miércoles, 21 de agosto de 2019

Bolivia: La ecléctica política exterior de Evo Morales

Bolivia: La ecléctica política exterior de Evo Morales

Bolivia ha logrado tejer virtuosamente una gran matriz de relaciones con el mundo. Compleja y heterodoxa. Donde caben todos sin ceder soberanía. La política exterior de Bolivia en estos años ha logrado una gran amplitud, sin exclusiones, pero sí con prioridades, haciendo compatible lo que parecería imposible.

Alfredo Serrano Mancilla / Página12

Ni los unos ni los otros logran entender la política exterior de Bolivia. Todos están sorprendidos por tanta eficacia, pero no acaban de descifrar cómo se hace lo de compatibilizar tantas relaciones aparentemente contradictorias entre sí. La razón de tanto desconcierto es bien sencilla: se siguen analizando las relaciones exteriores desde un paradigma obsoleto, basado en la idea de que “el enemigo de tu amigo ha de ser tu enemigo”. Y eso ya es agua pasada.

La transición geopolítica sigue su curso. El mundo jamás se detiene y mucho menos en lo que concierne a las relaciones entre países. El contexto geoeconómico global marca y condiciona el devenir de la forma en la que se relacionan los países. En época de “vacas flacas” el proteccionismo resurge con más fuerza. Véase, por ejemplo, lo que hace el mismo Trump. La contracción del comercio mundial en la última década es un hecho irrefutable que empuja hacia un mayor “darwinismo” como premisa básica para la inserción económica de los países en el mundo. Cada quien se lo busca como puede.

Pero no todo es geoeconómico. Existe, también, una nueva época de relaciones geopolíticas en la que los bloques cada día son más débiles. Son menos homogéneos. Y un buen ejemplo es lo que sucede al interior de la Unión Europea, donde se observa cómo hay grandes diferencias en muchos temas claves, como así ocurre con el acuerdo comercial con Mercosur. Si nos aproximamos a América Latina también advertimos cómo cada día hay una mayor dificultad para tratar homogéneamente cualquier asunto internacional al interior de cada bloque. Esto ocurre tanto en un lado como en el otro, tanto en la Alianza del Pacífico como en el ALBA. Estamos en un nuevo tiempo geopolítico en el que cada país busca su hoja de ruta internacional unilateralmente, sin que ello signifique renunciar a alianzas con socios preferentes.

Es justamente esto lo que debemos entender. Sería un error garrafal tratar de explicar las relaciones internacionales con los principios de la Guerra Fría, amparados en un marco lógico dicotómico; estás en este bando o en el otro y, por supuesto, siempre excluyentes entre sí. No. Ya no estamos bajo ese viejo paradigma. Y quien mejor lo demuestra es Bolivia, que mantiene relaciones efectivas con todo el mundo, con diferentes tonalidades e intensidades. Adapta cada relación con el otro según cada necesidad, sin ninguna renuncia a sus propios principios. Tiene claridad absoluta sobre su línea roja en base a la soberanía, pero no necesita recordarla cada vez que se sienta en una mesa de negociación. Seguramente, por haber entendido muy bien qué es lo que toca hacer en estos nuevos tiempos históricos, Bolivia es el país con “menos rechazo” por parte del resto de países de la región latinoamericana.

Evo Morales puede sentarse en la misma mesa con Duque (Colombia), Abdo (Paraguay), Vizcarra (Perú) y Macri (Argentina), al mismo tiempo que va a visitar a Maduro (Venezuela) o Diaz Canel (Cuba); puede recibir la visita de Almagro (OEA) de la misma manera que es recibido por Putin (Rusia). Es respetado en la Unión Europea y también en Medio Oriente, Turquía e India. Es capaz de acordar financiación con la CAF y el BID en paralelo a sus convenios con China.

Esta gran variedad de relaciones no son equidistantes entre sí. Es decir, no con todos se tiene el mismo grado de sintonía y lealtad; ni mucho menos. Existen infinidad de matices en cada relacionamiento. Hay prioridades diferentes, tipologías distintas. No es lo mismo la relación comercial que Bolivia debe tener con Brasil y Argentina, más allá de las afinidades ideológicas, que la relación más política que pueda tener con otros socios. No es lo mismo la relación de conveniencia que pueda tener con instituciones supranacionales de las que requiere el aval en vísperas de elecciones, que las que tenga en base a otras alianzas ideológicas.

Bolivia ha logrado tejer virtuosamente una gran matriz de relaciones con el mundo. Compleja y heterodoxa. Donde caben todos sin ceder soberanía. La política exterior de Bolivia en estos años ha logrado una gran amplitud, sin exclusiones, pero sí con prioridades, haciendo compatible lo que parecería imposible. Evo Morales demuestra, una vez más, que sí hay alternativa, también en lo que atañe a las relaciones exteriores.

Alfredo Serrano Mancilla dirige CELAG

Cultura y liberación de América Latina

Cultura y liberación de América Latina

Para liberarnos precisamos rescatar la herencia cultural y a partir de ella inventar soluciones originales. No podemos utilizar lo que no conocemos, ni aplicar lo conocido sin analizarlo y valorarlo.

Luis Britto García * / ALAI

1. Al nacer sólo tenemos instintos; mediante el aprendizaje o la invención pasamos a compartir el repertorio de creaciones que llamamos cultura: el código que organiza nuestra conciencia y conforma estructuras y acciones del organismo social. Es un código en perpetua formación y desintegración: su primera tarea es determinar qué pertenece al organismo y qué es extraño a él. Como el código genético, evoluciona mediante mutaciones internas e intercambiando códigos fecundantes con otras culturas. Si estas operaciones lo habilitan para definir su ser y funcionar dentro de su entorno, perdura. Si destruyen su esencia y la inhabilitan, sucumbe. América Latina y el Caribe es un concepto cultural. La cultura es la clave para destruirla o liberarla.

2. Para liberar América Latina y el Caribe es preciso reelaborar con sentido nuestroamericano los legados de la tradición popular y de la religión. La tradición expresa los poderes creadores del pueblo, pero a veces nos llega tendenciosamente influida por valores y prejuicios de clases y culturas opresoras: librémosla de tales remanentes. La Iglesia católica se aproxima al socialcristianismo europeo, las confesiones protestantes a sus casas matrices estadounidenses. Nuestro cristianismo tuvo curas obreros, mártires combatientes como Camilo Torres, víctimas indefensas como monseñor Romero, o poetas cuya mística reside en la sencillez, como Cardenal. Lo original de la cristiandad americana es la Teología de la Liberación, unión de la comunidad antes que herramienta ideológica de dominación de oligarquías. Si religión ha de haber, que no sea instrumento de Roma ni de Washington.

3. Para liberar América Latina y el Caribe, renovar el vehículo de transmisión de la cultura que es la educación. A fin de que sirva como herramienta para la liberación se debe reformar su alcance, su desigual accesibilidad, la cuantía de su inversión, los aparatos culturales que la transmiten, sus contenidos, su relación con las necesidades reales de la sociedad y sus métodos. La educación privada sirve a los intereses y puntos de vista de las clases privilegiadas. Tales transformaciones sólo pueden ser logradas por el Estado Docente. El promedio de años de escolaridad y porcentaje de educandos que culminan sus carreras en nuestra región está por debajo del promedio del planeta y del Este asiático. Para el año 2000, en el mundo el promedio de años de escolaridad era de 6,7; en África Subsahariana, de 4,5; en América Latina y el Caribe, de 5,7; en el Este Asiático, de 6,5; en los países desarrollados, de 8,8. Para 1995, en el mundo entero culmina la educación secundaria un 35% de los habitantes; en el Este Asiático lo logra más del 43%; en América Latina, poco más de un 20%. Para el mismo año, en el mundo entero termina la educación superior más de un 19% de la población; en el Este Asiático más de un 17%; en América Latina poco más de un 12% (Pineda, José G.: “Educación y crecimiento económico: un enfoque multidimensional”. Revista BCV vol XIX N°2, Caracas, julio-diciembre 2005, 124.-128).

4. Para liberar América Latina es preciso reestructurar programas de enseñanza y de investigación científica orientándolos hacia problemas y necesidades de la región. Con frecuencia el pensum está cargado de contenidos ajenos a ella; lo mismo suele suceder con los programas de las investigaciones científicas, que a veces simplemente replican o corroboran lo ya logrado en el exterior. Por el contrario, hemos de promover nuestra capacidad creativa, para sacudirnos el yugo foráneo de patentes y propiedad intelectual.

5. Para liberarnos, multiplicar instituciones dedicadas al estudio de América Latina y el Caribe y de nuestras particularidades. Estados Unidos alberga cerca de medio millar de institutos y centenares de tanques de pensamiento que nos escrutan: en nuestra región no pasan de la docena los entes de relieve dedicados a tal fin. Mientras no reflexionemos sistemáticamente sobre nosotros mismos, otros lo harán, en nuestro perjuicio.

6. Para que la cultura cumpla su función liberadora es preciso reorientar el aparato comunicacional hacia finalidades de educación y servicio público. Los medios privados tienden a reciclar contenidos meramente mercantiles y ajenos. La formación del ciudadano promedio depende cada vez más de emisores que incesantemente le suministran contenidos alienantes. Cuanto menor es el nivel socioeconómico del público, más tiempo pasa ante el receptor de televisión. Para corregir tales situaciones urge aumentar el número de medios de servicio público, alternativos y comunitarios; regular legalmente el funcionamiento de los emisores, educar a los usuarios y alentar y promover en estos la participación crítica en los medios.

7. Para liberarnos mediante la cultura es preciso destinar apropiaciones significativas de los presupuestos para educación, docencia, creación cultural, investigación y difusión. Todo esfuerzo en el área requiere de la elevación del porcentaje del PIB que se dedica a Educación. En Venezuela este índice, que era de 3% en 1999, fue progresivamente elevado hasta situarse en 7,5% en 2003 y superar el 8% del PIB en 2005. Gracias a ello uno de cada tres venezolanos estudia; uno de cada nueve cursa tercer nivel y ocupamos un quinto nivel mundial en matrícula universitaria.

8. Para liberarnos precisamos rescatar la herencia cultural y a partir de ella inventar soluciones originales. No podemos utilizar lo que no conocemos, ni aplicar lo conocido sin analizarlo y valorarlo. Ambas operaciones son indispensables para un rescate de la herencia cultural, que nos permita forjar una adecuada visión de nosotros mismos desde una perspectiva propia, juzgar nuestros desaciertos y virtudes, corregir los unos y exaltar las otras. La cultura es la conciencia de una sociedad. Revolución es cultura en acción.

* Ponencia ante el Foro de Sao Paulo, Caracas, Venezuela, 25 al 28 de julio de 2019

Argentina: una lección para las izquierdas

Argentina: una lección para las izquierdas

Cristina Fernández le ha dado una clara y contundente lección a las izquierdas de América Latina y más allá: sin flexibilidad ni unidad no vamos a ninguna parte. Con ellas, tenemos grandes posibilidades por delante.

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica

Alberto y Cristina Fernández, fórmula
presidencial del Frente de Todos.
Ahí están los españoles, al otro lado del océano, empantanados sin que logren armar gobierno, entre dimes y diretes, cada vez con más resquemores entre el PSOE y Unidas Podemos, mientras la derecha no vacila en armar alianzas en donde entra hasta el fascismo de Vox. Y traemos a colación a los españoles como podemos traer muchos otros, en donde pesan egos y miopías para conformar amplios y potentes movimientos que terminen de desplazar, de una vez por todas, a quienes siguen montados en el carro del gobierno con ese cinismo del que Macri es tan preclaro representante.

Ahora nos alborozamos con la victoria argentina, pero cuántos preveían que Cristina, en la cúspide de su popularidad política, iba a hacer esa magistral jugada de dar un paso al costado para posibilitar ampliar la base de apoyo en la que hoy se sustenta el triunfo obtenido en las PASO.

Lo mismo podemos decir de México, y la misma lección tenemos que extraer. Las alianzas no deben ser ni siquiera en el estrecho círculo de quienes se consideran izquierda-izquierda, de quienes se golpean el pecho, se mueven al son de las consignas revolucionarias y ven sobre el hombro a todo aquel que no se queda atascado en el rincón de los vocingleros.

Según estas posiciones, la única posibilidad de tener algun vez acceso al poder es la concientización de las masas, educarlas para que dejen de ser bobas y de votar en contra de sus propios intereses, o esperar a que las condiciones objetivas empeoren para que el estallido social sea inevitable.

Quien siempre la tiene clara es la derecha: ahí están en México serruchándole el piso a López Obrador, tratando de no dejarle resquicio para que respire, confabulándose con sus socios internacionales; y en Argentina, presintiendo los pasos de animal grande que se aproximan, haciendo maromas financieras y cambiarias sin ningún escrúpulo.

A la derecha no le importa qué se llevan por delante con tal de poner a salvo del vendaval sus intereses. Pueden salir con rostro de cariacontecidos trasnochados como hizo Macri en la Argentina, o burlarse de todo el mundo, tirar escupitajos y maldecir como hace Donald Trump en los Estados Unidos.

La izquierda no, ella corta pelos en el aire, se rasga las vestiduras, saca libros de anaqueles, hace citas y al final decide que mejor sola que mal acompañada, entra al ruedo, es aniquilada y  vuelven a arrastrar su cadáver dando vueltas al redondel mientras el público aplaude.

Por eso llegan los que llegan al gobierno. Los vemos y no lo podemos creer, pero saben hacer las cosas indispensables para ganarse a la gente, para que los voten, a pesar de que son todo lo contrario de lo que necesitan.

Esas son las reglas y saben jugar con ellas. Así que lo que Cristina nos ha mostrado brillantemente es que la izquierda también puede hacerlo bien, aún jugando con el viento en contra, la canchaembarrialada y el árbitro en contra.

A ver si vamos aprendiendo.

martes, 13 de agosto de 2019

Xenofobia en Estados Unidos: combinación de causas

Xenofobia en Estados Unidos: combinación de causas

El llamado a levantar muros inexpugnables se fundamenta en un racismo visceral que atraviesa buena parte de la cultura media estadounidense, de la cual Donald Trump es un claro exponente.

Marcelo Colussi / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad de Guatemala

Ver este video antes de leer el texto: https://www.youtube.com/watch?v=8DHiUmSE2Do

Maté en respuesta a la invasión hispana. Matar tantos mexicanos como fuera posible.
Patrick Crusius, asesino en El Paso, Texas

Estados Unidos, autoproclamado campeón de la libertad y de la democracia, lo que menos tiene es, justamente, libertad y democracia. El espinoso tema de los migrantes indocumentados lo deja ver con palmaria evidencia.

No es ninguna novedad que Latinoamérica representa su “patio trasero”, su supuestamente natural resguardo geoestratégico, proveedor de materias primas a precios regalados y obligado cliente para sus productos. Pero además de todo ello: fuente inagotable de mano de obra barata. Muchos de los trabajos realizados en Estados Unidos son efecto de los millones de latinoamericanos que residen en su territorio, en muy buena medida, en calidad irregular en términos migratorios.

La economía del imperio conoce a la perfección ese carácter “ilegal” (en términos administrativos) de buena parte de la masa trabajadora, y se aprovecha. Siempre ha habido persecución de los inmigrantes irregulares, con lo que se consuma un descarado chantaje: esos trabajadores, huyendo de sus países de origen por la precarias condiciones socio-económicas en que sobreviven, son aprovechados por el capital norteamericano para, chantaje mediante, pagarle sueldos muy bajos en relación a la media estadounidense. Pero pese a que esos ingresos son bajos en términos comparativos, para los latinoamericanos llegados a aquel país, tales salarios representan una “salvación”. Aun viviendo en condiciones indignas, se permiten ahorrar y enviar remesas a sus familiares en América Latina y el Caribe, con lo que se atenúa un poco la grave situación en los países expulsores.

Todo el mundo sabe esto: autoridades estadounidenses y latinoamericanas. Pero estas últimas prefieren ignorar las condiciones paupérrimas y de sobreexplotación de esa masa de gente, y más aún, el calvario que deben atravesar para llegar a suelo norteamericano, por cuanto esos dólares enviados a su territorio ayudan a soportar mejor la pobreza local. De hecho, en muchos países de la región, las remesas representan entre un 15 a 20% del PIB, llegando en algunos casos hasta un tercio de su economía global. Sin dudas, ningún gobierno de la zona desea perder esa suerte de subsidio; de ahí su silencio cómplice con la desdicha de sus conciudadanos.

Por otro lado, los capitales estadounidenses sacan provecho de esa enorme masa de inmigrantes indocumentados. En una nota del The New York Times firmada por Eduardo Porter, se afirma sin vergüenza que “mientras más trabajadores crucen la frontera, inevitablemente se reducirá el costo del trabajo. Su mano de obra barata aumenta la producción económica y reduce los costos.” (…) Ocho de los quince empleos que tendrán el crecimiento más rápido entre 2014 y 2024 -asistentes para cuidar a enfermos en el hogar, preparadores de comida, conserjes en edificios comerciales y otros trabajos similares- no requieren de ninguna preparación”, por lo que el aprovechamiento (explotación despiadada) de inmigrantes hispanos está asegurado.

¿Por qué ahora, desde la llegada a la Casa Blanca del presidente Donald Trump, se da esta lucha frontal contra los inmigrantes irregulares?

Hay en todo ello un inmoral y despreciable doble rasero: se dice una cosa, y se hace exactamente lo contrario. Ello se evidencia en varios aspectos. Por ejemplo: son denigrados y detenidos/deportados inmigrantes mexicanos y centroamericanos, pero se pone el grito en el cielo -golpes de pecho incluidos- con la población que sale de la “narco-dictadura sangrienta” de Venezuela. Habría inmigrantes “buenos” y “malos” entonces.

Como mínimo, se podrían apuntar tres causas para comprender este endurecimiento de la actual política migratoria del presidente Trump y de su equipo ultra conservador y de derecha radical.

1.    Tiene un carácter electoral. Dada la gradual pérdida de pujanza de la economía estadounidense (luego de la Segunda Guerra Mundial aportaba el 52% del producto mundial, ahora no llega al 20%; la pobreza crece entre sus ciudadanos), el mensaje proselitista de Trump buscó encender pasiones en la clase trabajadora de su país, buscando una explicación sencilla, mecánica, efectista. La apelación a un chivo expiatorio como los “migrantes que roban puestos de trabajo” es un buen expediente. Ante una situación de crisis que no cesa, la masa ciudadana estadounidense puede “dejarse” convencer con facilidad con esa pseudo-explicación. De hecho, evidentemente, pudo votar a favor de ese discurso xenófobo, y no sería improbable que pueda volver a hacerlo en las próximas elecciones. De todos modos, la causa de la pérdida de dinamismo de esa economía no son los extranjeros indocumentados: es la crisis general del capitalismo y la recomposición a nivel global del sistema, con nuevos polos que empiezan a destronar a Estados Unidos.

2.   Racismo y xenofobia extremos. El llamado a levantar muros inexpugnables se fundamenta en un racismo visceral que atraviesa buena parte de la cultura media estadounidense (ver video inicial), de la cual Donald Trump es un claro exponente. En algunos de sus ya famosos mensajes por redes sociales, en el 2018 dijo que los migrantes latinoamericanos son “muy malos”, y no son personas, sino animales; y los lugares de donde provienen son “países de mierda”. De ahí la necesidad de defenderse a muerte de esa “invasión”. Como lo dicen Lajtman y Romano, en esa lucha contra los presuntos “invasores” “Algunas medidas concretas son la instalación de brigadas de seguridad privada, drones, sistemas de geolocalización, cámaras de vigilancia en los trenes y puntos estratégicos; construcción de bardas y equipos de alarma y movimiento alrededor de las vías.” Por lo pronto el gobierno federal tolera grupos civiles armados (no autorizados legalmente) que se constituyen en “cazadores” de inmigrantes que cruzan la frontera, matándolos a sangre fría. Todo ello es el telón de fondo que permitió/incitó a un asesino como el citado en el epígrafe a aniquilar “invasores hispanos”. Aunque luego de esa matanza Washington se vio obligado a “condenar el racismo, la intolerancia y la supremacía blanca (…) [pues] “el odio no tiene lugar en Estados Unidos”, el verdadero mensaje lanzado por el presidente, y aceptado por buena parte de la población, es de chovinismo extremo. De ahí estos grupos supremacistas blancos de “cacería de mojados”. Así nació el nazismo en los años 30 del pasado siglo en Alemania. Lo que se está viviendo en el Estados Unidos actual, azuzado por un presidente blanco supremacista que ve con buenos ojos al Ku Klux Klan, no es muy distinto.

3.   El chantaje económico que persiste. Es absolutamente mentira que los latinoamericanos y caribeños que llegan en condiciones paupérrimas al “sueño americano” disputan puestos de trabajo con ciudadanos estadounidenses. Eso es una ignominiosa falacia. El endurecimiento de las condiciones migratorias, además de los motivos antes señalados, sigue siendo un buen mecanismo para el capital, a modo de mantener en su nivel más bajo posible los salarios. Se podría decir: “ejército de reserva industrial” a nivel global. Una buena masa de desocupados/desesperados proveniente de países empobrecidos sirve para ser chantajeada ya en suelo norteamericano, azuzándola con el fantasma de la “Migra” y las posibles deportaciones. Es decir: se le fuerza a trabajar en las peores y más insanas condiciones, so pretexto de ser deportada. ¿Dónde quedan las tan cacareadas libertad y democracia entonces?

Definitivamente el acuciante problema de las migraciones irregulares cada vez más masivas, que se dan tanto hacia Estados Unidos (provenientes de América Latina) como en Europa (proveniente de África y de Medio Oriente), es una muestra evidente del agotamiento del sistema capitalista.

La solución no puede ser nunca levantar muros o impulsar políticas y sentimientos xenofóbicos; la única solución es atacar de raíz las causas por las que 1,000 personas diarias llegan huyendo de la pobreza a estas supuestas islas de salvación. Y está visto que el capitalismo no quiere ni puede ofrecer esas soluciones.

Cómo está actuando EE.UU. en las elecciones en Sudamérica?

Cómo está actuando EE.UU. en las elecciones en Sudamérica?

EE.UU. está decidido a tener un rol cada vez más activo -y ampliamente cuestionable- en nuestra región. Es tarea de las y los latinoamericanos poner un freno a ese injerencismo. ¿Será Argentina la nueva punta de lanza, tal como sucedió en 2005 en Mar del Plata?

Juan Manuel Karg / Página12

Primero fue Evo Morales Ayma: el presidente boliviano, que busca un nuevo mandato, denunció a fines de julio que EE.UU. había enviado agentes de inteligencia a su país, en vías a reunirse con la oposición a su gobierno de cara a las elecciones de octubre próximo. “Quiero que sepan, el Departamento de Estado de Estados Unidos está enviando sus agentes de inteligencia. Estamos informados: están reuniéndose con algunos comités cívicos. ¿Qué estarán planificando? ¿Qué mentira estarán inventando otra vez?” dijo el Jefe de Estado, que suele confrontar públicamente con el país del norte, desde una agenda anti-imperialista, desde antes de llegar al gobierno.

Luego fue Rodolfo Nin Novoa, canciller de Uruguay: afirmó días atrás que Estados Unidos "se mete en la campaña electoral" uruguaya. ¿Qué fue lo que provocó el encono del canciller del Frente Amplio? La decisión de EEUU de emitir un alerta a los turistas que visiten Uruguay en torno a la inseguridad. "Es notorio que el tema de la seguridad está en la campaña electoral en Uruguay. Hay un plebiscito planteado (Vivir sin miedo) para reformar la Constitución y endurecer las medidas para combatir el delito. Es uno de los ejes de campaña del Partido Nacional" recordó Nin Novoa, vinculando la campaña doméstica de la derecha con el anuncio de Washington.

Es interesante otra frase de Novoa para graficar porqué cree que EEUU. intenta un cambio de gobierno en Uruguay. "No tengo ningún dato más que la historia de Estados Unidos en los últimos 50 años" afirmó el canciller, con gran poder de síntesis. Si bien tiene razón en cuanto a los frondosos antecedentes, por ahí no hace falta ir tan atrás: el ex presidente Lula da Silva, en sus recientes entrevistas en la cárcel de Curitiba, denunció el involucramiento del Departamento de Justicia de EE.UU. con el juez Moro, algo que aparece con sutileza en los chats filtrados por el periodista Glenn Greenwald. Moro, que condenó a Lula, es ahora Ministro de Bolsonaro, quien llegó al Planalto por esa condena. Viene bien recordar la secuencia completa para darnos cuenta del absurdo que fue aquella elección en el país más importante del continente.

En Argentina, la connivencia del actual presidente de la Nación con EE.UU. viene de larga data: el periodista Santiago O´Donnell documentó cómo Macri, cuando era Jefe de Gobierno, pedía en la Embajada de EE.UU. mayores presiones sobre Néstor Kirchner y aseguraba que Washington era "pasivo y permisivo" con el ex presidente, algo que se desprende de los cables filtrados en WikiLeaks. El antecedente directo era el "No al ALCA" de 2005 en Mar del Plata, en el cual Kirchner tuvo una destacada actuación como anfitrión, junto a Lula y Chávez. Luego del kirchnerismo, Macri llegó a la Rosada: se vinculó primero con Obama, apoyó a Hillary Clinton y, tras su derrota, giró velozmente a un trumpismo irreflexivo e incondicional, bajo la necesidad de que este lo apoye en el rescate del Fondo Monetario Internacional.

Visto estos antecedentes, y reflexionando sobre lo que sucede en Bolivia y Uruguay, surge una pregunta crucial: ¿cómo estará actuando EE.UU. en la decisiva elección de Argentina, aquella que puede cambiar la correlación de fuerzas a nivel regional? Es tarea del mundo académico y periodístico investigar rigurosamente y responder sin vacilaciones a esa pregunta, decisiva para el futuro de una democracia no tutelada en nuestro país. En estas elecciones presidenciales Argentina no solo define quien se sienta en Balcarce 50: también define si tendrá (o no) márgenes de autonomía en un mundo que va camino a una confrontación cada vez más nítida entre EEUU y China, como lo muestra la escalada arancelaria y una posible guerra de monedas. Por los ejemplos que hemos visto en este artículo, y como parte de esa misma puja con China, EE.UU. está decidido a tener un rol cada vez más activo -y ampliamente cuestionable- en nuestra región. Es tarea de las y los latinoamericanos poner un freno a ese injerencismo. ¿Será Argentina la nueva punta de lanza, tal como sucedió en 2005 en Mar del Plata?

Juan Manuel Karg es politólogo UBA. IIGG - Facultad de Ciencias Sociales

Redes caníbales

Redes caníbales

El Leviatán cibernético previsto por el fraile dominico francés Dominique Duberle hoy tiene un nombre: Google, Facebook, WhatsApp, etc. Esas corporaciones devoran todos nuestros datos para que los algoritmos los transmitan a las herramientas incapaces de vernos como ciudadanos. Para ellas, somos meros consumidores. Es la era del Big Data.

Frei Betto / Rebelion

Caníbal es todo aquel que devora a individuos de su misma especie. Para hacerlo, necesita dominar a la presa, tornarla indefensa, entonces tratar de devorarla. Ese es el rostro alarmante de las redes digitales, tan útiles para facilitar nuestra intercomunicación. Al igual que los vehículos –aviones, autos, motos– que resultan útiles para movilizarnos más rápidamente y, sin embargo, son utilizados para llevar a cabo actos terroristas como el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York, las redes digitales tienen su lado sombrío.

Si no sabemos usarlas adecuadamente, devoran nuestro tiempo, nuestro humor, nuestra civilidad. De ahí mi resistencia a llamarlas redes sociales. La sociabilidad no siempre supera a la hostilidad. Incluso devoran nuestro sueño, pues hay quienes ya no logran desconectar el Smartphone a la hora de dormir. Devoran también nuestra capacidad de discernimiento, en la medida en que nos tribalizan y nos confinan a una única visión del mundo, sin apertura a lo contradictorio ni tolerancia para quien adopta otra óptica.

La medicina ya está atenta a una nueva enfermedad: la nomofobia. El término surgió en Inglaterra, derivado de no-mobile, esto es, privado del aparato de comunicación móvil. En síntesis, es el miedo a quedarse sin celular. Es la enfermedad adictiva más reciente, que estudian actualmente los terapeutas.

Hay quien permanece horas en las redes, naufragando más que navegando. El rostro caníbal del celular devora también nuestro protagonismo. Es el celular el que, mediante sus múltiples herramientas y aplicaciones, decide el rumbo de nuestras vidas. El diluvio de informaciones que cae una y otra vez sobre cada uno de nosotros, casi todas descontextualizadas, nos conduce ineluctablemente al territorio de la posverdad. Tocan nuestra emoción y, vertiginosas, neutralizan vuestra razón. No hay dudas de que la mayoría de nosotros es incapaz de ofender gratuitamente a un desconocido en la panadería de la esquina. Pero en las redes muchos endosan difamaciones, acusaciones sin fundamento y calumnias: ¡Las famosas fake news!

Hace más de 70 años, mi cofrade Dominique Duberle escribió a propósito de la cibernética: «Podemos soñar con un tiempo en el que una máquina de gobernar supla la hoy evidente insuficiencia de las mentes y los instrumentos habituales de la política» (Le Monde, 28 de diciembre de 1948).

El Leviatán cibernético previsto por el fraile dominico francés hoy tiene un nombre: Google, Facebook, WhatsApp, etc. Esas corporaciones devoran todos nuestros datos para que los algoritmos los transmitan a las herramientas incapaces de vernos como ciudadanos. Para ellas, somos meros consumidores. Es la era del Big Data.

Las redes digitales devoran incluso la realidad en la que nos encontramos insertados. Nos desplazan hacia la virtualidad y activan en nosotros sentimientos nocivos de odio y venganza. El príncipe encantado se transforma en monstruo. Los valores humanitarios se destejen, la ética se disuelve, la buena educación se descarta. Lo que importa ahora, con esta arma electrónica en las manos, es trabar la batalla del «bien» contra el «mal». Eliminar con un clic a los enemigos virtuales después de crucificarlos con injurias que se multiplican mediante el hipervínculo, el video, la imagen, el sitio web, la etiqueta, o simplemente una palabra o una frase.

He ahí lo que pretende cada emisor: lograr que lo que posteó se haga viral. El adjetivo se deriva de virus, un sustantivo empleado en la biología que proviene del latín y significa «veneno» o «toxina». ¡Se crea así la pandemia virtual! Es necesario leer rápido este correo o zapp, porque aguardan por mí otros tantos. Y de ser el caso, responder con un texto conciso, aunque vulnere todas las reglas de la gramática y la sintaxis. Según la investigadora Maryanne Wolf, accedemos diariamente como promedio a 34 gigabytes de información, lo que equivale a un libro de cien mil palabras. Sin tiempo suficiente para la absorción y la reflexión.

Corremos el riesgo de dar un paso atrás en el proceso civilizatorio. A menos que las familias y las escuelas adopten algo similar a lo que acompañó el advenimiento del automóvil, cuando se percibió la necesidad de crear autoescuelas para educar a los conductores. El celular está exigiendo también una pedagogía adecuada para su buen uso.