SIN ASTUCIAS
JURÍDICAS. POR RODRIGO UPRIMNY
La
democracia requiere que todos aceptemos los resultados de las urnas, incluso
cuando éstos nos son desfavorables.
Por:
Rodrigo Uprimny
Apoyé
con entusiasmo el Sí en el plebiscito porque creía (y sigo creyendo) que el
acuerdo de La Habana nos permite salir con dignidad de la guerra con las Farc.
Pero el No triunfó, por un estrecho margen, pero ganó. Y ese resultado debe ser
respetado.
Es
entonces riesgoso para la democracia y la paz en Colombia que algunos piensen
que es posible desconocer los resultados del plebiscito.
Un
ejemplo de esa situación es la información salida en algunos periódicos de que
la Corte Constitucional podría acoger la tesis de una demanda de Montealegre,
para decir que el acuerdo de paz es un acuerdo especial del DIH que, por el
solo hecho de haber sido firmado, ya habría entrado al bloque de
constitucionalidad y podría ser implementado, a pesar del resultado del plebiscito.
Hace meses argumenté que esa tesis no tenía ningún sustento (“La demanda del
exfiscal”, mayo 7/16) pues incluso si uno acepta que el acuerdo de paz es un
acuerdo especial, que es una tesis defendible, no por ello adquiere
automáticamente rango constitucional. Si hace meses esa tesis era jurídicamente
débil, sostenerla hoy contra el triunfo del No en el plebiscito es
antidemocrático y riesgoso.
Conozco
la prudencia e independencia de la Corte Constitucional, por lo que estoy
convencido de que ese rumor periodístico carece de sustento y la Corte no
acogerá una tesis que es jurídicamente precaria. Pero no dejan de ser
preocupantes los rumores de que algunos sectores estarían tentando a los
tribunales a que tomaran decisiones que son jurídicamente inaceptables (y todo
el mundo lo sabe) pero que darían una supuesta salida para implementar el
acuerdo a pesar del resultado del plebiscito.
Aclaro:
no estoy diciendo que no debe haber control judicial de las votaciones pues es
consustancial al Estado de derecho que los jueces garanticen que las elecciones
sean realizadas en debida forma. Y por ello es normal que existan
pronunciamientos judiciales sobre el plebiscito, como lo prevé la Constitución.
Mi objeción es frente a los esfuerzos de algunos sectores de intentar alguna
astucia jurídica para desconocer los efectos jurídicos y políticos del triunfo
del No en el plebiscito, que son claros: el acuerdo debe ser ajustado para que
pueda adquirir la legitimidad jurídica y política necesarias para poder ser
implementado.
Esos
ajustes son muy difíciles de lograr pues deben tener dos características en
tensión: deben ser sustanciales para responder a las objeciones y
preocupaciones que tengan sustento de quienes votaron No, pero deben ser
puntuales y específicos para que sean aceptables por las Farc y no afecten la
esencia del acuerdo, que fue alcanzado después de largos años de duras
negociaciones y recibió el apoyo de casi la mitad de los votantes. Pero debemos
lograr esos ajustes razonables. Es el tiempo de la política sin mezquindades
para buscar los máximos consensos por la paz; no es el tiempo de las argucias
legales que incrementen la polarización.
*
Investigador de Dejusticia y profesor de la Universidad Nacional.
@RodrigoUprimny. m22 OCT 2016 - 12:25 AM.
Tomado
de www.elespectador.com
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