2
JUL 2016 - 9:00 PM. www.elespectador.com
Veinticinco años de
la apuesta por un país mejor.
Por: El Espectador
(Editorial)
La
Constitución es un documento con muchas promesas, ambicioso, robusto, con sus
problemas, pero también con un potencial que, con el paso de los años, ha
demostrado ser clave para que todos los colombianos se sientan representados en
ella.
El
17 de febrero de 1992 el presidente César Gaviria posesionó a los primeros
magistrados de la Corte Constitucional. Ese alto tribunal se ha encargado de
mantener vivas las promesas de la Carta Política. / Archivo General de la
Nación
Mañana
se cumplirán 25 años de la promulgación
de la Constitución de 1991, documento que se ha convertido en la columna
vertebral de la construcción de una Colombia que, contra todo pronóstico, ha
logrado sacudirse el lastre de la falta de institucionalidad y de un Estado débil,
cooptado por las fuerzas ilegales y la corrupción. Aunque todavía falta mucho
por mejorar, y hay lunares en este cuarto de siglo constitucional, el país
tiene mucho que celebrar por la existencia de la Carta Política.
Que
cueste recordar la Colombia previa a la Constitución vigente, más que un
testimonio al paso del tiempo, es síntoma de un país que se atrevió a cortar de
manera radical con la historia que parecía condenarlo al fracaso y le apostó a
reinventarse. La Carta Política fue, al mismo tiempo, la materialización de un
sueño y el principio de la recuperación del proyecto común de país.
La
Séptima Papeleta, movimiento que demostró la necesidad de convocar a la
Asamblea Constituyente, fue la manifestación de un pueblo cansado de llorar
muertos con la frustración de que había pocas posibilidades de mejorar.
En
medio de una guerra contra el narcotráfico, la corrupción y las guerrillas, y
con un M-19 recién desmovilizado, era evidente que la Constitución de 1886 se
quedaba corta para los graves retos que enfrentaba el país. La Constituyente
fue una oportunidad única para sentarnos a pensar, en medio de la esperanza,
cómo queríamos que fuese Colombia.
El
resultado fue un documento con muchas promesas, ambicioso, robusto, con sus
problemas, pero también con un potencial que, con el paso de los años, ha
demostrado ser clave para que todos los colombianos se sientan representados en
ella. La noble y poderosa idea de que Colombia es un Estado Social de Derecho,
donde todos sus ciudadanos tienen una amplia lista de derechos fundamentales,
permitió que muchas de las voces marginadas históricamente por la política del
país y la agenda del Gobierno no sólo fuesen escuchadas, sino atendidas y
protegidas gracias al mecanismo de la tutela.
En
eso la Corte Constitucional, guardiana e intérprete de la Carta, ha cumplido un
papel fundamental. Colombia ha corrido con la suerte de que ese alto tribunal
haya recibido magistrados comprometidos con materializar el sueño plasmado en
las promesas de la Constitución.
Aunque
hay voces que critican su actuar por “activista”, y que ven con desconfianza
que priorice las consideraciones de derechos por encima de, por ejemplo, la
viabilidad fiscal, la Corte Constitucional, en la mayoría de las veces, ha
servido como el más poderoso defensor de los desprotegidos; de las causas
incomprendidas y apabulladas por las mayorías arrogantes. Cuando los otros dos
poderes del Estado han silenciado las reclamaciones minoritarias, la Corte ha
tomado decisiones monumentales que han dotado de vida a la Carta Política y
enviado un mensaje que no se puede desestimar: el Estado es para todos.
Es
frustrante que escándalos individuales recientes manchen el nombre de una
institución que ha sido clave para construir el país que hoy conocemos.
También, como lo dijimos en su momento, son apresuradas las peticiones de
convocar a una nueva Asamblea Constituyente. Que hacen falta reformas, sí, pero
el material necesario para hacerlas está dentro de la misma Constitución, y, en
cambio, empezar de nuevo es borrar estos años de fortalecimiento institucional
y avances jurisprudenciales. A sus 25, la Carta está joven y ha mutado, pero la
promesa esencial de una Colombia mejor y más incluyente sigue vigente. Ahora
que tenemos la oportunidad de construir un nuevo país, la Constitución
permanece como un referente para recordar todo lo que queremos ser.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario