LA
FISCALÍA ES NÉSTOR HUMBERTO MARTÍNEZ
Los
hechos que ponen en tela de juicio la imparcialidad del Fiscal están
demostrados y evidencian una mentalidad e idiosincrasia del siglo 17 en
Colombia
POR:
OMAR EDUARDO PLATA | ENERO 13,
2019
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LA
FISCALÍA ES NÉSTOR HUMBERTO MARTÍNEZ
Hace
mucho tiempo, cuando la humanidad aún creía que habían personas designadas
directamente por Dios para gobernar, un rey en Francia dijo: “el estado soy yo”
y sus consejeros, cortesanos y súbditos aplaudieron su genialidad porque lo
creían así.
Hoy,
pasados más de 400 años después de dicha frase nos encontramos en Colombia con
un fiscal cuestionado, no por habladurías ni chismes de peluquerías. Los hechos
esgrimidos que ponen en tela de juicio su imparcialidad, desde el hecho
comprobado de haber sido asesor jurídico de una empresa afiliada al grupo AVAL
, hasta las grabaciones de personas directamente implicadas con el escándalo de
Odebrecht, y que tuvieron directo conocimiento de los hechos de corrupción
ampliamente conocidos por la opinión pública, están plenamente demostrados y
evidencian que aun existen personas que su mente e idiosincrasia siguen
viviendo en el siglo 17; a ellos no les ha pasado por la cabeza la revolución
francesa, ni la ilustración, ni entienden que las instituciones estatales están
por encima de las personas y que precisamente esa es su función para
garantizarle a los ciudadanos que ellas son transparentes y que persiguen
deberes funcionales que van más allá de los intereses individuales que
particulares puedan tener en ellas.
Cuando
personas como Néstor Humberto Martínez creen estar por encima de las entidades
que representan, se configura el despotismo y a su vez dicha institución pierde
legitimidad ante los ciudadanos, porque la sociedad ve que, muy opuesto a los
deberes funcionales de dicha institución, ésta no garantiza el respeto por la
soberanía popular sino por el contrario, está para satisfacer los deseos e
intereses egoístas de una sola persona.
En
el caso de la fiscalía general de la nación esto es muy grave ya que, incluso
antes de que NHM fuera nombrado fiscal general, gozaba con una credibilidad muy
baja, por no decir nula. Yo, como abogado, soy testigo de la incompetencia e
ineptitud que existe en dicha institución, la cual podríamos denominar como la
responsable directa que los delincuentes no sean condenados, ya sea porque
comete errores a la hora de llevarlos al proceso , no incorpora al proceso las
pruebas necesarias para lograr condenarlos o simplemente las implementa mal, lo
que ocasiona que dichos errores sean aprovechados por los abogados de los
delincuentes y le soliciten al juez la absolución, y los jueces , atados de
manos y obligados a actuar en derecho, por más intención de hacer justicia que
tengan, sólo les queda liberarlos. Eso sin hablar de la lentitud en las
investigaciones y de la poca diligencia en el esclarecimiento de los hechos,
que obviamente llevan a lo mismo, a la impunidad.
Y
ahora, como si lo anterior fuera poco, en el ente -para mí- más inepto del
estado colombiano, se encuentra como director una persona que tiene tras de sí
serias acusaciones de clientelismo y corrupción; ha ocasionado serios problemas
administrativos porque no sólo se ha tenido que nombrar a otras personas -ad
hoc- para la investigación de hechos delictivos de los cuales se le acusa de
haber sido parte de ellos, sino que también ha puesto en evidencia la
mediocridad e inexperiencia de un presidente , el cual tuvo que nombrar hasta
tres ternas para “investigar” a dicho fiscal. Pero para NHM no pasa nada; a él
poco o nada le importa la credibilidad de la fiscalía, siempre y cuando la
credibilidad de él no caiga; él piensa “la fiscalía ya tiene la credibilidad
por el piso, acá lo que importa es la credibilidad mía, porque si renuncio les
doy la razón a los que me acusan” y con dicho actuar mandándole un mensaje
nefasto a la sociedad colombiana, la cual concluye que acá las personas están
por encima de las instituciones y que se pueden eludir las leyes y las
consecuencias de ella si tienes los amigos y apoyos necesarios para hacerlo. Y
las consecuencias de ello ya se ven: el día de ayer, manifestantes quemaron la
bandera de la fiscalía precisamente por ello, porque para la gente la fiscalía
ya no representa al estado, la fiscalía no es de los colombianos, es de Néstor
Humberto Martínez.
Los
trogloditas, esos mastodontes mentales con sus trajes y corbatas se jactan de
vivir en el país sudamericano “con la democracia más antigua de la región” y
hablan de “respetar las instituciones” pero no tienen ni una sola noción de
teoría del estado. Es que democracia no es sólo hacerse elegir con tasas de
abstención del 60% , también es hacer respetar -de verdad- las instituciones y
hacer valer sus deberes misionales y funcionales, porque si vamos a vivir de
frases de cajón, quedamos como la canción de Tito Nieves, “viviendo en un mundo
de mentiras, fabricando fantasías para no llorar”.
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