LA
ACTUAL CAMPAÑA PRESIDENCIAL
Por,
RICARDO SANCHEZ ANGEL
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El autor es Doctor en Historia de la Universidad Nacional de Colombia
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Artículo tomado del periódico “Un pasquín” No. 66, junio de 2018.
Ganaron
Duque y Petro sobre Fajardo, Vargas y De La Calle. El gran derrotado fue el
Presidente Santos por su mal gobierno. Es cierto que puntea Duque con una
ventaja de 2.718.439 votos, pero el hecho cualitativo más importante del actual
momento político es la significativa votación por Petro que lo coloca en
condiciones de avanzar, en medio de dificultades e incertidumbres, para ser
competidor fuerte por la Presidencia de la República.
Es
lo que explica de fondo la creación de hecho del partido del orden, de los
intereses creados, del capital y de la renta para detener a Petro. Así las
cosas, la candidatura del establecimiento recibe desechos como deliciosamente
lo recreó, con aire de artista, el maestro Osuna, en El Espectador del pasado
domingo 3 de junio. Todo el enjambre de la política tradicional, corrupta y
tramposa, rodea a Álvaro Uribe en el cuerpo ajeno de Iván Duque. Es la magia
del Burundú Burundá.
El
clasismo unifica a los de arriba con el odio a un plebeyo ilustrado que
representa una parte amplia del país nacional indignado. Petro es producto de
la crisis nacional, de la debacle moral, de la búsqueda de un vocero de los de
abajo, por una salida en paz al pleito histórico, por la igualdad y las
libertades reales.
Se
pueden glosar debilidades en la personalidad de Petro como su caudillismo, y en
mi caso, se pueden objetar sus errores en política internacional para América
Latina. Pero esto no es argumento que refute la importancia de apoyar su
candidatura frente a la de la derecha revanchista, maquillada de juventud y
decencia.
El
programa de Petro contrasta con el de Duque y el partido del orden y vale
apoyarlo con libertad.
Las
elecciones fueron competitivas y se pudo conjurar la amenaza de fraude por la
denuncia y la vigilancia ciudadana. Los resultados fueron oportunamente
informados y espero que se aumente en transparencia en los comicios finales.
Queda sí en evidencia una infraestructura electoral anacrónica con alquilada
tecnología y áreas vulnerables a la manipulación de los votos. Desde Camilo
Torres y Luis Carlos Galán se ha clamado por una revolución electoral que
modernice cabalmente el sistema y avance en el cambio sustantivo de las costumbres
políticas, lo cual debe ser tarea obligada en el próximo gobierno.
Las
maquinarias sí funcionaron en el caso de Duque y en el de Vargas Lleras con sus
1.407.840. Lo que no llegó fue el voto de opinión para este último. Los
partidos Liberal y Conservador quedaron en sus platas como nomenclaturas
clientelistas aceitadas con los dineros del erario público. La izquierdas en su
mayoría apoyaron a Petro, y aún en el caso del Polo, sectores de base votaron
en mayor cuantía por este candidato. La paz del tratado de La Habana dio
evidentes frutos por el clima favorable y se avanzó en concretar el diálogo
negociado con el ELN.
El
llamado al voto en blanco por parte de los derrotados Fajardo, De La Calle y
algunos de sus escuderos, no es ningún delito, están en su derecho, pero es
innegable que es un gran error porque independientemente de su patetismo moral,
tal conducta favorece a Duque que tiene una partitura para tocar los clarines y
tambores de reanudación de la guerra. Y otras cosas de igual gravedad como
mantener a rajatabla el modelo transnacional de concentración económica que
amplía las desigualdades.
El
pretexto de algunos escuderos para votar en blanco porque Petro votó por Santos
es asunto de menor cuantía y oculta que Fajardo también votó por el Presidente
y tuvo entendimientos continuos con Uribe y sus voceros en el pasado. En
verdad, de lo que se trata, es de mezquindades y personalismos de estos
escuderos que contrasta con la actitud de Angélica Lozano y la mayoría de los
Verdes, Clara López y la mayoría de la campaña de De La Calle, Iván Cepeda,
Alexander López y la mayoría del Polo.
Los
resultados electorales definirán qué clase de gobierno tendremos en el próximo
mandato: el del orden reaccionario o el del avance democrático que camine hacia
las reformas y la auto-organización popular.
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