martes, 15 de agosto de 2017

“LOS PODEROSOS SIEMPRE HAN TEMIDO LA OPOSICIÓN DE LA RISA”: DIEGO LEÓN HOYOS

“LOS PODEROSOS SIEMPRE HAN TEMIDO LA OPOSICIÓN DE LA RISA”:
DIEGO LEÓN HOYOS

Entrevista de CECILIA OROZCO TASCÓN.

El famoso actor y director de televisión y teatro define la risa como arma política a la que le tienen miedo los personajes públicos. Recordó su papel de “compañera” de set de Jaime Garzón en el noticiero burlesco “Quac”, de los años 90. Y asegura que la acusación delictiva al columnista de humor Daniel Samper Ospina por parte de un expresidente es “un subterfugio para desviar la implacable crítica del periodista”.


“La acusación de violación de menores no se puede lanzar, ni en serio ni en broma, sin pruebas”: Hoyos. Óscar Pérez

Además de ser uno de los actores y directores de teatro y televisión más respetados, a usted se le recuerda por su papel de María Leona Santodomingo, “compañera de set” del inolvidable Jaime Garzón en el “Noticiero Quac” (de la televisión de finales de los años 90) en que ustedes dos caricaturizaban la realidad política del país. ¿Cómo reaccionaban los personajes de la vida real, de los que ustedes se burlaban: con humor o con ira?

De las dos maneras. Quac fue un fenómeno muy complejo y los políticos reaccionaban del mismo modo: unos se molestaban y hacían reclamos airados de rectificación, y otros, la mayoría, sentían que era un verdadero honor ser caricaturizados en el programa debido el enorme prestigio que tenía en la opinión pública y, obviamente, en los eventuales electores. Entiendo que Patricio Wills, presidente de RTI -la empresa que realizaba Quac-, recibía, con frecuencia, peticiones de copias de las emisiones del “noticiero” por parte de los políticos y altos funcionarios del Gobierno. Esas solicitudes eran tan frecuentes, que nosotros le decíamos a él que nos apoyaba, no por el alto rating, sino por el goodWills de Quac, porque le producía mucho prestigio. A los políticos que reclamaban airadamente se les contestaba que se trataba de una ficción y que corregir algo en Quac, guardadas proporciones, era como pedir una corrección en El Quijote.

¿Alguna vez recibieron amenazas, insultos o agresiones de otro tipo por las burlas que ustedes, evidentemente, hacían de la realidad del país o de alguno de los personajes del momento?

A mí no. Al parecer, a Jaime lo llamaron unos temibles narcotraficantes de la época. Después de asegurar que les encantaba Quac, le pidieron que no mencionara a sus familias. Eso les molestaba mucho. Pero, a continuación, le aclararon que no les preocupaba que dijéramos lo que quisiéramos sobre ellos y que le pedían un favor: ¡advertirles antes de la emisión que íbamos a nombrarlos “para estar preparados”!

La época del narcotráfico de los 90, en forma de carteles y grandes capos, fue superada. ¿Qué piensa del país de hoy, el del posconflicto y sin guerrilla, pero con un grado de odio social casi igual?

Evidentemente, la intolerancia y la agresión a las personas que tienen una posición crítica sobre los poderes continúan en Colombia. En eso no hemos cambiado. De hecho, el valiosísimo proceso de paz está -él mismo- amenazado. El asesinato de Jaime Garzón probablemente esté relacionado con una infamia que prosperó en ese tiempo, que consistía en decir que él recibía comisiones económicas por su gestión en la liberación de los secuestrados, una tarea humanitaria a la que se dedicó por su civismo generoso. Era una acusación monstruosa, porque el interés que movía a Jaime era el de luchar para que hubiera paz en el país. Ahora bien, con independencia de ese infundio, seguramente el fanatismo político también cumplió un papel en ese imperdonable asesinato. Al matar la risa, mataron un poco a Colombia.

Tal vez no en “Quac”, pero sí en los otros programas humorísticos de Jaime, la molestia de funcionarios del Ejecutivo y militares representados por él era notoria. Usted no estaba en todos como coprotagonista de Garzón, pero era su amigo. ¿Qué recuerda sobre esos criticados?

En realidad, nuestros distintos caminos laborales nos mantenían distanciados. Sí recuerdo, como lo dije antes, que muchos a quienes él mencionaba o entrevistaba se sentían honrados por ser incluidos en sus libretos. Sin embargo, los hechos posteriores demostraron que también había gente que, fatalmente, se ofendió con su inteligencia, su ironía y sus posiciones.

En sus recuerdos, ¿quiénes eran los admiradores de Garzón?

Garzón terminó ganándose el amor de todo el pueblo colombiano, pero los más jóvenes y quienes tenían mayor acceso a la información y estudios superiores, sencillamente lo idolatraban. Por eso lo invitaban permanentemente a foros en todas las universidades del país. No obstante, sucedió algo extraño: el colombiano raso también terminó adorándolo: el lustrabotas Heriberto de la Calle, el portero Néstor Elí y la empleada doméstica Dioselina Tibaná fueron personajes que encarnaron el alma del pueblo.

Sin querer hacer comparaciones, la sindicación, sin ningún sustento, del expresidente Uribe al columnista Daniel Samper Ospina, de ser un presunto “violador de niños”, sólo porque hizo un chiste con los nombres de una mamá y su bebé es, a mi juicio, el más grave ataque al humor en los años pos Garzón. ¿Qué piensa sobre el hecho de que un hombre de tanto poder político intente minar a uno de sus críticos más consistentes?

La acusación de un delito como la violación de menores no se puede lanzar, ni en serio ni en broma, sin ninguna prueba. Ese tipo de afirmaciones se emparenta con lo que ahora llaman “posverdad” y, también, con la conducta perniciosa de repetir una mentira hasta convertirla en “verdad”, como lo hacían los nazis y como sucede hoy en Estados Unidos, Venezuela, Colombia y otros lugares del mundo. El humor político siempre ha sido el mejor instrumento de la sociedad para defenderse del poder, no importa de cuánta pompa se rodeen quienes lo detentan ni tampoco importa si invocan el derecho divino o romano, con voz temblorosa, intentando legitimarse. Pienso que los poderosos siempre han tenido que sufrir la oposición de la risa, porque ésta desmantela su andamiaje de mentiras. Por eso le temen.

¿En qué se parece el papel de humorista crítico que desempeña Daniel Samper Ospina en la sociedad colombiana del año 2017 y la que cumplía Garzón en los 90?

En algo sustancial: ambos han sacado a la luz y han dado a conocer algo que ni las ciencias jurídicas, ni las matemáticas, ni la química, ni ninguna otra disciplina nos enseñan ni nos permiten conocer: las motivaciones ocultas del poder que, usualmente, se resumen en factores como la vanidad, la ambición y el deseo de dominio sobre los otros. En eso se parecen.

Ya no hablando de ellos dos, en particular, sino del humor, en general, ¿cuáles son las diferencias entre una frase graciosa y una ofensiva?

Hay que distinguir entre el humor crítico, agudo y hasta bondadoso, de la burla y el escarnio que sirven a los tiranos. ¿Qué tal la hilaridad y la complicidad que se ve en los rostros de los soldados norteamericanos que se tomaron fotos en Abu Ghraib mientras torturaban a los presos de Irak? ¿O las imágenes de los soldados nazis queriendo inmortalizarse junto a los cadáveres de los judíos asesinados por ellos en Polonia? Para no hablar de los notables del sur de Estados Unidos en los comienzos del siglo XX, destornillados de la risa al lado de los negros que acababan de linchar y ahorcar. Eso no tiene nada que ver con el humor, pero sí con las reacciones de los dictadores en todas las épocas de la historia.

En su análisis, ¿la airada reacción del senador Uribe contra Samper Ospina tiene que ver con la actividad humorística del periodista, con la defensa de los niños o con el inicio de la campaña electoral que necesitaría radicalizar el país?

No creo que tenga nada que ver con la defensa de los niños, sino con el interés de producir un escándalo ad portas de la campaña electoral. La estrategia de polarizar el país es una herramienta que le ha dado formidables réditos políticos hasta el momento.

Entonces, ¿por eso toma como blanco de sus ataques el periodismo humorístico de Samper Ospina?

La acusación al columnista Samper es una salida por la tangente, un subterfugio para desviar la implacable crítica del periodista, de las maniobras políticas del Centro Democrático valiéndose de un ingenioso retruécano, por cierto, inofensivo, para descalificarlo.

Pero el humor político, tal como el que ustedes ejercían en el “Noticiero Quac”, siendo una herramienta poderosa no parece tener tanto efecto real. ¿No estará sobredimensionado?

Lo cierto es que los políticos, los fanáticos y los poderosos le tienen mucho miedo al humor. Eso lo expresa, muy bien, Umberto Eco en su famosa novela El nombre de la rosa: el fraile Jorge de Burgos comete múltiples asesinatos para evitar que se divulgue el “peligroso” segundo libro de La Poética, de Aristóteles, supuestamente dedicado a la comedia, la risa y el humor. El fraile justifica los crímenes que ejecutó con tal de que nadie aprenda a reírse con estas palabras: “La risa libera al aldeano del miedo al diablo, porque en la fiesta de los tontos también el diablo parece pobre y tonto, y, por lo tanto, controlable. Este libro podría enseñar que liberarse del miedo al diablo es un acto de sabiduría. Cuando ríe… el aldeano se siente amo porque ha invertido las relaciones de dominación…”. Ahí está la respuesta a su pregunta.

El senador Uribe tiene fama de ser una persona carente de humor y de capacidad de reírse. Para usted, experto en la materia, esa condición en un jefe político, ¿es una ventaja, un defecto, un problema o bien una garantía de seriedad?

Le contesto no como experto, sino como ser humano: no confío en alguien que no sea capaz de burlarse de sí mismo. Todos somos víctimas de la vanidad y la ambición, como lo mencioné. El humor es un excelente instrumento para autocriticarnos, para recordarnos la humildad y para reconocernos como iguales. No hay nadie más poco serio que quien lo parece.

Si usted estuviera en el lugar de Samper Ospina, ¿haría lo mismo que él, es decir, interponer acciones legales contra su detractor, cancelaría las presentaciones en vivo, dejaría de escribir, terminaría o seguiría desarrollando sus actividades profesionales como siempre?

Seguiría ejerciendo mis actividades profesionales como siempre. ¿Puedo enviarle un mensaje?: desde aquí, ¡ánimo, Daniel!

Cambiando de tema, pero conectado con el humor de la comedia y también con el drama: en estos días usted regresa a la escena como director de la obra “Shakespeare enamorado (“in Love”, originalmente), basada en la famosa película de finales de los 90 y montada por un gran grupo para el teatro Colón. A dos días de haberse estrenado, ¿cómo siente la obra y cómo se siente usted?

Absolutamente feliz y honrado: es para mí un honor dirigir una obra de alguien a quien admiro tanto como Tom Stoppard y presentarle al público un equipo creativo, técnico y artístico que no dudo en calificar de inmejorable. La obra cuenta con unos de los mejores actores de este país y tiene el sello de calidad lingüística de haber sido traducida al castellano por el escritor Juan Gabriel Vásquez.

¿Por qué habría que verla?

Porque los espectadores tendrán una noche inolvidable con esta deliciosa comedia romántica en la que veremos cómo William Shakespeare, el gran dramaturgo inglés, en medio de una aterradora crisis creativa en que se le ha secado la gracia y le huyeron las palabras, se enamora y termina escribiendo Romeo y Julieta, la obra de amor por excelencia.

¿Cuáles fueron los ingredientes principales del montaje para Colombia?

Tratamos de dosificar la gran dosis de humor irreverente y trasgresora, la maravillosa poesía sentimental de Shakespeare y la belleza plástica del espectáculo. Estamos seguros de que la gente se conmoverá y se divertirá como nos ocurrió a nosotros.

Se sabe que la obra es propiedad de Producciones Disney. ¿Hubo algún tipo de supervisión de Estados Unidos para su adaptación?

Sí. Felipe Gamba es un colombiano talentoso que trabaja en la dirección de Disney Theatrical Productions y es el encargado de supervisar los montajes de Disney en todo el mundo. Se reunió con nuestro equipo, nos felicitó y nos dijo que la versión colombiana era extraordinaria y que respetaba y exaltaba las cualidades de la adaptación de este gran clásico de la dramaturgia contemporánea.

Ataques a los críticos políticos: un atentado al futuro de la democracia

C.O.T.- En cada época de la historia del país se pueden citar ejemplos de caricaturistas (dibujantes o escritores) que han molestado al régimen, al gobierno o al presidente de turno: varios de ellos tuvieron delicados enfrentamientos con altos funcionarios y con los líderes políticos. ¿Por qué las críticas “serias” de columnistas u opositores parecen ser más soportables que las de humor si también pueden ser corrosivas?

D.L.H.- Afortunadamente han existido caricaturistas de gran nombre y valor en cada época. Son tesoros de los que se puede enorgullecer la imperfecta democracia colombiana. Por eso, la eliminación física de Jaime Garzón o las acusaciones infundadas sobre comisión de delitos graves a Daniel Samper Ospina constituyen atentados al futuro civilizado y democrático del país. Pero usted se equivoca en una cosa: los críticos serios también han estado en constante peligro. La historia siempre mencionará, para vergüenza de Colombia, el asesinato del inolvidable Guillermo Cano y los de tantos otros periodistas valientes que fueron sacrificados o perseguidos.

“Shakespeare enamorado”, un lujo en el teatro Colón

El viernes pasado se estrenó, en el teatro Colón de Bogotá, la obra Shakespeare enamorado (Shakespeare in Love), una famosa adaptación a las tablas de la no menos famosa película estadounidense de 1998, dirigida por John Madden y protagonizada por Gwyneth Paltrow y Joseph Fiennes, que tuvo gran éxito en la crítica y siete Premios Óscar, así como tres Globos de Oro y cuatro Bafta. Se narra la historia del que sería el romance más notable de todas las épocas literarias: el legendario dramaturgo, poeta y actor inglés William Shakespeare, quien estaba sufriendo una etapa de “sequedad” intelectual, se enamora desesperadamente, justo cuando escribía Romeo y Julieta. La trama de amor no aburre ni un instante, porque la dama de los sueños del escritor está comprometida con un poderoso señor que intenta asesinar a Shakespeare. En una rica puesta en escena, el director del montaje bogotano, reconocido hombre de las artes y profesor de la misma materia, Diego León Hoyos, es entrevistado por El Espectador en estas páginas. El elenco artístico, además de Hoyos, es de los mejores que ha habido en los últimos tiempos en el país y reúne a actores de la talla de Nicolás Montero, Carolina Ramírez, Kepa Amuchástegui, Carmenza Gómez, Jairo Camargo y Gloria Gómez, entre otros.


Tomado de www.elespectador.com. 22 Jul 2017 - 9:00 PM

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