NOVIEMBRE 8. POR:
JOSÉ FERNANDO ISAZA
Todo
el planeta debería poder votar en las elecciones para presidente de los Estados
Unidos.
La
política exterior de EE. UU., dirigida por el presidente, tiene efectos sobre
todos los países. La historia muestra las invasiones y apropiaciones
territoriales; México y Colombia las sufrieron. Centroamérica, en el siglo
pasado, recibía con frecuencia desembarcos de marines. Las frustradas
invasiones a Cuba o la intervención en Chile para derrotar a Allende e instalar
la dictadura sangrienta de Pinochet son algunos ejemplos. La guerra contra
España en el tránsito del siglo XIX al XX, con el pretexto, inexacto, de un
ataque a uno de sus barcos, les sirvió para tener presencia militar en el
Caribe y los mares de China.
Se
autoproclaman el “gendarme de la humanidad” y consideran que tienen derechos
sobre los recursos naturales de los países. La invasión a Irak, con información
falsa, fue una excusa para controlar los campos petroleros. Hoy, con la
autosuficiencia del petróleo, gracias a la fracturación hidráulica, tal vez no
se hubiera llevado a cabo una guerra que lleva casi medio millón de muertos y
ha desestabilizado a Oriente Medio.
No
todo es censurable. Su colaboración junto con el Reino Unido y Rusia para
derrotar el nazismo fue un aporte significativo a la humanidad. El fin de la
Guerra Fría y la política exterior de Obama han reducido las intervenciones
militares de EE. UU.
Es
preocupante la posibilidad de que Trump llegue a la Presidencia. Durante la
campaña ha sido explícito en el sentido de que combinará el aislamiento con el
intervencionismo sin renunciar a la opción nuclear. Su modelo de un país homogéneo
WASP (White, Anglosaxon, Protestant) puede desencadenar sangrientos
enfrentamientos internos, y qué mejor, como cortina de humo, que una guerra
exterior para reducir su visibilidad. Ha anunciado que hará lo que sus
predecesores han hecho. El muro de Estados Unidos-México ya se ha construido
parcialmente, las sanciones económicas contra los países que no acatan las
directivas de políticas externas son empleadas con regularidad. La expulsión de
inmigrantes no sería la primera vez que se realiza.
Tiene
razón Hillary Clinton al decir que es un peligro que alguien tan temperamental
y con poco conocimiento del mundo pueda accionar los botones que desencadenen
un holocausto nuclear.
Hay
muchas tensiones geopolíticas. Periódicamente, China y los Estados Unidos se
acercan peligrosamente sus aviones y barcos de guerra en las islas Spratly del
mar del Sur de la China. Alejar la diplomacia para tratar los conflictos puede
escalar a mayores confrontaciones militares con resultados desastrosos. Basta
analizar lo que está ocurriendo en Siria y extrapolarlo a otros países.
Mitterrand
decía que el nacionalismo es la antesala de la guerra. Las banderas electorales
que mezclan la mentira, el populismo y el nacionalismo son muy efectivas.
Estados Unidos es una mezcla de regiones y culturas. La parte moderna está
ubicada en la Costa Este y las grandes ciudades de la costa pacífica. Pero el
centro está más ligado a teorías religiosas que a razones científicas: en
muchas partes no se permite enseñar la evolución sino como una hipótesis y el
creacionismo como una certeza. Encuestas muestran que la mayoría de sus
habitantes no creen en los peligros del calentamiento global, porque consideran
que Dios preservará su creación. Este es el electorado de Trump.
3
AGO 2016 - 3:21 PM. www.elespectador.com
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