viernes, 28 de abril de 2017

J. Hernández: "La lógica del capital no tiene fronteras, pero nos ponen fronteras para dividirnos". pOR, Cristina García de Andoin Martín

J. Hernández: "La lógica del capital no tiene fronteras, pero nos ponen fronteras para dividirnos"

         
26/04/2017
Opinión
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Juan Hernández Zubizarreta
Juan Hernández Zubizarreta es Profesor de la UPV-EHU, miembro del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL), colaborador del Tribunal Permanente de los Pueblos y miembro de Ongi Etorri Errefuxiatuak en la universidad. Forma parte de la treintena de ponentes que estarán presentes en el próximo encuentro Welcome Gernika 2017, los días 29 y 30 de abril (Ver ongietorrierrefuxiatuak.info/gernika2017).

Miles de personas procedentes de diferentes puntos del País Vasco y de otras comunidades participarán en las marchas que a pie, en bici o en transporte público, se acercarán al encuentro que las plataformas de apoyo a personas refugiadas y migrantes han organizado en Gernika con motivo del 80 aniversario del bombardeo. La columna central partirá el día 29 a las 16:00 desde Muxika, para recorrer a pie los últimos 3 kilómetros. Ya en Gernika, tendrá lugar un emotivo acto de acogida en memoria de las “Guernicas” de ayer y de hoy, para decir no a las guerras y para decir a las personas refugiadas y migrantes que son bienvenidas. El acto dará apertura a un completo e interesante programa de actividades (conferencias, talleres temáticos, mesas de experiencia, actividades culturales y lúdico-festivas) que se sucederán durante todo el fin de semana.

Los talleres temáticos van a incidir en el análisis de las causas que están detrás de los 60 millones de personas que se desplazan por el mundo. Serán cinco talleres simultáneos: Refugio y migración, Anticapitalismo, Antimilitarismo, Feminismo, y, Racismo, xenofobia y fascismo. Las tres mesas de experiencias de la tarde (Acogida, Frontera Sur y Desobediencia) tienen el propósito de visibilizar las distintas experiencias, compromisos y luchas sociales, y de continuar construyendo redes.

¿Cuál es tu visión de partida ante la cuestión del refugio?

No estamos ante una crisis de refugiados, como tanto se repite, porque no es algo que ha surgido de manera espontánea. Las causas que provocan los desplazamientos forzados se vienen gestando desde hace tiempo. Los responsables de tanta crueldad no quieren abordar los motivos que explican porque hay tanta gente que busca refugio, que emigra en contra de su voluntad. Incluso en la sociedad se habla de los efectos, de las políticas concretas, de cómo actuar, pero conviene detenernos de vez en cuando y preguntarnos el porqué, qué está pasando con el capitalismo y con la política internacional y cómo inciden en la cuestión de los desplazamientos forzados. Por otra parte, o abordamos las causas de fondo o los dramas humanitarios no se van a detener.

Personas refugiadas y migrantes. Dos términos que cada vez caminan más juntos…

Se nos intenta convencer de que hay refugiados de primera y refugiadas de segunda, que quienes son perseguidos por razones de raza, religión, nacionalidad… merecen una protección superior de quienes huyen de la pobreza, de guerras climáticas, de guerras ambientales, de guerras hídricas…,

La separación entre migraciones forzadas y voluntarias ha perdido hace tiempo su razón de ser. No digo que las causas no sean diferentes, pero la solución no puede apuntar a crear categorías tan diversas que sirvan para abrir o cerrar las fronteras. Los desplazamientos forzados se producen en un telón de fondo tremendamente cruel y violento, en un sistema económico capitalista y patriarcal.

En cualquier caso reconozco que es un tema complejo, pero los movimientos sociales manejamos muy bien los espacios y los tiempos de intervención y tenemos muy claras las propuestas de corto plazo, que atiendan las necesidades prácticas y las de carácter estratégico que proponen modificaciones en los sistemas de regulación.

Los derechos humanos cada vez se escriben en letra más pequeña…

El Tribunal Permanente de los Pueblos va abordar en varias audiencias previstas en Barcelona a lo largo de este año esta cuestión. Desde el punto de vista de la respuesta jurídica debemos exigir modificaciones del sistema europeo de refugio y de los países miembros y debemos reclamar su adecuación al Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Por otra parte, las normas sobre migraciones comunitarias y nacionales, como la Ley española de extranjería, deben modificarse radicalmente y adecuarse a la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, que es un tratado de la ONU que busca el respeto de los derechos de los trabajadores y trabajadoras migrantesConvención, por cierto, no ratificada por ningún país europeo, ni EUUU, entre otros.

Pero el desafío proviene de cómo buscar una concepción alternativa del derecho que permita que todas las personas excluidas del modelo neoliberal, puedan ser sujetos de derecho de manera plena y al margen de fronteras y jerarquías. Eso requiere un nuevo instrumento jurídico que tenga en cuenta las normas internacionales sobre refugio, sobre migraciones, sobre el cambio climático y sobre el control de las empresas transnacionales, lo que implica modificaciones sustanciales del modelo vigente.

Vas a intervenir en el Taller de Anticapitalismo. ¿Puedes explicar cómo incide el capitalismo en este contexto?

El capitalismo evidencia serias limitaciones para iniciar una nueva fase expansiva de crecimiento económico, que genere un círculo virtuoso de productividad, rentabilidad, inversión, empleo y consumo; y por otra parte, tenemos el gravísimo colapso ecológico en ciernes, que en palabras de Tanuro, implica una catástrofe silenciosa provocada por el cambio climático, a lo que hay que sumar el agotamiento de las tres fuentes de energía fósil sobre las que se ha asentado el patrón de desarrollo desde la segunda guerra mundial.

El sistema capitalista tiene dificultades para dar más de sí. Y ahí se produce una gran dualidad civilizatoria. Como dice Yayo Herrero; o nos vamos a un ecofascismo, es decir, si la tarta no crece y el reparto sigue igual, van surgir estructuras políticas de dominación muy cercanas al ecofascismo; ó transformamos radicalmente el modelo socio- económico.

Por otra parte, el mecanismo clásico del capital para apropiarse de la plusvalía sigue siendo la explotación de la mano de obra, que se produce en el mercado formal, en el informal, que mantiene la división sexual del trabajo, las cadenas globales de cuidado y el trabajo reproductivo realizado gratuitamente por las mujeres y que, ahora en gran medida, ejecutan las mujeres inmigrantes. El desempleo, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, de las pensiones…son efectos permanentes del modelo neoliberal y la precariedad se coloca en el centro de las relaciones laborales. Además, esta explotación viene acompañada de fenómenos emergentes, como la trabajadora o trabajador pobre, un fenómeno ya conocido en América Latina y en África, pero no aquí. En este contexto los desplazamientos forzados de personas son muy funcionales al sistema capitalista y la explotación de migrantes y personas refugiadas es una regla de oro del modelo económico.

Has mencionado también el patriarcado. ¿Cómo opera en su caso?

El patriarcado profundiza en esta dinámica. El estado de bienestar ha reducido las muy precarias políticas públicas de atención al trabajo reproductivo y al cuidado de las personas. Y esa quiebra recae una vez más sobre las mujeres. Además, como apunta Silvia Federicci, el patriarcado capitalista ofrece a los hombres el cuerpo de las mujeres como sustituto de la desposesión y la pérdida de poder que el modelo genera. Según esta autora, en el periodo de acumulación originaria, el capitalismo ofrecía a los hombres las mujeres como contraprestación por la pérdida de la tierra. Los feminicidios de Juárez se moverían en esta lógica.

Por otra parte, conviene destacar la violencia sexual que sufren las mujeres, los niños y las niñas en los tránsitos por parte de todos los hombres con los que se encuentran en el camino: compañeros de viaje, policías, mafias… Debe ser denunciada con contundencia, visibilizando la situación y exigiendo medidas al respecto.

¿Puedes explicar mejor qué relación tiene esto con la migración y el refugio?

Todo esto tiene que ver con la migración y el refugio, porque, además del proceso de explotación mencionado, el capitalismo utiliza otro elemento que ha cobrado mucha fuerza, aunque no es nuevo. Es lo que Harvey llama la desposesión o la acumulación por desposesión. Las empresas transnacionales necesitan hacerse con recursos naturales y la tierra se convierte en objeto de mercantilización. La gente es expulsada de la misma y de sus casas para generar beneficios de la agroindustria, de la minería, de las petroleras, de las eléctricas, que necesitan los recursos naturales para conseguir un mantenimiento de la plusvalía y acumulación de capital. La adquisición de tierras a gran escala por parte de las empresas transnacionales destruye las economías locales y redefine vastas extensiones de tierra como lugares para la extracción y el negocio, lo que provoca espacios desnacionalizados que expulsan a sus habitantes.

La gente huye, se mueve, y se desplaza dentro de sus estados y entre estados y continentes, porque la lógica corporativa, la mercantilización de la vida exige desplazamientos y expulsiones. Las personas se trasladan porque no tienen más remedio y llegan a nuestros países buscando dónde vivir. Ojalá las migraciones fuesen movimientos libres, pero lo cierto es que solo una excepción de gente puede viajar en libertad. Además, el deterioro del medio ambiente está provocando desplazamientos forzados por la ausencia de tierras de cultivo, de agua potable, inundaciones, por tierras vacías y muertas sin aire, sin agua… generadas por el calentamiento global.

¿Qué puedes decirnos del término necropolítica que se ha empezado a acuñar?

Es la tercera vía decidida por el sistema económico capitalista, que ya no solamente explota y expulsa, sino deja morir a la gente. En el Mediterráneo se está dejando morir a las personas en el mar. No me creo que los sistemas militares y de control de fronteras, no detecten las barcazas o barcos que navegan clandestinamente. Y eso se llama necropolítica, dejar morir por falta de atención a quienes tienen hambre o se ahogan en el mar. Pienso que en el Mediterráneo se están acuñando verdaderos crímenes contra la humanidad. Se deja morir a quienes huyen de la guerra en territorios supuestamente de paz como es el Mediterráneo, y eso se acerca mucho a una nueva tipificación de crímenes de paz.

Por otra parte, se están produciendo verdaderos crímenes internacionales en una alianza terrible entre la economía criminal y la economía legal, entre la economía de la mafia que lava su dinero en la economía legal. Y se asesina a líderes y lideresas de los movimientos ecologistas, feministas, LGTB, campesinos e indígenas, por liderar respuestas en defensa de su tierra, en contra de los grandes proyectos hidroeléctricos, pero también se elimina a gente, simplemente porque son personas que al sistema económico capitalista le sobran. Las personas que no puedan consumir o producir le estorban al sistema capitalista y se convierten en desechos humanos, tal y como afirma Bauman.

Una Europa inexpugnable, una fortaleza cerrada… ¿es a lo que vamos?

Que el sistema capitalista no necesite ya tanta gente no quiere decir que no vaya a seguir contando con mano de obra migrante. Pero va a ser una mano de obra cuyos derechos no van a ser regulados en base a la equidad y la igualdad. En determinados sectores como la construcción, la hostelería y los cuidados se va a seguir contando con personas migrantes, para además provocar una bajada de los salarios en un proceso de enfrentamiento entre gente explotada y entre pobres. Por otro lado, el sistema va a mantener personas que se van a encontrar en territorios de no derechos, como la venta ambulante. En Europa están creándose espacios sin derechos: cárceles, CIEs, redadas racistas, expulsiones, vallas y fronteras del horror… Son limbos jurídicos donde además puede coincidir gente con ciudadanía europea, el excluido interno, con gente que viene de otros lugares. Además, están los campos de personas refugiadas, que son campos para identificar, controlar y expulsar. Son campos que se basan fundamentalmente en la frontera como un imaginario de guerra. Las fronteras son el lugar que separa el orden de la barbarie, lo bueno de lo malo, la frontera que invisibiliza, para que la conciencia de la ciudadanía europea no vea lo que se está haciendo con seres humanos, con nuestros iguales.

¿Dónde queda la solidaridad?

La solidaridad internacional es una mezcla de compasión socrática por lo que le pasa a otro ser humano, pero no debe expresarse solo en un tipo de ayuda humanitaria instrumentalizada, que con la mano derecha da migajas y con la izquierda golpea en forma de desplazamientos, explotación o necropolítica. Debe expresarse en una solidaridad de denuncia, en una solidaridad de ida y vuelta contra el enemigo común. No les devolvemos la dignidad cuando ayudamos a las personas desplazadas forzosamente, son sujetos políticos, son ciudadanas y ciudadanos con derechos. Las mujeres deben salir de la invisibilización y formar parte de los relatos migratorios y de la acción política. Y la solidaridad es establecer estrategias comunes contra el enemigo común y la desobediencia civil es la vía para conformar dicha solidaridad.

Son las empresas transnacionales un enemigo común entonces…

Se aprovechan de una arquitectura de la impunidad, de la desigualdad, de la asimetría entre derechos. Las transnacionales protegen sus derechos con toda una cadena de impunidad que funciona en el ámbito global: tratados y acuerdos de comercio e inversiones, disposiciones, planes y normas del FMI, El Banco Mundial y la OMC, contratos de explotación, tribunales arbitrales, un sistema muy complejo que blinda los derechos de las transnacionales, convirtiéndolos en intocables. Y las preguntas que nos hacemos son ¿dónde quedan las obligaciones de las transnacionales?, ¿quién las controla?, ¿qué dice el gobierno español de la vulneración de derechos de empresas del IBEX 35?, ¿no tienen responsabilidades en el Rana Plaza de Bangladesh donde murieron mil quinientas personas? ¿Qué responsabilidad tuvieron Mango y El Corte Inglés? Es evidente que existen alianzas entre los gobiernos y las transnacionales. Y ahí, el derecho internacional de los derechos humanos no puede competir con el derecho de comercio y de inversiones. Tenemos el ejemplo de la dura presión que se ejerció sobre el gobierno griego para que pague la deuda pasando por alto la voluntad popular expresada en referéndum, frente a la permisividad con la que se ha respondido al gobierno y al referéndum húngaro para no aceptar la mísera cuota de emigrantes asignada.

¿Qué sabemos de las empresas militares y de los bancos que las financian? Las que participan en los bombardeos de la muerte en Siria, en Afganistán, en Yemen… son las mismas empresas que se están aprovechando del horror de las fronteras, que es un gran negocio de cuchillas que cortan, de personas que son expulsadas, y por cierto, cuando se inician los procesos de reconstrucción de los países son las mismas empresas que participan en los mismos. Esto es indignante porque además, muchas de ellas, son empresas de capital europeo. Es el negocio del horror y de la destrucción. Por ello es importante discutir sobre las causas, porque cuando se analizan es muy difícil justificar los discursos de que las personas desplazadas vienen a quitarnos el trabajo, la protección social, que son terroristas o delincuentes… Pensemos porqué vienen, quién se está beneficiando y cuál es la actitud que deberíamos adoptar.

¿Y cuál es la actitud?

Una actitud de solidaridad internacional, que conlleva que los sujetos políticos implicados reivindiquemos cambios transcendentales en las relaciones políticas y económicas, seamos de la raza y del país que seamos, porque la lógica del capital es una lógica sin fronteras para sus negocios, pero nos ponen fronteras para dividirnos, y tenemos que intentar que en los espacios sin derechos la alianza entre el movimiento sindical, las personas desplazadas forzosas, las excluidas y los movimientos sociales, crezca, porque si no la lectura de esta alianza la va a hacer la extrema derecha como en el caso de Trump.

¿Una buena conclusión para quienes participen en el Taller de Anticapitalismo el próximo día 30 en Gernika?

Tenemos que profundizar en alternativas concretas y en alianzas radicales que aborden las causas profundas de los desplazamientos forzosos y cambiar el modelo socio-económico vigente, que en el fondo es la causa de lo que está ocurriendo con muchos de nuestros compañeros y compañeras que vagan, mueren y que difícilmente van a entender el motivo por el que cuando llegan a tierra europea se les encierra y se les expulsa a países donde la inseguridad es absoluta y el peligro continua.

21/4/2017









http://www.alainet.org/es/articulo/185057

Trump: 97 días de retrocesos y derrotas. pOR, Eduardo Ibarra Aguirre

Trump: 97 días de retrocesos y derrotas

         
26/04/2017
Opinión
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Foto: SHEALAH CRAIGHEAD/CASA BRANCA/FOTOS PÚBLICAS
En la antesala de cumplir los primeros 100 días de su gobierno, el próximo 29, Donald Trump abrió claramente la puerta para postergar hasta septiembre la negociación para definir el financiamiento para construir el muro en la frontera con México, en razón del decidido rechazo de los legisladores demócratas y algunos republicanos –todos los pertenecientes a ambos partidos en los cuatro estados de la franja fronteriza–, para incluir una partida en el presupuesto federal que está por aprobarse.

De no producirse el acuerdo parlamentario dejaría a la administración de Donald John en la parálisis, fenómeno que no se da desde 2013, cuando durante 17 días trabajó sin recursos el gobierno de Barack Obama, salvo los estrictamente indispensables para brindar los servicios básicos.

Reaccionario, troglodita y todo lo que usted quiera y mande, pero no hay borracho que trague lumbre y tampoco presidente estadunidense que no pueda eludir su afamado y contradictorio empecinamiento en disponer de 1 400 millones de dólares para el financiamiento de un muro que podría costar entre 8 000 y 70 000 millones de dólares, a riesgo de llegar a la fiesta nacional del sábado –la que juraba Trump que no le interesaba y ahora hace preparativos febriles en todo el país–, sin presupuesto federal para el ejercicio gubernamental que arranca el día 29.

Los hombres más pensantes del muy conservador grupo gobernante de Estados Unidos aconsejaron, seguramente, al magnate inmobiliario como preferible hacer un reculamiento antes que correr el costoso riesgo de la parálisis presupuestal, cuando sigue todavía bajo el apoyo ciudadano a su gobierno y persona, a pesar del ligero repunte logrado con el bombardeo a la base aérea de Siria, el estallido de la más poderosa bomba no nuclear estadunidense en el aún invadido Afganistán y los peligrosos amagos militares contra Pyongyang.

Ligero repunte del respaldo ciudadano que no debiera engolosinar al nuevo administrador institucional del imperio (inexistente para el converso Jorge German Castañeda) y derivar de allí que las aventuras bélicas son el camino para ganar más adeptos domésticos y estimular el crecimiento de la economía estadunidense sobre la base del poderoso y muy influyente poder fáctico, conocido como complejo militar-industrial.

El revés de Trump ante el Congreso, así sea de carácter temporal, se suma a la incapacidad política y jurídica para vencer judicialmente las resistencias a la persecución contra trabajadores migrantes de origen musulmán. Metió reversa en su pretensión de obligar a México a pagar la construcción del muro. Cambió sus posturas hostiles hacia China, obligado porque la necesita para disuadir a Kim Jong-un que no impulse su programa nuclear; así como con la Organización del Tratado del Atlántico Norte a la que ninguneaba y obligaría a sostener su gasto militar. Y ni siquiera pudo someter a votación en el Capitolio su iniciativa para demoler el programa de seguridad social construido por Barack Hussein.

Por supuesto que el mitómano y demagogo estadunidense sigue ufanándose que hizo más que cualquiera de sus predecesores en sus primeros 100 días en la Oficina Oval, además de promover las marcas comerciales de su abucheada hija Ivanka. Mas el centenar de días está sellado por serias derrotas y retrocesos.

Algunos de sus críticos estiman que el “empantanamiento interno” en que se encuentra su gobierno, lo describe mejor, justo cuando entró a una de las semanas más difíciles de su tiempo en la Casa Blanca.







http://www.alainet.org/es/articulo/185051

Venezuela y el eterno retorno conservador: la violencia. pOR, Camila Vollenweider, Lorena Freitez

Venezuela y el eterno retorno conservador: la violencia

         
26/04/2017
Análisis
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Luego de tanto luchar experimentando nuevas rutas tácticas que le permitieran construir una base de apoyo popular para ganar en los pasados comicios parlamentarios de diciembre de 2015, la oposición venezolana parece haber visto truncadas sus posibilidades democráticas y constitucionales de llegar al poder ejecutivo y regresa a la violencia como mecanismo inercial de su acción política.

Imbuida en profundas divisiones internas y pugnas por el control del hemiciclo, la oposición cayó en la trampa del conflicto de poderes con el chavismo. Obsesionada por la liberación de los “presos políticos”, despilfarró el instrumento político más importante con el que contaba para continuar creciendo bajo la oferta de “El Cambio”. Seis meses bastaron para dilapidar el capital político que tenía en diciembre de 2015 y convertirse en un archipiélago de fracciones con intereses particulares, absolutamente inútil para un sector de la población -que realmente esperaba sirviera como herramienta efectiva para solucionar los problemas económicos que más aquejan al país-. Hoy, la debilidad de las facciones “electoralistas” y la impronta divisionista que define a la MUD (Mesa de la Unidad Democráticas) frustran todo esfuerzo por el diálogo político nacional, dejando el terreno libre para que se impongan los sectores más extremistas de la oposición venezolana hegemonizados por el partido Voluntad Popular. Los mismos creadores de “La Salida” en 2014 han desplazado a los creadores de “El Cambio” en 2015, marcando la agenda de este momento.

Luego de la gran movilización que lograra la MUD a comienzos de septiembre de 2016, se dio un quiebre importante en la expectativas de la base social opositora respecto a sus líderes, dada la errónea oferta que hicieran a sus seguidores luego del triunfo electoral parlamentario. Vendieron una fantasía: luego de una gran marcha en el este de la ciudad de Caracas o de un pronunciamiento en la Asamblea Nacional, automáticamente Nicolás Maduro saldría del poder. Con una frustración generalizada en su base de apoyo, este quiebre habría sumido a la oposición a niveles bajísimos de movilización de calle, abrupta pérdida de la popularidad de sus líderes y, lo peor: el incremento de la popularidad de Nicolás Maduro que llegó al 30% en enero 2017 luego de un difícil 2016. Este nivel de asfixia política les exigió hacerse de una estrategia de polarización de corto plazo. En un claro reconocimiento de sus incapacidades para armar rutas políticas de sello nacional, retomaron nuevamente el camino más fácil: buscar apoyo en el padre imperial (Estados Unidos) y calentar las calles combinando movilizaciones de la vanguardia política y grupos de choque que permitieran construir retratos de victimización de la oposición y abuso de poder (represión) por parte del Gobierno. El objetivo: encender la indignación y el ánimo de una base social de apoyo que ya no daba nada por ellos.

Recambio táctico: cualificando los sentidos de la violencia

Los signos del recambio táctico de la derecha se comenzaron a observar desde el 15 de febrero –pocos días después de que el gobierno estadounidense sancionara al vicepresidente venezolano por sus presuntos vínculos con el narcotráfico- cuando Trump recibió a Lilian Tintori. El presidente norteamericano expresó entonces su preocupación por Leopoldo López, a quien llamó “prisionero político”. Durante la semana anterior, otros opositores viajaron a EEUU: Freddy Guevara, Armando Armas y José Gregorio Correa1. Aquí se comenzaba a perfilar que la nueva ofensiva conservadora contaría con un expedito “apoyo” norteamericano y la pasarían a liderar los radicales: Voluntad Popular.

  1. La explícita presión internacional

Esta vez, Estados Unidos se comprometió seriamente con esta tarea: desde el 19 de febrero al 20 de marzo, Estados Unidos hizo 11 pronunciamientos públicos y emitió 4 documentos (comunicados, informe sobre DDHH y resoluciones) sobre la “preocupante” situación venezolana, desde las más importantes vocerías: el Presidente Trump, el Departamento de Estado en voz de Rex Tillerson y Mark Toner, el Senado y el embajador en la OEA. Igualmente, dejó ver sin pruritos su lobby en la OEA y el sólido respaldo a su Secretario General, Luis Almagro, quien asume con gran vehemencia su papel como agitador y operador internacional de la narrativa y diplomacia conservadora en torno a la situación política venezolana. Almagro, entre el 28 de febrero y el 19 de abril, desarrolló 4 sesiones extraordinarias -donde emitió resoluciones fraudulentas (sin consenso y violando abiertamente la normativa interna) sobre Venezuela-, armó un bloque de 11 países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Perú y Uruguay) cuyas cancillerías se alinean para fustigar al Gobierno de Venezuela e hizo pronunciamientos diarios en la prensa mundial y en redes sociales.

Aún cuando la estrategia comenzó a mostrarse a mediados de febrero con estos primeros movimientos, su desarrollo se evidencia en las calles de Venezuela desde hace 24 días. ¿Qué se busca? imponer un ambiente de “ingobernabilidad” que retrate el colapso de una república o, más bien, coronar una estrategia de asedio multidimensional a un país soberano.

  1. La Salida” reloaded

“La Salida” de 2014 tuvo una duración de 2 meses, dejó un saldo de 43 muertos y más de 800 heridos y se caracterizó por barricadas, trampas mortales para motorizados y transeúntes, asedio e incendio de instalaciones del Estado, y atrincheramiento en urbanizaciones de clase media y alta. Quedó para la historia de la oposición y del país como la ineficaz revuelta de los ricos para asaltar por vías no democráticas el poder político en Venezuela. A diferencia de 2014, “La Salida 2017” que tiene casi un mes y ya cuenta con 26 muertos y más de 300 heridos, se gesta en condiciones objetivas y subjetivas distintas: en medio de una difícil situación económica luego del desplome de los precios del petróleo, y en el marco de un abierto conflicto entre los poderes del Estado que debilita la utilidad de las instituciones públicas y restringe el debate político a partidos, generando apatía y desesperanza en las mayorías sociales. Esta versión de “La Salida”, entonces, juega en una arena socio-política particular y, sobre todo, parece tener claros los errores anteriores.


En esta oportunidad, las líneas de sentido de la protesta se reorganizaron. Se combinaron los recurrentes discursos conservadores sobre “dictadura” y “falta de libertad de expresión” junto a apelaciones sobre la crítica situación económica de las clases populares y la postergación de la participación electoral. Sobre todo, se construyó un discurso de interpelación al bloque conservador internacional para que interviniese sobre la situación venezolana: 1) “Dictadura”, apelando a una ramplona argumentación liberal sobre la no-independencia de poderes (aún cuando la Fiscal General se pronuncia contra el Tribunal Supremo de Justicia y el Legislativo opera por cuenta propia en manos de la oposición política), se achacaron hasta el cansancio términos como “ruptura del orden constitucional” con la intención de buscar convencer, sobre todo internacionalmente, sobre el colapso del Estado; 2) “Máxima presión internacional”: el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, no tuvo consideraciones soberanas de ningún tipo al solicitar a Donald Trump intervenir en Venezuela: “es muy importante para nosotros que el presidente Trump sea un factor de ayuda para crear la máxima presión internacional sobre el gobierno de Nicolás Maduro (…) Venezuela no es ya un problema local de gobernabilidad y autoritarismo sino una enfermedad contagiosa que tiene raíces y tentáculos en todos los problemas de la región (…) EEUU podría prohibir el intercambio comercial o político con Venezuela, imponiendo la Carta Democrática Interamericana de la OEA, lo que significaría el aislamiento completo de Venezuela: un país bajo cuarentena”2; 3) Recuperar la “Presión de Calle”, la línea argumental de las movilizaciones apelaron a un referente chavista para levantarse: “el poder popular”. Juan Guido, diputado de Voluntad Popular, fue portavoz de la usurpación de este sentido:“Cuando se cierran todos los caminos el poder originario, que es el poder popular, se manifiesta a través de las calles y del ejercicio de la protesta. Es fundamental que todos salgan a expresarse, y razones hay miles, porque lo fundamental es el espacio completo de participación de la gente”. Es claro que, combinando referentes que el chavismo instaló en el sentido común político y provocando indignación con violencia, calculaban que podían hablarle a un chavismo blando, movilizar a su base de apoyo desmoralizada y lograr retomar el nivel de movilización de septiembre 2016. Sus números así lo confirman: ORC Consultores afirma que desde el 1 de abril hasta este martes 18, las protestas políticas pasaron a ser el 92% de las manifestaciones en el país. Mientras que, en el primer trimestre del año, éstas representaron apenas un poco más del 20%3.

  1. Cundirse de pueblo: ganar simbólicamente territorios chavistas

Con la perfomance de la violencia y del despliegue territorial también intentaron agregar valor simbólico a la estrategia. Buscaron coronar el sentido del que carecieron en 2014: ocupar simbólicamente territorios chavistas a través de acciones violentas de desestabilización a escala local, para dejar de mostrarse como una minoría clasista y construirse como pueblo mayoritario. Para la tercera semana de “presión de calle” pasaron de protestas en las grandes arterias viales, calles y plazas de las zonas acomodadas de Caracas, a convocatorias en barrios populares donde históricamente el chavismo había hegemonizado.

Territorializar la violencia fue la apuesta de la tercera semana de presión de calle: 26 puntos para emprender protestas en barrios populares de Caracas fue la pauta que sostuvieron luego del triunfo democrático del país con las multitudinarias marchas chavista y de oposición el pasado 19 de abril. El día 20 amaneció con escaramuzas violentas en el Este de Caracas (histórico territorio de la derecha), barricadas, quema de cauchos, bombas molotov hacia la Guardia Nacional y fotos. La Vega y El Valle (lugar donde se crio Nicolás Maduro) fueron los barrios elegidos: dirigentes de Primero Justicia y Voluntad Popular, a oscuras, cerraron calles, promovieron saqueos y atacaron el Hospital materno-infantil “Hugo Chávez Frías”, que tuvo que ser evacuado. Llama la atención que, pese a que sostenían que las protestas eran espontáneas porque la situación país “ya no se aguanta más”, en las paredes de los edificios se proyectaron sofisticados hologramas que decían: “Maduro, el pueblo tiene hambre”, “Maduro dictador”. Esa larga noche que contó con la participación de bandas armadas de la delincuencia común que acompañaron las “manifestaciones políticas”, dejando un saldo de 10 muertos y una decena de heridos. Este experimento de violencia quirúrgica para generar miedo y debilitar simbólicamente al chavismo permitió corroborar la tesis del gobierno: existe relación entre líderes de estos partidos de oposición y factores de la delincuencia organizada en el país. También, permitió confirmar que el “apoyo” del norte no sólo implicó respaldo mediático y diplomático, sino que había mucho dinero detrás de este recambio táctico.

En los días subsiguientes, las protestas volvieron a ser de día, en las grandes arterias viales. La “Marcha del Silencio por los caídos” volvió a tener el rostro de las jóvenes estudiantes de cabellos rubios y rasgos perfilados, y el destino fue la Conferencia Episcopal Venezolana. Los discursos de la “presión de calle” se convirtieron en “Elecciones Ya” aún cuando dirigentes del peso como Capriles Radonsky y Luis Florido, de Voluntad Popular, expresaron que no aceptarían elecciones fraudulentas, y sugieren que la OEA asuma la organización de las elecciones. Sin embargo, ese mismo día una declaración de Henry Ramos Allup, presidente del partido Acción Democrática, deja en el ambiente incertidumbre respecto a una posible escalada de violencia para la cuarta semana de abril: “hoy es un homenaje de silencio a todos los caídos y muertos (…) incluso a las víctimas potenciales y eventuales que seguramente habrá en los próximos días”. El día después, 24 de abril, la oposición convocaba a un “Plantón Nacional” -tranca de las arterias viales de las principales ciudades- que en horas de la mañana registró una baja participación de manifestantes de oposición, y en horas de la tarde sorprendió con hechos violentos en los estados Mérida y Barinas: personas en motos dispararon a una manifestación chavista y a otra de oposición, dejando un saldo de 3 muertos y 6 heridos. Nuevamente, ante el reflujo de la participación en las calles la violencia como instrumento de polarización reaparece.

Ante tales acontecimientos, la opinión pública nacional se pronuncia contra la violencia y en las redes sociales se impone la ridiculización de protestas que no terminan de cumplir la oferta engañosa que siguen ofreciendo la oposición a sus bases: sacar a Maduro del poder. En las calles se comienza a escuchar el hastío por una cotidianidad en zozobra que ralentiza a un país que exige respuestas para la situación económica.

Mientras tanto, el Gobierno de Nicolás Maduro que sigue mostrando el control institucional y militar, vuelve a llamar al diálogo político, anuncia su voluntad a ir a elecciones y retoma el discurso de las preocupaciones nacionales (los problemas económicos y de la producción), sobre las cuales pareciera ser el único actor político que se ocupa en el mar de complejidades financieras que afronta el Estado. El domingo 23 de abril, el Presidente de la República anunciaba que en los próximos días promoverá un “desencadenante histórico popular” que marcará el ritmo de los acontecimientos. Veremos.

Camila Vollenweider
Lorena Freitez
Investigadoras CELAG







http://www.alainet.org/es/articulo/185060