SEGURIDAD,
DEMOCRACIA Y ESTADO
ENRIQUE
AMESTOY
Uno
de los ejes del “Diálogo por una Internet Ciudadana” realizado en Quito entre
el 27 y 29 de setiembre de 2017 se tituló “Democracia, Seguridad y
Estado”. Se me antoja reordenar los
términos que definen dicho eje e intentaré dar mi opinión respecto a que, en
temas de corte político, el orden de los factores sí que puede alterar el
producto.
Es
indiscutible que puede existir un Estado sin que exista Democracia, lo vivieron
nuestros pueblos desde los 60’s y hasta bien entrados los 80’s como es el caso
de Chile y las decenas de ejemplos a lo largo de la historia de la
humanidad. También es fácilmente
demostrable que hubo aberrantes conceptos de seguridad aplicados en cada uno de
los diferentes países que las sufrieron; uno de los ejes centrales fue que los
lineamientos para todas las dictaduras se escribían en los EEUU y que los
militares golpistas eran formados básicamente en la “Escuela de las Américas” o
debería decir “Escuela de Asesinos” apoyándome en la propia historia. Democracia entonces, sí podría ir en primer
lugar, como el título del eje de debate en tanto sin Democracia no es posible
concebir un Estado y la Seguridad que los pueblos requieren, veamos...
Si
el eje principal es la Internet, debemos pensar que sin Seguridad y Democracia
en la red, los Estados dejan de ser independientes y soberanos, de tomar sus
propias decisiones. Mas los Estados no
son objetos abstractos, por el contrario: son millones de seres humanos que nos
paramos sobre el mismo suelo para decidir, compartir, debatir, elegir nuestros
destinos y todo lo que implica la vida en un Estado democrático. Por lo tanto es dable considerar que los
millones de ciudadanos que compartimos el mismo suelo, nuestro suelo americano
en tanto la visión de Estado / Nación la concibo perimida, debemos conocer,
interiorizarnos de la situación actual de la Seguridad en la Red en el
entendido de que casi la totalidad de nuestro diario vivir transcurre de una u
otra forma en ese espacio virtual.
¿Quién
creó y quién toma decisiones en Internet?
Se
dice que la génesis de la “red de redes” pudo ser de corte académico, con la
necesidad de universidades de compartir materiales, interconectarse entre
pares, etc. También pudo haber sido una
necesidad militar con obvia intención de entrelazar mas no precisamente para
generar mejores capacidades académicas o menos aún de generar mejoras en la
vida de la gente.
A
esta altura de los acontecimientos, entiendo que poco o nada importa investigar
sobre el cómo y para qué se ha creado y quién decidía sino que lo realmente
importante es ver cómo se maneja Internet hoy día, quiénes son los tomadores de
decisiones, cuál es el papel de nosotros como usuarios o menos aún dedicar
tiempo a analizar las fortalezas y debilidades de un sistema que vino para
quedarse y que crece día a día a pasos agigantados.
La
mayoría de nuestros salarios pasan por transacciones bancarias, estas
transacciones son informáticas y por lo tanto en alguno de sus tramos utiliza
Internet para funcionar. De la misma
forma cuando compramos o vendemos con tarjetas de crédito o débito. Cada día es más común realizar compras de
pasajes aéreos, boletos de transporte colectivo o solicitar un taxi desde
nuestra computadora o desde nuestro celular.
Ese teléfono llamado “inteligente” porque nos permite realizar lo que
hace 20 años solo era posible con decenas de aparatos (computadora, cámara de
fotos, lector de documentos, GPS, etc, etc, etc). Dependiendo de la región o el país hay
aproximadamente un 94% de los celulares que utilizan Android o iOS. En algunos la preponderancia es de Android y
en otra de iOS. Pero lo cierto es que
Google y Apple, propietarias de los sistemas operativos, controlan o
potencialmente tienen la posibilidad de controlar, absolutamente todos los
movimientos que realizamos: nuestras transacciones bancarias, geolocalización
(saber dónde estamos a cada instante), ver nuestras fotografías, saber por
dónde nos movemos o cuales son nuestras rutas diarias, etc.
Por
lo tanto la concentración monopólica de estas dos empresas hace presumir que
existe falta de seguridad, no nos permiten saber a ciencia cierta qué es lo que
hacen con nuestros datos almacenados en la “nube”, con quién o quienes
comparten nuestra información privada (Snowden ha dado claras señales
desenmascarando al Plan PRIMA y las empresas que colaboran cediendo los datos
de sus clientes a las agencias norteamericanas de inteligencia). En la navegación por la red también aparecen
otros jugadores como Facebook, Microsoft, Amazon, Microsoft o Uber. Y hay más: en la misma cancha juega George
Soros con la OpenSocietyFoundation o la FordFoundation. Ambas “colaborando” con los procesos de
“Datos Abiertos” u “Open Data”.
Continuando
con la red: para que haya tráfico desde nuestro teléfono o computadora se
requieren redes físicas, cables. Estas
redes tienen dueño y por lo tanto tienen quien pueda analizarlas, filtrarlas,
controlarlas o bloquearlas. El análisis
de la concentración monopólica en la propiedad de las redes en nuestros países
así como los cables de fibra óptica subacuáticos que permiten interconectar a
todo el mundo, es altamente preocupante ya que son muy pocas empresas, que
responden a los mismos intereses monopólicos globales y de concentración de poder. Los países centrales controlan con sus
agencias la información vertida por empresas que responden a sus intereses, la
casi totalidad de las comunicaciones de redes mundiales. Con la capacidad de utilizar enormes
computadores para analizar la información que nosotros los usuarios les damos a
diario (esto lo conocemos como Big Data[i])
Con
toda esa información se puede “mágicamente” hacer aparecer un pop-up (los
“cartelitos” que aparecen en el navegador cuando estamos en Internet) que nos
ofrece algo que “casualmente” minutos atrás buscamos en una tienda en línea o
que simplemente conversábamos por chat con alguien más. Lo mismo con las sugerencias que
“casualmente” nos muestra Facebook o qué publicaciones hace que aparezcan al
principio de nuestra página en dicha red social.
También
analizando nuestra información vigilada se puede disparar un misil, si así lo
entiende quien analiza la información.
Recuerdo la detención de dos ciudadanos ingleses al llegar a un
aeropuerto en EEUU porque, previo a su partida de Europa, habrían intercambiado
mensajes donde señalaban “break EEUU” o algo similar que hizo creer a las
agencias norteamericanas que se trataba de terroristas, cuando seguramente
hablaban de “romper la noche” con la simple intención de divertirse en una
noche de salidas, música o tragos.
Hay
una finalidad comercial alarmante que genera millones a quienes juegan en esta
cancha y a las empresas a las que les “ceden” la información colectada por las
empresas anteriormente mencionadas. ¿Se
ha preguntado usted porqué Google es tan generoso y con la sola creación de una
cuenta @gmail.com en su nuevo teléfono inteligente, automáticamente le cede
“gratis” 15Gb de disco duro para crear documentos, almacenar correos, fotos y
todos los etcéteras que sus productos ofrecen?
Cuando
niño me decían: “lo barato sale caro” y hoy digo “lo gratis es más caro
aún”. Una simple operación me dice que
con 68 usuarios de 15Gb cada uno se llena un disco duro de 1Tb que en plaza
cuesta US$70. La propia Google señalaba
meses atrás, tener 2.000 millones de usuarios activos. Haga cuentas y llegará a cosas tan
sorprendentes como que se requieren unos 30 millones de discos de US$70 para
dar soporte a todos esos usuarios.
Olvídese de contar costos de energía eléctrica, edificios para alojar
computadores, el salario de los miles de ingenieros, programadores y demás
funcionarios que tiene la corporación para hacer que todo ese imperio
funcione. Insisto: ¿gratis?
Indudablemente
hay otra faceta que es el control político, social y vigilancia. Al analizar los datos que nosotros día a día
volcamos, permite generar estrategias mediáticas o políticas para frenar
avances de organizaciones, para activar lo que llamamos “bots” o cuentas falsas
en las diferentes redes sociales para generar opinión pública o tendencia sobre
uno u otro dato. Veamos lo ocurrido en
Venezuela o en Brasil, donde el papel de las redes controladas por bots o los
medios hegemónicos como O Globo apoyaron intentos de desestabilización política
o derrocaron presidentes. Insisto: todo
realizado gracias al análisis de los datos que nosotros consciente o
inconscientemente les damos minuto a minuto.
Los golpes blandos de la mano de la denominada ciberguerra [ii] son una
realidad a combatir.
¿Tenemos
opciones alternativas a la concentración y el control?
Hemos
llegado a un punto de desarrollo tecnológico y de control hegemónico que parece
imposible pensar en salirse de esa máquina, que gira y gira cada vez más rápido
y nos envuelve, no nos permite pensar con claridad. Está tan bien aceitada que ha logrado
generarnos una sensación de bienestar, de que el calentador de agua “smart”,
que podemos encender o apagar desde nuestro celular saliendo del trabajo, es la
panacea y la forma en que debemos vivir.
¿Cuántos ámbitos de reunión, conversación o discusión política, social o
incluso familiar hemos cambiado de lo físico para el “grupo de Whatsapp
(“casualmente” propiedad de Facebook)?
Estamos aletargados. Como el
perro con la garrapata engordando prendida de su cuello pero sin saber de su
existencia gracias a la anestesia que le inyecta, chupándole la sangre,
reproduciéndose y continuando chupando sangre “anestesiada”.
Igual
de anestesiado está nuestro sistema político.
Creo que con los dedos de una mano me basta para contar la cantidad de
presidentes, senadores, diputados, alcaldes, que ponen este tema en debate o
que generan propuestas o instancias de discusión sobre el control social,
político y cultural en el que nos sumergen las corporaciones de las que hemos
hablado. Menos aún sobre el control que
ejercen los EEUU y el resto de potencias centrales sobre nuestros gobiernos y
pueblos. Me resuenan con tristeza las
palabras del ex presidente Rafael Correa cuando, a poco de dejar la presidencia
de Ecuador y en una entrevista concedida a una FM de mi país Uruguay, se
lamentaba del nulo apoyo que tuvo su propuesta ante UNASUR de crear un “Anillo
de Fibra Óptica” del bloque. Nada más ni
nada menos que unificar intenciones políticas y recursos económicos para
generar cableado de fibra óptica de todos los países del sur, que nos
permitiese una autonomía de uso y control mientras traficamos datos en las
redes entre nuestros países. El mismo
destino llevaron las propuestas del Grupo de Seguridad de Mercosur del
setiembre de 2013 [iii] de generar centros de datos unificados del bloque,
coordinar con UNASUR para que el “músculo” fuese mayor, dar seguridad a
usuarios y Estados sobre posibles escuchas, ataques, etc.
En
una realidad política regional donde las derechas han vuelto a ganar terrenos,
por artilugios legales como en Brasil, o por las urnas como en Argentina, o el
propio retroceso, también por la vía de las urnas, del proceso de la
“Revolución Ciudadana” en Ecuador, parece mucho más real que nunca lo que
dijese José Artigas hace más de doscientos años: “nada debemos esperar sino de
nosotros mismos”. Y en este sentido está
casi todo por hacer, es casi un libro blanco donde organizaciones sociales y
políticas, donde la ciudadanía toda, debemos ponernos a escribir idea, debate y
propuestas. Apoyo los proyectos de redes
sociales regionales, como es el caso de Facepopular [iv] (alternativa a
Facebook), mas entiendo que si allí solo tengo a mis amigos “convencidos” de
poco o nada sirve. Lo mismo cuando
utilizo Telegram o Signal como alternativas a Whatsapp si mis contactos no lo
utilizan. Y los tendidos de redes es
claro que no los podemos llevar adelante solo con voluntad militante: se
requieren millones para realizar obras de infraestructura como cableados o
centros de datos regionales que anteriormente mencionaba.
Por
lo tanto entiendo que las organizaciones sociales y movimientos progresistas de
nuestro continente debemos aunarnos para exigir a nuestros gobernantes la
creación de estos instrumentos emancipadores en lo que a redes e
infraestructura refieren. Que se nos
permita participar con voz y voto, junto a las corporaciones, de ser escuchados
junto a la falacia de “múltiples partes interesadas” que define la Gobernanza
mundial de Internet hoy día. Llevar este
debate al seno de nuestras organizaciones sociales y políticas y ponerlo en
tapa de agenda, porque el control y la vigilancia nos quitan seguridad, sin
Seguridad es imposible concebir Democracia y sin ésta no se concibe el concepto
de Estado.
Enrique
Amestoy es socio de la 1er Cooperativa de Tecnologías Libres en Uruguay
Libre.Coop. Fundador del Centro de Estudios de Software Libre Uruguay (CESoL) y
la Red Iberoamericana de SL (RISOL). Ex asesor en TIC del MRREE de Uruguay y
miembro del Consejo Asesor Honorario de Seguridad AGESIC.
[i] https://es.wikipedia.org/wiki/Big_data
[ii] https://www.alainet.org/es/articulo/170984
[iii] https://www.aporrea.org/tecno/a175222.html
[iv]
https://actualidad.rt.com/actualidad/view/110238-facepopular-redes-faceb...
Artículo
publicado en la Revista América Latina en Movimiento: Internet ciudadana o
monopolios 16/11/2017
https://www.alainet.org/es/articulo/190075
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