LA
TÁCTICA DEL AVESTRUZ. CATALINA RUIZ-NAVARRO
Acaba
de levantar indignación en Colombia una encuesta del DANE, aplicada a
adolescentes entre los 12 y los 16 años, por mandato de la Ley 79 de 2001, que
busca medir las experiencias que tienen respecto al sexo.
Por:
Catalina Ruiz-Navarro
Contiene
preguntas explícitas, como si han recibido sobornos a cambio de sexo, o si han
sido tocados sexualmente sin su consentimiento y por quién. “Los niños y niñas
que no están sometidos a este tipos de experiencias, simplemente no avanzan en
el cuestionario electrónico”, dijo a RCN Radio el director del DANE, Mauricio
Perfetti. Sin embargo, los padres de familia se enteraron del cuestionario y
están indignadisimos, protestando, porque las preguntas son “agresivas”,
“bruscas”, que ese no es el lenguaje, y los colegios dicen que no quieren
aplicar la encuesta sin el consentimiento expreso de los padres y que, no
importa que en Colombia esté prohibido negar datos estadísticos, no preguntarán
lo que no quieren saber.
Los
datos de la encuesta del DANE son importantísimos para generar política pública
efectiva sobre un problema del que casi no se habla y que a nadie le gusta
admitir. Todos se escandalizan con el embarazo adolescente, pero siguen con el
cuento de la cigüeña. Es preferible creer que los agresores sexuales de menores
son extraños malvados o enfermos, aunque la mayoría de los casos de abuso
vienen por parte de un conocido o familiar. También es más fácil convencerse de
que si se suprimen temas como el sexo o las drogas de la conversación, los
adolescentes no se van a enterar. Pero se enterarán como nos enteramos todos,
tarde o temprano. Incluso, estos padres conservadores fueron adolescentes y
deberían saber de primera mano que la ignorancia no previene el sexo, todo lo
contrario, transforma algo normal que debería ser placentero en un riesgo. Y ni
hablar de lo problemático que resulta que los padres de familia (que
estadísticamente son una porción importante de los agresores) tengan que dar su
consentimiento para que se aplique la encuesta a los adolescentes. Bonito así.
En
abril, desde la colectiva (e)stereotipas propusimos un ejercicio de denuncia y
memoria en redes sociales con el hashtag #MiPrimerAcoso. El hashtag propició
que mujeres de toda América Latina contaran sus experiencias de acoso y cada
historia servía de herramienta para que otras mujeres, a su vez, reconocieran
el acoso en sus vidas. Una de las cosas que dejó claras este ejercicio es que
prácticamente todas las mujeres latinoamericanas (el hashtag llegó a tener 420
tuits por minuto) hemos tenido una experiencia de acoso sexual (desde el acoso
cotidiano hasta la violación) a lo largo de nuestras vidas. La revista
Distintas Latitudes hizo un análisis de 100.000 tuits con el hashtag para
identificar patrones sobre la edad del primer acoso, las agresiones
denunciadas, los espacios donde éstas ocurrieron y quiénes fueron los
agresores. La revista concluye que el 40,4 % de las agresiones podrían
tipificarse como abusos sexuales y que casi la mitad de los ataques denunciados
(42,3 %) ocurrió entre los seis y los 11 años de edad. El 53 % de las
agresiones ocurrió en espacios privados como la casa. Estas son apenas las
cifras de un ejercicio, sirven para ilustrar algo que las mujeres sabemos muy
bien: que el acoso sexual comienza desde que somos muy niñas, que el peligro
siempre está al acecho. ¿Qué estamos haciendo para prevenir estas experiencias
de acoso en la niñez?
Muchas
de las mujeres que contaron sus historias con #MiPrimerAcoso lamentaban no haber
tenido alguien que les dijera, cuando eran niñas, que eso era acoso, o que
alguien les preguntara, o que alguien les creyera. Mucho repiten que “pensemos
en los niños”, pero son pocas las ganas de encarar el problema o de buscar
soluciones. Es fácil exigir castigos populistas como sentencias vitalicias o
pena de muerte para los agresores sexuales de niños y adolescentes. Pero a la
niña menor de 14 años le niegan un aborto por violación. Cuando hablan de
defender la inocencia de los niños, en realidad hacen una defensa por su propia
incompetencia. Si les parece que las preguntas de la encuesta del DANE son
“fuertes” es porque padres de familia y colegios han fallado en darles a los
menores de edad en Colombia el contexto y las herramientas para enfrentar estas
situaciones muy reales y muy violentas de abuso, violencia sexual y sexo
riesgoso, que son un problema de salud pública en el país. Es necesario recoger
la información que permita plantear políticas públicas realistas y tienen los
niños derecho a que el Estado, los colegios, sus padres, les den la información
necesaria sobre sus derechos sexuales y reproductivos.
@Catalinapordios.
CATALINA RUIZ-NAVARRO 21 SEP 2016 - 9:00 PM
Tomado
de www.elespectador.com
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