martes, 21 de junio de 2016

Las vías de la revolución. Por Luis I. Sandoval M

20 JUN 2016 - 9:00 PM. www.elespectador.com

Las vías de la revolución.  Luis I. Sandoval M

Un debate de mi generación fue el de las vías de la revolución. Hoy ese debate tiende a saldarse y a la vez relanzarse en virtud de los hechos. Los proyectos políticos armados de izquierda están llegando a su fin después de medio siglo largo de recorrido sin que tampoco los proyectos civilistas hayan logrado conducir al pueblo colombiano a la victoria sobre las élites del establecimiento tradicional.

Por supuesto no se reducía el debate al asunto de armas sí o armas no, sino que tenía que ver con la caracterización de la formación social colombiana, la identificación de la clase potencialmente mejor dispuesta a liderar los cambios revolucionarios, el señalamiento de etapas o momentos sucesivos del proceso y la estrategia y táctica en las relaciones entre partidos, movimientos e instituciones.

Los más destacados voceros de las posturas centrales en esta primordial polémica fueron, a comienzos de los 70, Gilberto Vieira del Partido Comunista Colombiano, Ricardo Sánchez de la Tendencia Socialista y Francisco Mosquera del MOIR.

Vieira: “La combinación de formas de lucha. Esa famosa consigna no la inventó el PCC; esa consigna la aprendió del pueblo colombiano que creó la combinación de todas las formas de lucha de masas cuando a finales de la década del 40 se enfrentó a la terrible política de sangre y fuego de los gobiernos reaccionarios de la época…” (1988).

Sánchez: “Con esta afirmación se deja de lado y se minimiza la creación consciente de organizaciones guerrilleras… Los comunistas colombianos… han terminado adoptando una política muerta, de suicidio y por ende han contribuido al auto-bloqueo de las izquierdas” (2001).

Mosquera: “La lucha guerrillera no es una forma de lucha más simplemente para responder a las represiones oficiales en ciertas regiones del país. El proletariado debe crear los núcleos guerrilleros y en base de estos conformar el ejército popular de liberación, y éste a su vez, coronará la liberación nacional del yugo del imperialismo norteamericano…” (1973).

Posturas originales que unas subsistieron y otras tuvieron diferentes derivaciones. Ni la Tendencia Socialista ni el MOIR abrazaron la combinación, en conjunto las tres visiones resultaron desvirtuadas en el tiempo.

El hecho de estar ad portas de la dejación de armas mediante un proceso de salida política no le da derecho a nadie para hablar de fracaso de las guerrillas porque nadie ha triunfado por el camino escogido. Lo que se impone para el espacio alternativo es reconocerse como sujeto plural y responder este interrogante: ¿por qué revolucionarios, demócratas y progresistas no han logrado construir un movimiento determinante en la historia de Colombia? ¿Cómo lograrlo ahora?

El tránsito de la guerra a la paz, iniciado hace 25 años, implica primero sacar las armas de la política, izquierdistas y derechistas y, segundo, hacer que las del Estado sean legítimas y aseguren a todos sin excepción el ejercicio integral de las libertades políticas. En ese nuevo terreno vuelve el debate sobre la vía o vías de la revolución colombiana. Acceder a la paz no es renunciar al proyecto de cambio revolucionario por considerarlo innecesario o inviable.

Con todo rigor y verdad la revolución entendida como un cambio profundo en las formas de vivir, producir, consumir, distribuir, conflictuar y gobernar, es hoy más necesaria que nunca porque el “orden” económico y político imperante, no solo a nivel de país sino planetario, amenaza destruir a la par pueblos y naturaleza. Ante la lógica de muerte del capitalismo resurge vigorosa la lógica de vida (buen vivir) del socialismo.

La transición actual representa una posibilidad indudable de crear otra realidad política. Ese es el reto.

@luisisandoval


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