LO
QUE VIVIANE MORALES Y SUS MUJERES FIRMANTES NO HAN ENTENDIDO.
POR:
CATALINA URIBE
Los
argumentos discriminatorios son casi siempre iguales. Cuando se discutía el
voto femenino se aludió a las costumbres, los valores religiosos, y a algunos
estudios de la época.
Se
dijo, por ejemplo, que las mujeres, debido a su fragilidad innata, no podían
enfrentarse al estrés que suponía la política y la toma de decisiones. Además,
como llevaban consigo el pecado de Eva, estaban destinadas a conducir a los
hombres a la tentación y a la guerra. Finalmente, que su emotividad las hacía
irracionales.
Más
allá de ciertos juegos de poder, fue en últimas gracias a algunas mentes
liberales —en el sentido literal de la palabra y no del mal llamado Partido
Liberal— que un cambio hacia una sociedad más justa e inclusiva se hizo
posible. Las mujeres pudimos votar porque hubo quienes vieron a través de
argumentos sosos y amañados. Irónicamente, las mismas mentes que hicieron
posible que Viviane Morales pudiera ser senadora, y que la cédula de las
mujeres que la apoyan contara, se enfrentan hoy a ella y a sus votantes.
Morales
sólo está en el poder porque se impugnaron los argumentos “naturales” a los que
ella tanto apela. Ella y sus mujeres firmantes solo pueden ser partícipes de la
vida pública porque hubo quienes lucharon para que la mujer pudiera ir a la
universidad, votar y ejercer cargos públicos. Mucho costó que la sociedad
aceptara que la mujer calladita no es más bonita. Aunque lo triste del asunto
es que, si hoy se hiciera un referendo para revocar el voto femenino, es
posible que ganara.
Hay
quienes dicen que la sociedad está perdiendo sus valores, pero quizá lo que
esté pasando es que nos estamos perdiendo en ellos. Es difícil determinar lo
que es bueno y justo en cada situación, pero no es tan difícil ver lo que es
cruel. Relegar a una parte de la población, rechazarla a una ciudadanía de
segunda, e impedirle ayudar a una infinidad de niños que necesitan ayuda, es
cruel. La crueldad de la discriminación debería poner en jaque a muchos
pseudo-valores, pero al final del día es más fácil creerse un buen cristiano
que de hecho serlo.
21
SEP 2016 - 9:00 PM. Tomado de elespectador.com
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