20
JUN 2016 - 9:00 PM. www.elespectador.com
Las vías de la
revolución. Luis I. Sandoval M
Un
debate de mi generación fue el de las vías de la revolución. Hoy ese debate
tiende a saldarse y a la vez relanzarse en virtud de los hechos. Los proyectos
políticos armados de izquierda están llegando a su fin después de medio siglo
largo de recorrido sin que tampoco los proyectos civilistas hayan logrado
conducir al pueblo colombiano a la victoria sobre las élites del
establecimiento tradicional.
Por
supuesto no se reducía el debate al asunto de armas sí o armas no, sino que
tenía que ver con la caracterización de la formación social colombiana, la
identificación de la clase potencialmente mejor dispuesta a liderar los cambios
revolucionarios, el señalamiento de etapas o momentos sucesivos del proceso y
la estrategia y táctica en las relaciones entre partidos, movimientos e
instituciones.
Los
más destacados voceros de las posturas centrales en esta primordial polémica
fueron, a comienzos de los 70, Gilberto Vieira del Partido Comunista
Colombiano, Ricardo Sánchez de la Tendencia Socialista y Francisco Mosquera del
MOIR.
Vieira:
“La combinación de formas de lucha. Esa famosa consigna no la inventó el PCC;
esa consigna la aprendió del pueblo colombiano que creó la combinación de todas
las formas de lucha de masas cuando a finales de la década del 40 se enfrentó a
la terrible política de sangre y fuego de los gobiernos reaccionarios de la
época…” (1988).
Sánchez:
“Con esta afirmación se deja de lado y se minimiza la creación consciente de
organizaciones guerrilleras… Los comunistas colombianos… han terminado
adoptando una política muerta, de suicidio y por ende han contribuido al
auto-bloqueo de las izquierdas” (2001).
Mosquera:
“La lucha guerrillera no es una forma de lucha más simplemente para responder a
las represiones oficiales en ciertas regiones del país. El proletariado debe
crear los núcleos guerrilleros y en base de estos conformar el ejército popular
de liberación, y éste a su vez, coronará la liberación nacional del yugo del
imperialismo norteamericano…” (1973).
Posturas
originales que unas subsistieron y otras tuvieron diferentes derivaciones. Ni
la Tendencia Socialista ni el MOIR abrazaron la combinación, en conjunto las
tres visiones resultaron desvirtuadas en el tiempo.
El
hecho de estar ad portas de la dejación de armas mediante un proceso de salida
política no le da derecho a nadie para hablar de fracaso de las guerrillas
porque nadie ha triunfado por el camino escogido. Lo que se impone para el
espacio alternativo es reconocerse como sujeto plural y responder este
interrogante: ¿por qué revolucionarios, demócratas y progresistas no han
logrado construir un movimiento determinante en la historia de Colombia? ¿Cómo
lograrlo ahora?
El
tránsito de la guerra a la paz, iniciado hace 25 años, implica primero sacar
las armas de la política, izquierdistas y derechistas y, segundo, hacer que las
del Estado sean legítimas y aseguren a todos sin excepción el ejercicio
integral de las libertades políticas. En ese nuevo terreno vuelve el debate
sobre la vía o vías de la revolución colombiana. Acceder a la paz no es
renunciar al proyecto de cambio revolucionario por considerarlo innecesario o
inviable.
Con
todo rigor y verdad la revolución entendida como un cambio profundo en las
formas de vivir, producir, consumir, distribuir, conflictuar y gobernar, es hoy
más necesaria que nunca porque el “orden” económico y político imperante, no
solo a nivel de país sino planetario, amenaza destruir a la par pueblos y
naturaleza. Ante la lógica de muerte del capitalismo resurge vigorosa la lógica
de vida (buen vivir) del socialismo.
La
transición actual representa una posibilidad indudable de crear otra realidad
política. Ese es el reto.
@luisisandoval
No hay comentarios.:
Publicar un comentario