017 - 11:35 PM

URIBE EN LA TAZA
POR: ALFREDO MOLANO BRAVO. 24 FEB 2017 - 11:35 PM

El tiempo, eterno vengador, suele hacer jugarretas, pero nunca perdona. Los años pasan y pesan sin saber a qué horas. Después de la plenitud, ya en el descenso, aparecen primero los achaques: un dolorcito por aquí, una piquiña por allá. Nada grave. Inclusive se puede dejar de pagar salud. Todo se calma con agüitas. Luego, se llaman molestias y hay que cumplir las citas al odontólogo o al gastroenterólogo y aceptar que la cosa es de globulitos y pastillas. Más tarde, son dolores: en la espalda, en el cuello, en la rodilla. Es el momento de comenzar a pensar en chequeos de rutina: colas y colas que enferman, diagnósticos equívocos, recetas que no curan. Lo último ya son males francos. Los que dan a los 50 se deben curar a los 40; los de los 60 a los 50, y así sucesivamente. Poco a poco uno se va haciendo amigo de los porteros de los hospitales y de “regalarles el bracito” a las enfermeras para los exámenes de rutina.

A las mujeres les llegan las mamografías y a los hombres las visitas al urólogo. Una vez al año por lo menos, es la advertencia. El examen de los senos podrá ser aburrido y doloroso, pero no traumático como el de próstata para los varones, sobre todo para aquellos que detestan a los homosexuales y a las lesbianas, rechazan el matrimonio entre personas del mismo sexo y les da vértigo pensar siquiera en la transexualidad. Son varones de esos capaces de cortarle la cara, marica.

A esos machos les llega su hora después de que los numeritos de los exámenes químicos de la próstata comienzan a ser amenazantes. Entonces tienen que someterse a que un señor muy serio y respetable, de corbata y antiparras, los palpe con el dedo índice, con el mismo que algunos pacientes varones señalan, juzgan y dictan sentencia contra los homosexuales. Muchas veces los dos exámenes salen negativos. Todavía no, dice el urólogo, vuelva dentro de un año. Y la fecha llega y de nuevo, calzones abajo. Ahora sí, estimado amigo, hay síntomas de una hiperplasia, ojalá benigna. Y se programa la cirugía. Algunos machos alfa prefieren el quirófano a la camilla y descansan porque no habrá ya nuevos palpos. La cirugía es lo de menos, las molestias son mínimas, unos diítas de fastidio y listo. Así suele ser. Se sale de la sala de operaciones con dignidad. Todo bajo control. “La intervención quirúrgica concluyó con éxito y se cumplió de acuerdo con lo planeado”.

Lo que el paciente no calcula es que durante varios días quedará haciendo pipí a través de una sonda y que debe andar con una bolsita para arriba y para abajo. Pero bueno, no es grave. Dolerá ir al baño, pero nada más. Lo peor llega cuando se le quita al personaje la sonda, que no sintió al entrar, pero sí al salir porque pareciera que se le va el tripaje más íntimo prendido al tubito. Ahí no acaban las molestias, como el mismo expresidente y senador Uribe debe estar viviendo, porque el chorrito ya no queda igual, no tiene alcance, no saca chispas como los caballos que monta. Cae ahí mismito y para evitar que se mojen los calzoncillos, el urólogo suele sugerir que se haga “sentado en la taza, doctor. Nadie lo va a ver”. Y así, seguramente, el doctor Uribe deberá aceptar hacer pipí como una mujer, cerrando, eso sí, con tranca, el baño. No sería raro que hasta feminista se volviera el expresidente al encontrar mojado el bizcocho. Ahí, como dirían en la puerta del inferno del Dante, terminan las vanidades del macho.

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GUERREROS Y CAMPESINOS DESPUÉS DE LA GUERRA POR: ALEJANDRO REYES POSADA. 11 FEB 2017 - 9:00 PM

GUERREROS Y CAMPESINOS DESPUÉS DE LA GUERRA
POR: ALEJANDRO REYES POSADA. 11 FEB 2017 - 9:00 PM

En un libro publicado por Norma en 2009 y reeditado por Planeta el año pasado, titulado Guerreros y Campesinos, despojo y restitución de tierras en Colombia, presento una visión sobre los grandes conflictos por la apropiación del territorio en las grandes regiones del país, sus relaciones con las estrategias de las guerrillas y los grupos paramilitares, la incidencia del narcotráfico en el conflicto armado, el despojo masivo por paramilitares en los departamentos y el proceso de restitución de tierras y viviendas urbanas agenciado por el gobierno Santos.

No es posible entender la guerra interna colombiana sin hacer referencia a los problemas de la tierra y el territorio, pues toda guerra se define por el control territorial de los adversarios. Al tomar consciencia de los lugares donde ocurrieron los hechos se puede ver cuáles comunidades sufrieron los estragos crónicos de la violencia y cómo se pueden reconstruir la confianza y la reciprocidad, que son los cimientos de la convivencia pacífica. Esos estragos son la deuda que el país tiene con su periferia rural, cuyo poder de facto fue delegado a ejércitos privados de derecha e izquierda y sus pobladores quedaron atrapados como víctimas de la polarización armada.

Desde el cese al fuego definitivo con las Farc se levantó la cortina del miedo bajo la cual vivieron los campesinos en sus áreas de control, sea por las presiones de la guerrilla o las operaciones militares en su contra. La restitución de tierras, cuya fase administrativa avanza a mayor ritmo que la judicial, reconstruye comunidades y asegura el retorno de desplazados con proyectos productivos e infraestructura local. La desaparición de las Farc permite ordenar los derechos de propiedad en sus áreas de anterior dominio, incluso con la asignación de tierras a los desmovilizados que quieran trabajarlas.

Pero todo lo anterior es solo la superficie del problema. Los hechos terribles ocurridos en veredas y municipios durante medio siglo de guerra cambiaron para siempre las vidas y el futuro de los guerreros y los campesinos y seguirán arrastrando su carga de consecuencias durante dos o tres generaciones, al pasar de padres a hijos las memorias del trauma causado a otros o padecido a manos de otros, con quienes se cruzarán en calles y caminos.

La memoria del trauma evoluciona en procesos individuales y colectivos de reconstrucción de lo ocurrido para descubrir el sentido que tuvieron los hechos. El trauma puede quedar atorado en los eventos dolorosos como un eterno presente o puede reconocerse y explicarse para dar paso a un nuevo proyecto de vida, que excluya ejercer o padecer de nuevo la violencia. La resiliencia es precisamente la capacidad de continuar el proyecto de vida después del trauma sufrido y puede hablarse de la resiliencia de Colombia para superar la guerra y devolverle el futuro a quienes la hicieron o padecieron, para que no se reinicie el eterno círculo de la violencia endémica.

Esa resiliencia reparadora y creativa supone reconocer la injusticia de la exclusión contenida en las estructuras sociales, que justificó para los guerreros la lucha, el abandono de los campesinos a su suerte en medio del conflicto armado, la humanidad de quienes fueron adversarios y la verdad de las acciones y reacciones de las partes envueltas en la guerra. La memoria histórica preserva pero también permite sanar el inmenso trauma que ha vivido Colombia.

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TÁMARA POR: ALFREDO MOLANO BRAVO. 11 MAR 2017 - 9:00 PM

TÁMARA
POR: ALFREDO MOLANO BRAVO. 11 MAR 2017 - 9:00 PM

En un bolsillo de la cordillera Oriental, mirando al Llano, queda Támara. Los indígenas achaguas que lo habitaron eran tributarios de los chibchas, a quienes pagaban en algodón; sometidos por los conquistadores hacían lo mismo, pero pagaban con tejidos. Eran finos artesanos. También cultivaban tabaco y, claro está, maíz. Fue asiento de las misiones de dominicos y agustinos para civilizar naturales. Su importancia creció en la misma medida que el hato ganadero de las sabanas porque Támara queda a medio camino de La Salina, de donde se traía la sal para el ganado. Fue durante el siglo XIX una región cultivadora de un café suave, muy apetecido por los llaneros y por los boyacenses, que se llegó a exportar por el Meta hacia Europa. Los cafeteros imprimieron moneda propia, respaldada por la producción de arábigo y aceptada en todo el Llano. Fue sede del Vicariato apostólico. Durante la Violencia de los 50, los conservadores entraron a bala a refugiarse en el atrio de la iglesia y sacaron a los liberales. Guadalupe no logró tomarse el pueblo y los liberales regresaron, graneaditos, después de la amnistía de Rojas Pinilla en 1953.

A mediados de los años 1980 llegaron las Farc y se establecieron a la fuerza, pero poco a poco y a pesar de los fusilamientos de civiles, la gente terminó por aceptarlos. Rigió entonces el código de convivencia que, como dice un tamareño, castigaba la infidelidad, la violación de linderos y el cachilapeo o robo de ganado. El café seguía siendo el motor de la prosperidad del municipio, lo cual quiere decir que imperaba una economía campesina. Hacia el año 1985 se comenzaron a explotar los pozos petroleros de Cusiana y Cupiagua, lo que trastornó la economía tradicional.

El Yopal, Aguazul y Tauramena se convirtieron de la noche a la mañana en pueblos grandes y hoy son ciudades. Un movimiento de colonos protestó durante esos años contra los atropellos de las petroleras: destrucción de fuentes de agua, quema de gas, construcción de carreteras, violación de propiedades. El Gobierno reforzó la Brigada XVI y aparecieron los primeros grupos paramilitares. Los asesinatos de dirigentes populares se hicieron el pan de cada día. Según publicaciones inglesas, la British Petroleum (BP) se vio envuelta en varios casos tanto de falsos positivos –aunque en la época no se llamaran así– como de desapariciones forzadas. El comandante de la brigada fue formalmente acusado y debió responder en juicio. El Parlamento Europeo condenó al gobierno colombiano por tolerancia de los atropellos de las petroleras. La BP pagó más de US$60 millones al Ejército para defender sus arbitrariedades. Las guerrillas se afianzaron en el centro del Llano y en el piedemonte. Se formó entonces el llamado corredor ABC (Arauca, Boyacá, Casanare) sobre la fuerza de los frentes 28, 38 y 56. En contraposición, Martín Llanos, del bloque paramilitar Centauros, se convirtió en la palanca del poder político regional. Según el Cinep, entre 1986 y 2007 fueron registrados 1.500 casos de desaparición forzada y 1.000 no lo fueron. Han sido vinculados a investigaciones sobre falsos positivos 952 miembros del Ejército.

En Támara, tanto en el piedemonte como en la sabana, la violencia comenzó a ceder a partir del acuerdo de cese del fuego. La concentración de los 700 efectivos en la zona campamentaria de Panamá de Arauca ha dejado, según los tamareños, un gran vacío. Como en otras regiones, las normas de convivencia emitidas por las Farc impusieron un orden social respetado por todos. Los casos de violación del código guerrillero eran severamente castigados, aun con el fusilamiento. El vacío que el Estado no ha llenado ha permitido que el robo de ganado se haya generalizado y que exista un mercado negro de carne de res tanto en Casanare como en Apure. El hato está amenazado y los ganaderos están haciendo arreglos para que los paramilitares regresen.

Casanare ha sido uno de los departamentos más golpeados por la corrupción administrativa. El caso de John Calzones y la ciudad de 10.000 habitantes que construyó en El Yopal, llamada La Bendición, es el más significativo. Pero no el único. Desde cuando llegaron las regalías, los contratos pagaban el 3 % a los alcaldes, el 3 % a los paramilitares y el 3 % a las guerrillas. Hoy pagan el 20 % a los alcaldes y demás autoridades administrativas. El Eln ha llegado desperdigado a Támara. El enfrentamiento con los paramilitares que también están llegando será cosa de pocos días.

Es verdaderamente dramático que en el vacío de poder del que en tantas regiones de habla, el Gobierno no haya recuperado ni el monopolio de las armas ni el de los tributos. Bien vistas las cosas, las Farc eran parte esencial del orden social que, paradójicamente, amenaza derrumbarse hoy en Támara.

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