MALECÓN.
POR: CARLOS VILLALBA BUSTILLO
30
de Julio de 2017 12:00 am. Tomado de www.eluniversal.com
Recuerdo
que, en 1958, cuando yo cursaba el último año de bachillerato en el Liceo de
Bolívar, mi documentado profesor de Historia de Colombia, don Alejandro Carrasquilla,
nos habló, con detalles que desconocíamos sus discípulos, del hundimiento de un
galeón, por parte de los ingleses, muy cerca de Cartagena, del cual nadie más
volvió a ocuparse, ni los historiadores afamados ni los arqueólogos submarinos,
a pesar del valioso cargamento que llevaba adentro con destino a la Península.
Ese
olvido duró casi trescientos años, porque apenas en la segunda mitad del siglo
XX las autoridades revolvieron el asunto del galeón, y hasta aventureros hubo
que se creyeron capaces de establecer las coordenadas e irse al Palacio
Presidencial a proponerle al presidente de la República el trasteo del barco a
cambio de una jugosa participación en el rescate. No fue tan expedita la
pretensión de los audaces buscones, y las especulaciones y las curiosidades
abundaban en academias, despachos públicos y corrillos.
La
tarea era mucho más ponderosa y compleja. No era para principiantes, ni para
ambiciosos sin más equipo que su momentáneo afán de colmar las alforjas. Le
correspondió a la institución oceanográfica más grande del mundo, la que más
sabe de esas zambullidas investigativas, dar con el galeón San José y
asegurarse la opción de compartir con el Gobierno el arsenal de costosas
preciosidades sumergidas en el mar profundo. Esa misma institución fue la que
descubrió los restos del Titanic hace treinta y dos años.
Tamaña
coincidencia me preocupa porque hay historias que se repiten. El legendario don
Fernando de Lesseps, por ejemplo, construyó el Canal de Suez y fracasó en el de
Panamá. ¿Estará libre la Woods Hole Oceanographic Institution, luego de su
hazaña con el trasatlántico accidentado, de un aparatoso fiasco con el galeón
San José?
Que
el Titanic estaba cuatro mil metros bajo el agua y el San José solo a mil, no
importa. Tampoco importa que la metodología del rescate sea la misma, pues con
el presidente Santos hablando en las audiencias públicas y proponiendo que las
empresas que se sientan capaces de formular ofertas lo hagan rápido, la
rebatiña será a muerte por la “exhumación” de una riqueza que no cayó en las
arcas de Felipe V.
Anhelo
que los programas de computador de los submarinos de la operación, en asocio
con los sonares, resulten a pedir de boca, igual que las señales sonoras de
unos pings que son básicos para saber si hay o no obstáculos enE el itinerario
de la búsqueda.
Por
último, si es cierto que la historia del San José saldrá a flote con todos sus
secretos, según la versión de Santos, pensemos desde ya en el Leonardo Di
Caprio colombiano que encabezará el elenco de nuestra película. Propongo a
Óscar Iván Zuluaga.
*Columnista. carvibus@yahoo.es
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