Educar a los
educadores. Armando Montenegro
Tanto
la experiencia internacional como los mejores estudios académicos muestran que
una de las claves para mantener la calidad de la educación básica es la buena
preparación de los maestros (también son cruciales otros factores como su
motivación y su buen desempeño en los salones de clase).
Por: Armando
Montenegro
En
Colombia, infortunadamente, hay muchas deficiencias en esta materia. Los
bachilleres con los peores resultados en las pruebas SABER son los que optan
por la carrera del magisterio. Y la gran mayoría de quienes terminan las
licenciaturas no exhiben los mínimos conocimientos ni el entrenamiento
suficiente para enseñar. En las aulas se limitan a extender su ignorancia a los
millones de jóvenes que asisten a las escuelas públicas, como bien lo registran
los horribles puntajes de Colombia en pruebas internacionales como PISA.
Son
múltiples las causas de la deplorable preparación de los maestros colombianos.
La profesión de la docencia en nuestro medio, a diferencia de lo que ocurre en
países con sistemas educativos de excelencia, tiene escaso prestigio y
reconocimiento social. Por otra parte, además de atraer a los peores y más
desmotivados alumnos, las licenciaturas que forman a los docentes tienen, por
lo general, una bajísima calidad; poco o nada les enseñan a los futuros
maestros. No debe sorprender entonces que ésta sea una de las causas de la
crisis de la educación básica en el país.
La
política educativa del Gobierno ha creado numerosos instrumentos para atacar
este problema: (i) para atraer a los mejores bachilleres y elevar el nivel de
los futuros profesores creó un cupo de 1.000 becas del programa Ser pilo paga
en los buenos programas académicos; (ii) estableció 4.600 becas de maestría
para mejorar la formación de los maestros que ya tienen alguna experiencia;
(iii) aprobó un cupo de crédito de $50.000 millones para financiar la
modernización de las instalaciones y equipos de las facultades de educación;
(iv) buscando la mejoría de la calidad de las licenciaturas, el Plan de
Desarrollo ordenó la acreditación de las programas que forman a los docentes
(se trata de eliminar los establecimientos de garaje que reparten con facilidad
y rapidez sus títulos).
De
acuerdo con este mandato del Plan de Desarrollo, la ministra Gina Parody acaba
de imponer varias exigencias para la acreditación de las licenciaturas: (i)
esas carreras ya no podrán ser exclusivamente virtuales; tendrán que ser presenciales
en, al menos, 50 de sus 130 créditos; (ii) los futuros profesores deben cumplir
con un programa mínimo de prácticas en los salones de clase (hoy en día muchos
de los nuevos profesores se enfrentan sin ninguna experiencia a sus alumnos);
(iii) los nuevos profesores de inglés deben demostrar, mediante pruebas
internacionales, que hablan y escriben en ese idioma (muchos profesores de esta
materia se defienden escasa y únicamente en español y sus alumnos no aprenden
nada de inglés).
Probablemente
estas medidas no serán suficientes para producir una mejoría dramática en la
calidad de los maestros de Colombia en el corto plazo. Pero sí constituyen un
avance notable en la dirección correcta, bien diseñado y articulado dentro de
una política ambiciosa y coherente. Merece el reconocimiento y el apoyo de la
comunidad educativa y de todas las personas interesadas en la mejoría de la
educación básica en el país.
TOMADO
DE ELESPECTADOR.COM
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