LA MUTACIÓN DE LAS
GUERRILLAS
POR: ALEJANDRO REYES
POSADA. 11 MAR 2017 - 9:00 PM
A
la vista de todos está ocurriendo lo impensable, la mutación de las máquinas de
guerra de las Farc y luego del Eln en movimientos políticos que aceptan
participar en la democracia imperfecta que tenemos. Con la mutación se levanta
el control armado de la población, cesan la extorsión y el reclutamiento
forzoso, se respetan las vidas de soldados y policías y la infraestructura se
preserva de atentados. La reducción de todos los índices de criminalidad del
país desde el cese al fuego es resultado del esfuerzo redoblado de la fuerza
pública para enfrentar la delincuencia, una vez terminado el combate a las
Farc.
La
explosión demográfica en las filas de las Farc es el mejor anuncio del cambio
profundo en las esperanzas de vida de los combatientes, pues nadie desea
concebir hijos si no los puede criar, como antes les ocurría. La guerrilla es
una institución total, una comunidad de vida y muerte, que desarrolla en sus
miembros el sentido de pertenencia a una causa común. Transformarla en un
movimiento político es un esfuerzo también total, que inicia con la decisión de
cada guerrillera y guerrillero sobre su futuro, su ingreso a la economía y su
reinserción a la vida de la comunidad.
Lo
principal, sin embargo, es que logren cambiar la lucha armada por actos de
reparación y creación de mejores relaciones con la sociedad. Un partido
político que promueva causas populares y sueños colectivos de los territorios
de la guerra se enfrentará a grupos poderosos, muchos de carácter mafioso o en
simbiosis con sus prácticas, que obtienen rentas de los mercados ilegales y la
corrupción. Las guerrillas desmovilizadas no pueden confrontarlos con los
mismos instrumentos del crimen organizado, como antes lo hacían, y por eso su
urgencia de que sean el Gobierno y la justicia quienes desactiven su poder
armado, para garantizar la democracia.
La
mutación de las guerrillas arrastra consigo la mutación del entorno social
donde operaban, al desaparecer ese protoestado que regulaba la vida cotidiana,
la seguridad y la tributación. Se vuelve mucho más importante el rol de los
líderes sociales de la comunidad y el papel de las autoridades locales para
ocupar el vacío regulatorio que dejan las guerrillas.
De
hecho, la mutación de las Farc se ha sentido en tres ámbitos: primero, aparece
un vacío de control de los mercados ilegales, que ha llevado al crecimiento de
los cultivos de coca, que responden al estímulo creado por las expectativas de
desarrollo alternativo del acuerdo de paz; segundo, se valorizan las tierras de
frontera agraria antes dominadas por las Farc y aumenta el acaparamiento
especulativo de baldíos para ofrecerlos a la inversión productiva con ganancias
de intermediación; tercero, se abren oportunidades para que emerjan nuevos
liderazgos sociales y empresas productivas de base asociativa o en asocio con
la empresa privada, que disminuye su temor a la extorsión y el sabotaje.
Pero
la mutación de las Farc, y posteriormente la del Eln, se pueden frustrar si no
ocurre también la mutación de las fuerzas políticas que lideraron la guerra,
como las que encabeza Álvaro Uribe, que rechazan la justicia transicional por
considerarla impunidad para terroristas y que tratarán de obstaculizar el
cumplimiento de los acuerdos de paz si logran el poder en las próximas
elecciones. Aunque la tienen frente a sus ojos, no perciben la mutación de las
guerrillas y por tanto los siguen considerando como terroristas a quienes hay
que exterminar o encarcelar.
TOMADO DE
WWW.ELESPECTADOR.COM
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