El último agarrón en
el alto tribunal
El acta del
zafarrancho en la Corte Constitucional
El
Espectador conoció todos los detalles del último y más ácido enfrentamiento en
la Corte Constitucional por cuenta del escándalo protagonizado por el
magistrado Jorge Pretelt.
Por:
Juan David Laverde Palma. En Twitter:
@jdlaverde9
El
acta del zafarrancho en la Corte Constitucional
El
primer miércoles de junio de 2015 la pelotera fue la protagonista en la Sala
Plena de la Corte Constitucional. El agarrón de padre y señor mío no podía
tener otro motivo que la investigación al magistrado Jorge Pretelt Chaljub por
las presuntas coimas que le habría pedido al abogado Víctor Pacheco para
favorecer con una tutela a la firma Fidupetrol. Ese 3 de junio la Corte debía
aprobar el acta de la candente sesión del pasado 2 de marzo, en la que los
nueve magistrados, en sala extraordinaria, se reunieron durante siete horas
para analizar los primeros coletazos del escándalo, revelado ese fin de semana
por El Espectador y por los periodistas Daniel Coronell y José Manuel Acevedo.
El
origen de la garrotera fue que el borrador del acta (elaborada por la
secretaría general y que debe consignar con fidelidad las intervenciones que
hicieron todos los magistrados ese 2 de marzo) decía que en un momento de la
acalorada discusión, cuando sus colegas interrogaban a Pretelt por su amistad o
cercanía con el abogado Víctor Pacheco, el magistrado les reconoció que solía
verlo en reuniones sociales, pero que se había alejado de él y que la última
vez que lo había visto había sido el 18 de octubre de 2013 en su apartamento de
Rosales, en Bogotá. En ese momento, el magistrado Mauricio González, quien
denunció el caso, intervino para decirle a Pretelt: “Un momento, o sea que
usted sí se vio con Pacheco, y al día siguiente de la selección de la tutela de
Fidupetrol”.
Pretelt
zanjó la discusión asegurando ese 2 de marzo que no tenía por qué saber cuándo
se había seleccionado la cuestionada tutela de Fidupetrol. Sin embargo, el
“resbalón” de Pretelt podría ser determinante en su caso, pues constituiría la
prueba reina de que él y Pacheco sí se vieron en la casa del magistrado al día
siguiente de la selección de la tutela de Fidupetrol (tal como lo ha declarado
Pacheco), cuando ni siquiera se había notificado esa decisión y nadie sabía
que, vía tutela, la Corte Constitucional podría tumbar el fallo que condenó a
Fidupetrol a pagar $22.500 millones. Según Pacheco, Pretelt le dijo ese 18 de
octubre de 2013 que la revisión de la tutela le había correspondido al
magistrado Mauricio González, que él era una persona honrada que no recibía
plata de nadie, pero que eso se podía solucionar con el pago de $500 millones.
Lo demás hace parte del escándalo conocido. Sin embargo, la cólera del
magistrado Pretelt en la sesión del 3 de junio se debió a que, según él, jamás
dijo eso en la Corte.
En
palabras castizas, el magistrado Pretelt acusó a sus colegas de querer
prefabricar pruebas para enlodarlo ante la justicia. Sostuvo a los gritos que
no sería tan bruto como para autoincriminarse así, dijo que lo consignado en el
borrador del acta era una infamia, un complot más para tratar de sacarlo a
sombrerazos del alto tribunal y que se negaba a aprobar el contenido de ese
borrador. Mejor dicho, se despachó en acusaciones aquí y allá, reiteró que ese
18 de octubre no se vio con Pacheco en su casa, aunque sí lo hizo en el Club El
Nogal en medio del homenaje que promovió para el exmagistrado Humberto Sierra
Porto. El lío es que cuatro magistrados aseguraron en ese acalorado debate que
Pretelt sí dijo lo que dijo el 2 de marzo y que el acta debía aprobarse.
Jorge
Pretelt se atrincheró en su posición y aseguró muy molesto que lo que se
pretendía era montarle una celada para incriminarlo ante la justicia, pues,
reiteró, ese 18 de octubre no se vio con el lobista barranquillero en su
apartamento. “Es una infamia”, vociferó. En contraste, los magistrados María
Victoria Calle, Mauricio González, Gabriel Eduardo Mendoza y Jorge Iván Palacio
se mostraron de acuerdo con la aprobación del acta pues, sostuvieron,
recordaban perfectamente las palabras de Pretelt.
Y
fue Troya. Jorge Pretelt elevó aún más la voz. Entonces el magistrado Luis
Guillermo Guerrero pidió la palabra. Buscando una fórmula intermedia para
amainar los ánimos le propuso a la Sala que aprobara un acta más general, en
donde no se especificara con todo detalle la versión de Pretelt en la que
habría dejado constancia de que sí se vio con Víctor Pacheco en su apartamento
el 18 de octubre de 2013. Pretelt insistió en su tesis del complot.
Seguidamente le preguntaron a la exmagistrada encargada, y hoy secretaria de la
Corte, María Victoria Sáchica, si aprobaba el contenido del acta. Ella dijo no
recordar con precisión ese episodio particular.
No
votaron el magistrado Alberto Rojas, quien para el 2 de marzo estaba por fuera
de la Corte, ni el magistrado Luis Ernesto Vargas, por incapacidad médica, ni
la magistrada Gloria Ortiz, quien se encontraba de permiso representando a la
Corte en Ginebra, Suiza. Así las cosas, el acta no pudo aprobarse, pues no
alcanzó la mayoría de cinco votos. La Sala Plena del 3 de junio dejó ese
pendiente que todavía no ha sido resuelto. Y, además, unas heridas que no
cicatrizan en la Corte. Para Jorge Pretelt, sus enemigos en el alto tribunal
maniobraron para que el acta lo perjudicara. En la otra orilla, cuatro
magistrados insistieron el pasado 3 de junio que su memoria no les falla.
La
votación del acta fue pospuesta, quedó en el ambiente un nuevo escenario de
confrontación y en varios magistrados la certeza de que ese “resbalón” de
Pretelt en la sesión del 2 de marzo puede resultar definitivo en su expediente
judicial. Pretelt ha negado de todas las formas posibles la mentada reunión en
su apartamento con Víctor Pacheco el 18 de octubre de 2013. Aún más, ha
aportado certificaciones de la empresa de vigilancia de su edificio en Rosales
en las que no figura el registro de entrada de Víctor Pacheco a su residencia.
“Está
plenamente demostrado que esa tal reunión en la casa del magistrado jamás se
dio. Es evidente que se busca preconstituir una prueba en su contra,
desconociendo una diligencia de inspección judicial realizada al club El Nogal
y a la empresa de seguridad del conjunto residencial Emaús, donde vive el
magistrado, en las que consta que no se vio con Pacheco en su casa. Pacheco ha
dado siete versiones distintas de los hechos, es un mentiroso compulsivo y un
farsante irredimible”, le dijo a El Espectador el abogado de Pretelt, Abelardo
de la Espriella. El defensor asegura que el acta fue alterada para incluir algo
que Pretelt nunca dijo y que ya se contrató un grafólogo para constatarlo.
Al
margen de la controversia, esta semana el abogado Víctor Pacheco fue imputado
por el delito de tráfico de influencias y terminó en la cárcel. Para la
Fiscalía no existen dudas de que intentó influir irregularmente en una decisión
judicial para beneficiar a su cliente, la firma Fidupetrol. El fiscal considera
sumamente revelador que el mismo día en el que la Corte Constitucional
seleccionó la tutela de Fidupetrol, esta empresa le consignara $116 millones a
la firma de Pacheco, Servicios Jurídicos Empresariales.
En
síntesis, la Fiscalía está convencida de que Víctor Pacheco sí intrigó en la
Corte para que la tutela de Fidupetrol fuera seleccionada y, según parece por
la coincidencia de las fechas, se benefició económicamente con esa gestión. En
cuanto a Pretelt, el representante investigador Julián Bedoya decretó el pasado
4 de junio el cierre de la investigación para pronunciarse de fondo. En ese
contexto, la polémica acta que por poco es aprobada el día anterior en la Corte
Constitucional no pudo adjuntarse como prueba a la Comisión de Acusación.
Por
lo pronto, la Sala Plena de la Corte Constitucional tiene que resolver esta
semana esta papa caliente. ¿Aprobará el acta de la discordia?
El
cuestionado abogado Víctor Pacheco, protagonista del mayor escándalo que haya
vivido la Corte Constitucional en 23 años de existencia, fue enviado a la
cárcel Modelo de Bogotá por orden de un juez, el pasado 22 de junio. Esto
debido al riesgo de que Pacheco –investigado por un supuesto tráfico de
influencias– obstruyera el funcionamiento de la justicia y afectara el proceso
en su contra debido a sus nexos con importantes miembros de la Rama Judicial. A
Pacheco, igualmente, se le imputaron los cargos de tráfico de influencias y enriquecimiento
ilícito debido a que, según la Fiscalía, quiso aprovecharse de su aparente
cercanía con los magistrados Alberto Rojas Ríos y Jorge Pretelt para que la
Corte fallara en favor de Fidupetrol, su cliente, una tutela.
El
audio que enreda a Víctor Pacheco
Tras
conocerse de las denuncias contra el magistrado Jorge Pretelt, su compañero en
la Corte Constitucional, Luis Ernesto Vargas, reveló una grabación de una
charla que sostuvo con Víctor Pacheco, en la que éste habla sobre el presunto
tráfico de influencias para que una tutela, interpuesta por la firma
Fidupetrol, que Pacheco representaba, saliera a su favor.
En
el audio se oye a Pacheco decir que cuando la tutela llegó a la Corte
Constitucional, les dijo a Pretelt y al magistrado Alberto Rojas Ríos que le
ayudaran con la tutela y le dijeron: “Hombre sí, claro, cómo no’”.
Y
que luego, en su apartamento, Pretelt le dijo que la tutela le había tocado a
Mauricio González y que el único que hablaba con González era él, “el que le
lleva la cuerda” y que González no quería plata, sino supuestamente regalos
para su hijo. Lo que González ha negado vehementemente.
TOMADO DE ELESPECTADOR.COM. JUDICIAL 27 JUN 2015 - 9:00 PM
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