LAS
RAZONES DE PETRO PARA DENUNCIAR FRAUDE ELECTORAL
Hace
8 años Vargas Lleras expresaba serios temores por el riesgo de que se alteraran
los resultados, ¿ha cambiado algo desde ese entonces?
Por:
José E. Mosquera B. | Mayo 23, 2018
Los
candidatos Iván Duque y Germán Vargas Lleras, sus fórmulas a la vicepresidencia
y sus seguidores condenan y linchan en las redes sociales al candidato Gustavo
Petro porque exige a la Registraduría Nacional del Estado Civil garantías y
transparencia en el proceso electoral del próximo domingo. Una exigencia que
tiene toda la lógica, dado que en el país desde el siglo XIX se viene
presentando continuos fraudes electorales y seguimos teniendo una Registraduría
Nacional cuestionada por corrupta e infiltrada, y presuntamente controlada por
las mafias de los carteles de los fraudes electorales.
En
mi opinión, los fraudes electorales están en el ADN de la organización
electoral colombiana y son una cuestión que ronda en la cabeza de la mayoría de
los colombianos en cada elección. En elecciones al Congreso, gobernaciones,
diputados, alcaldes, concejales y ediles se extienden serias de dudas sobre sus
transparencias. En consecuencia, los escándalos y las denuncias se han
convertido en recurrentes.
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La
historia política colombiana está plagada de casos de adulteraciones
electorales. Hace exactamente 114 años se cocinó el primer fraude electoral en
el siglo XX en la elección presidencial, después de la Guerra de los Mil Días y
la Separación de Panamá. Fue la treta electoral de 1904, conocida como el
fraude de Padilla, orquestada por el gobierno de José Manuel Marroquín, con las
falsedades en las elecciones en La Guajira para elegir como presidente a Rafael
Reyes y derrotar a Joaquín F. Vélez Villamil.
En
aquella época la elección presidencial era indirecta, se votaba para escoger
los dignatarios de un Colegio Electoral que era el que escogía al presidente de
la República. Finalmente, Reyes con la trampa derrotó al candidato Vélez por
dos votos.
El
segundo caso más sonado fue el fraude electoral de 1970, cuando el gobierno de
Carlos Lleras Restrepo (abuelo de Germán Vargas) orquestó un timo en contra del
candidato de la Anapo Gustavo Rojas Pinilla, quien en los primeros conteos iba
ganando la contienda. Entonces, el presidente Lleras ordenó la suspensión de
las transmisiones de los resultados por la radio, toque de queda en todo el
país, y en la mañana siguiente apareció electo como presidente de la República
Misael Pastrana Borrero (padre de expresidente Andrés Pastrana)
El
tercer gran fraude electoral en una elección presidencial lo reveló el
exdirector de Informática del Das, Rafael García a la Fiscalía, cuando señaló
que durante las elecciones legislativas del 2002 el Bloque Norte de las
Autodefensas fraguó “un fraude electoral de proporciones gigantescas para
llevar al Congreso a candidatos del Cesar, La Guajira, Magdalena y Bolívar”.
Además,
García en sus declaraciones reveló que “dado que todos estos candidatos
apoyaban a Álvaro Uribe Vélez en su aspiración presidencial, el fraude fue
repetido para las elecciones presidenciales”. Dice que “ aportándole a Uribe
aproximadamente 300.000 votos, sin los cuales no hubiera triunfado en primera
vuelta”.
En
aquella elección del 2002, Uribe ganó presidencia con el 53 % de los votos. Por
lo tanto, las revelaciones de García cobran relevancia cuando se examina que
los 337.085 votos que sacó en Magdalena, Córdoba, Cesar y La Guajira fueron los
que determinaron su triunfo en la primera vuelta en contra del candidato
liberal Horacio Serpa.
Con
todos estos antecedentes antes de las elecciones del 11 de marzo, el Centro
Democrático lanzó toda clase de acusaciones en contra de la Registraduría
Nacional sobre un virtual fraude electoral, igual como lo hicieron durante el
plebiscito.
Ahora
el expresidente Álvaro Uribe, máximo líder de aquel grupo político y
beneficiario de aquel fraude que reveló el exfuncionario del Das, acusa al
presidente Santos y al candidato Vargas de orquestar un fraude electoral. En un
trino escribió hace poco expresó: “Por qué la Gobernación de Cundinamarca se
dedica a hacer política, no le importa la ley, como a Santos tampoco le ha
importado para robarse más elecciones!”.
En
el patrón de los fraudes electorales se observa que los protagonistas de muchos
de ellos sufren de amnesia crónica y como buenos autistas salen ahora acusar a
ahora a Gustavo Petro de buscar incendiar al país.
Hace
ocho años el candidato Germán Vargas, en unas declaraciones a la agencia de
noticias Colprensa y que registraron los diarios El Universal, El Colombiano,
La Patria y Vanguardia Liberal, dijo: “Siento temor por el riesgo de que se
alteren los resultados en estas elecciones desde la misma Registraduría, pues
ahí hay mafias estructuradas que podrían modificar los resultados. Por eso
insisto en que deben digitalizarse los resultados, para así evitar este tipo de
riesgos”.
Actualmente
el candidato Vargas de manera cínica crítica a Petro y solicita que “respete
las instituciones electorales colombianas”. Entre tanto, su fórmula a la
vicepresidencia, Juan Carlos Pinzón, lo califica de “irresponsable decir que se
van a robar las elecciones”. Cuando 4 días antes de las elecciones de 11 de
marzo, el Fiscal General, Néstor Humberto Martínez, miembro del Cambio Radical,
señaló que existían amenazas de fraude electoral en 772 municipios y durante la
jornada electoral se contabilizaron decenas denuncias sobre fraudes electorales
en todos los departamentos que reposan en los anaqueles de la fiscalía sin ser
resueltas. En conclusión, con todos estos antecedentes y muchos más sucedidos
en décadas, el candidato Gustavo Petro tiene la razón en prender las alarmas.
Tomado
de www.Las2Orillas.com
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