miércoles, 28 de marzo de 2018

¿Ganaron los extremos?: no, hay opción centrista. Por, Alejo Vargas Velásquez

¿Ganaron los extremos?: no, hay opción centrista

         
Opinión
26/03/2018
Después de la consulta del 11 de marzo, simultánea con las elecciones de Congreso y las encuestas posteriores que fueron en cierta medida una especie de ‘boca de urna’, se ha generado y los medios han contribuido, la sensación de que ya está definida la elección presidencial y que quienes pasarían a segunda vuelta serían Iván Duque y Gustavo Petro, si hay segunda vuelta, porque los más optimistas dicen que esto se resuelve en primera vuelta.

Pero evidentemente esto no corresponde a la realidad política, ni tampoco a lo que le conviene al país. Como lo han mencionado varios analistas, hubo en las consultas la participación de un poco más de nueve millones de electores, pero votaron más de diecisiete millones de colombianos y es probable, como ha sido la tradición electoral nuestra, que en las presidenciales los votantes serían más de dieciocho millones. Esto indica que hay más de ocho o nueve millones de colombianos, que en la medida en que no votaron ni en la consulta de la derecha, ni en la de la izquierda, estarían potencialmente dispuestos a apoyar otra opción, probablemente del centro político, que por consiguiente tendría posibilidad de triunfo. Claro, también alguna de las dos campañas que puntean por ahora las encuestas podría ganarse parte de ese centro político. Para esto pueden ser útiles los debates entre los candidatos.

Desde el punto de vista de la conveniencia nacional, no se trata ni que la izquierda gane y le imponga un proyecto político al resto del país, ni que la derecha hiciera lo mismo con su proyecto político. Esa fue la lógica de las guerras civiles del Siglo XIX, en que el Liberalismo Radical pretendió imponerle al país su proyecto de Estado y de Sociedad encarnado en la Constitución de 1863 –lo cual generó nuevas guerras civiles- y eso mismo hizo la Regeneración Conservadora con la Constitución de 1886 y su modelo de Estado y Sociedad, que igualmente generó nuevos enfrentamientos fratricidas. Hubo que esperar a la Reforma Constitucional de 1910, en el marco del Republicanismo, para que los dos partidos comenzaran a hacerle cambios a la Constitución consensuados y que fueran la base de la convivencia social y política de esos decenios.

Considero que en el actual momento lo que le conviene a los colombianos es un proyecto político de centro –es el desafío para las campañas que se identifican de ese nicho-, que le garantice a todos los actores políticos, el respeto a sus derechos y que estimule la convivencia dentro de la diferencia –de eso se trata en una democracia-. Donde las necesarias reformas para garantizar el crecimiento de nuestra economía, la generación de empleo, las que haya que hacerle al sistema de salud, a la justicia, a la lucha contra la corrupción y a la educación, entre otras, sean producto de análisis y debates en el Congreso –afortunadamente allí vamos a tener igualmente bancadas diversas pero ninguna mayoritaria-, en la sociedad –academia, gremios empresariales, organizaciones sindicales, ONGs- y en las organizaciones políticas.

Contra la posibilidad de construir esta opción política de centro conspira, de una parte las ’barras bravas’ de la izquierda, la derecha y también del centro y esa actitud pendenciera de sectores de la opinión que consideran que el debate tranquilo y argumentado es ’aburridor’ y que lo animado son los argumentos y epítetos polarizantes y ofensivos contra el otro.


Alejo Vargas Velásquez
Profesor Universidad Nacional

https://www.alainet.org/es/articulo/191835


         

Elecciones en Colombia: la incertidumbre en el centro izquierda. Por, Pedro Santana Rodríguez

Elecciones en Colombia: la incertidumbre en el centro izquierda

         
Opinión
23/03/2018
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Foto: Revista Sur
Los resultados electorales de este 11 de marzo en las elecciones para el Congreso de la República y sobre todo en las consultas interpartidistas dejaron sobre la mesa muchas incógnitas y al mismo tiempo definiciones en las distintas campañas políticas que se han ido asumiendo con el correr de los días. La nueva composición del Congreso de la República muestra un Congreso más pluralista que el actual con un avance importante de los sectores alternativos e independientes que contarán en el senado de la República con una representación si bien no decisiva,  si importante, en los temas relacionados con la materialización de los Acuerdos de Paz y con las reabiertas negociaciones que el Gobierno adelanta con el Ejército de Liberación Nacional, ELN,  en la ciudad de Quito donde se adelanta el V ciclo de las negociaciones. Una representación que puede sumar unos 30 senadores sobre un total de 108. Es una fuerza importante.

Los resultados de las consultas interpartidistas para definir los candidatos de la extrema derecha y de la izquierda producirán necesariamente realinderamientos políticos que aún no terminan. Como recordarán los lectores en dicha consulta Iván Duque con una votación de 4.044.509 votos ganó la nominación de la extrema derecha a sus competidores Marta Lucía Ramírez, 1´538.882 votos y Alejandro Ordoñez, 385.110 votos que sumados llegaron a 5´968.501 de votos lo que representó el 34.46% sobre una votación total de 17´320.084  votos. En la consulta de la izquierda se impuso ampliamente el candidato Gustavo Petro Urrego que sacó 2´849.331 votos frente a Carlos Caicedo con 514.978 votos para un total de 3´364.309 votos lo que representó el 19.42% de la votación total.

También  hay que recordar que no todos los partidos políticos concurrieron a las consultas interpartidistas o bien porque ya tenían candidatos como el caso del Partido Liberal que obtuvo para el Congreso una votación de 1´901.933 votos y que tiene como candidato a Humberto de la Calle  y también el caso de la Coalición Colombia conformada por el Partido Verde, Compromiso Ciudadano y el Polo Democrático Alternativo que tiene como candidato a Sergio Fajardo que tuvieron una votación para el Congreso de 2´054.066 votos; tampoco concurrió a consulta el Partido Cambio Radical que tiene como candidato a Germán Vargas Lleras que obtuvo 2´155.487 votos. Tampoco concurrieron a la consulta los partidos que no tienen candidato presidencial aún definido en esta situación encuentran aún, deshojando margaritas, calculando a quien la apuestan. En estas circunstancias están el Partido Conservador que obtuvo 1´927.320 votos y el Partido del presidente, Juan Manuel Santos, el Partido de la U que obtuvo 1´853.054 votos.

Una mirada rápida a las cifras nos indica que muchos de los votantes de estos partidos participaron de las consultas y votaron en ellas. Como ya se indicó en la consultas participaron 9´332.810 ciudadanos y no participaron 7´987.274 votantes. La pregunta es cuántos de esos votos migraran a los candidatos de los Partidos que no participaron en las consultas pero que se mantienen en la contienda para la primera vuelta. Sin embargo hay dos conclusiones que saltan a la vista y que vienen influyendo en las decisiones de los partidos Conservador y de la Unidad Nacional para definir a quién apoyarán finalmente. Esos dos hechos son: en primer lugar la ventaja que tomó en la derecha la candidatura uribista de Iván Duque sobre la candidatura de Germán Vargas Lleras que indiscutiblemente cuenta con el respaldo de las maquinarias clientelistas más poderosas del país. Es el voto de la maquinaria que congrega a un variopinto haz de fuerzas ligadas a la contratación estatal y a los clanes familiares que dominan aún la política regional. En eso Vargas Lleras aventaja a Duque y al uribismo. Así quedó demostrado en las elecciones parlamentarias del pasado 11 de marzo. El otro hecho indiscutible es que Duque se conectó con la opinión pública de derecha que ve viable el retorno al poder. Es decir, Duque reúne la maquinaria del Centro Democrático pero al mismo tiempo recoge el voto de opinión de la derecha. Entretanto Vargas Lleras tiene la mayor maquinaria clientelistas a su servicio pero no logra conectar con el voto de opinión de la derecha y de ahí los malos resultados que le ofrecen las encuestas en dónde no despega.

En el centro izquierda la situación es similar pero con sus particularidades. También allí tomó la delantera Gustavo Petro que no solo llena plazas sino que a mi modo de ver interpreta la indignación contra el régimen, da esperanza a los millones de ciudadanos que reclaman un cambio real en la situación de pobreza y exclusión  en que se encuentran y conectó con un sector de la opinión pública que no solo exige el cumplimiento de los acuerdos de paz sino que quiere ir más allá en las transformaciones democráticas. Eso quedó demostrado en las elecciones de este 11 de marzo.  Una buena parte de los nuevos votantes que restaron 4 puntos a la abstención que cayó del 56 al 52% en el total de la votación fueron a respaldar la renovación del Congreso y una parte importante apoyó la consulta de la izquierda. Allí tiene Petro un espacio importante para crecer. Eso se sabrá este domingo cuando se cierren las inscripciones para poder participar en las elecciones del 27 de mayo. Los interrogantes sin embargo siguen abiertos. Para pasar a segunda vuelta Petro requiere  aumentar su votación siquiera al 30% del total de la votación. Por ahora solo se puede decir que es probable que lo logre. Pero también es muy probable que sea derrotado en la segunda vuelta por la coalición de intereses de la derecha y aún de un sector del centro que teme a los cambios que promueve Petro que están muy lejos de los fantasmas esgrimidos por la derecha pero que en todo caso son transformaciones que el establecimiento rechaza.

En el centro político cunden las indefiniciones. En este espectro se ubican claramente dos candidatos presidenciales Humberto de la Calle respaldado por el Partido Liberal y Sergio Fajardo de la Coalición Colombia, COCO. La tendencias predominante allí por lo menos en las cúpulas es que basta para pasar a segunda vuelta una coalición de Fajardo con de la Calle y que en segunda vuelta las bases de la izquierda como ya lo hicieron en el año 2014 respaldarán a esta opción para ganar a la extrema derecha. Bien sea que el candidato sea Duque o Vargas Lleras. Por eso de manera equivocada en las últimas semanas se han dedicado sin compasión a zaherir al candidato de la izquierda haciendo coro al señalamiento de que Petro es el caos, el castrochavismo, el radicalismo y que apoyarlo es dar por segura la elección de la derecha en segunda vuelta. Con ello minan el camino de la unidad necesaria a mi juicio del centro y de la izquierda en esta coyuntura histórica del país en que está en juego la consolidación del proceso de Paz con las FARC, un eventual avance de las negociaciones con el ELN y un compromiso serio y real de combate a la corrupción y protección del medio ambiente arrasado por el modelo extractivista al tiempo que se pongan en marcha reales políticas de combate a la desigualdad que nos tiene como el octavo país más desigual del mundo y el segundo en las Américas. Estas serían bases ciertas que comparten el centro y la izquierda y serían las bases reales de confluencia de un acuerdo programático.

No es muy seguro que baste con la coalición Fajardo y de la Calle de la cual el primero no está ni siquiera convencido.  La única opción real y seria de ganar a la derecha es una coalición amplia entre los candidatos del centro y de la izquierda alrededor de un programa y una candidatura unitaria. Petro parece entender mejor la coyuntura y lo que está en juego. Escogió como candidata a la vicepresidencia a Ángela María Robledo que si bien no le aportará mucho en votos del espectro del centro político si le garantiza un puente natural con los Verdes pues Robledo proviene de este sector y allí cuenta con un amplio reconocimiento. Este miércoles 21 de marzo Petro ha llamado a construir un acuerdo con el centro y se ha dirigido a Fajardo y de la Calle para buscar un acuerdo. Para avanzar en esta dirección ha encargado a Carlos Caicedo para que se ponga al frente de esta tarea. Caicedo es un convencido de esa necesidad y de inmediato ha emprendido la tarea.

El camino no es fácil pero tampoco imposible. A favor de esta propuesta de coalición amplia se han manifestado un importante número de parlamentarios del Partido Verde y del Polo Democrático que también trabajan en esta dirección. Contra ella conspiran los egos personales y las mezquindades siempre presentes en la vida política. Las cartas han sido repartidas y el juego está abierto. Hay que persistir en este esfuerzo. El futuro del país depende de ello.

Bogotá, 22 de marzo de 2018

Pedro Santana Rodríguez
Director de la Revista Sur



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https://www.alainet.org/es/articulo/191816

lunes, 26 de marzo de 2018

Demoledor informe de la ONU sobre DDHH en Colombia

Demoledor informe de la ONU sobre DDHH en Colombia



El duro informe muestra cómo el Estado sigue sin ser Estado y cómo “ha habido mucha resistencia a la implementación del Acuerdo [de paz] en varios sectores de la sociedad, incluyendo actores políticos y económicos, instancias legislativas y judiciales, así como funcionarios públicos”.

Rengifo Marín / CLAE

Todd Howland
El último informe de Todd Howland, representante en Colombia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) y  figura clave desde 2012 en los esfuerzos de paz, es un retrato hablado de un país cuya sociedad civil sufre la indolencia del Estado, la incapacidad de imaginar una nueva forma de hacer las cosas, la ambición de empresas legales e ilegales, la corrupción, la impunidad y la actitud de élites más obsesionadas con la politiquería que con la paz o la calidad de vida de los habitantes.

Este 16 de marzo, Howland iba a presentar el informe anual 2017, pero su oficina anunció que dejaba su cargo y que la discusión pública del informe quedará a la espera de la persona que lo reemplace. Igualmente, el informe será presentado en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

El mismo hace especial hincapié en la Colombia rural donde “la presencia del Estado, únicamente a través de sus fuerzas de seguridad que buscan imponer autoridad a través de la fuerza, no contribuye a generar cambios positivos y sostenibles para las comunidades. La falta de un enfoque de intervención integral del Estado ha llevado a una escalada de violencia en ciertas partes del país”.

Plantea el informe una precaria implementación del acuerdo de paz firmado entre Gobierno y FARC, una ocupación de los territorios abandonados por esa guerrillas por grupos armados relacionados con las economías ilegales (narcotráfico), unas comunidades asediadas por esos actores que no han visto llegar al Estado para ocupar los espacios en disputa.

Denuncia una situación crítica para las defensoras y defensores de los derechos humanos en el territorio, una impunidad selectiva que pone en cuestión la voluntad del Estado de poner a las víctimas en el centro del proceso, un Congreso que ha reinterpretado a la baja los acuerdos de paz y… en definitiva, una situación voluble y peligrosa para los civiles.

El duro informe muestra cómo el Estado sigue sin ser Estado y cómo “ha habido mucha resistencia a la implementación del Acuerdo en varios sectores de la sociedad, incluyendo actores políticos y económicos, instancias legislativas y judiciales, así como funcionarios públicos” y muestra la preocupación  por el aumento de asesinatos de defensores de los derechos humanos, incluyendo a líderes sociales y comunitarios: 441 ataques, incluyendo 121 asesinatos solo en 2017

El informe señala que aunque la mayoría de los asesinatos han sido cometidos por sicarios y eso complica el seguimiento del rastro de los autores reales, “los presuntos autores materiales de los asesinatos fueron principalmente miembros de grupos criminales que posiblemente incluyen a ex miembros o antiguas estructuras de organizaciones paramilitares (54 casos); ex FARC-EP (tres casos); individuos no afiliados a ningún grupo criminal o grupo armado ilegal (19 casos); y miembros de la fuerza pública (tres casos)”.

L2 oficina del Alto Comisionado “documentó 11 casos de supuestas ejecuciones extrajudiciales en 2017, en Arauca, Bolívar, Cesar, Córdoba, Cundinamarca, Norte de Santander y Tolima. Ocho fueron presuntamente cometidos por miembros del Ejército y tres por la Policía”. Y a esta realidad no ayuda la impunidad enquistada que afecta a los casos actuales y a los miles de ejecuciones extrajudiciales que se amontonan bajo ese eufemismo gerencial de “falsos positivos”.

Respecto de los hechos pasados, la OACNUDH dice estar preocupada por “la impunidad selectiva en casos de ejecuciones extrajudiciales cometidas por miembros de las fuerzas armadas que involucran a Generales, y señala que esto pone en riesgo los derechos de las víctimas a la justicia y a la verdad.

La ONU no entiende que oficiales de alto rango en la cadena de mando, incluyendo algunos actualmente investigados por varios casos de ‘falsos positivos’, hayan sido “ascendidos en los últimos dos años, en vez de haber sido sometidos a un proceso de depuración que garantice que aquellos que participaron o no actuaron para detener estos crímenes atroces deberían, al menos, ser separados del servicio activo”.

El informe considera que el Sistema Integral de Justicia, Verdad, reparación y No Repetición ha sido peluqueado al extremo: “El Congreso no aprobó el Sistema Integral tal y como había sido conceptualizado y, hasta el momento, su implementación no ha cumplido con las normas internacionales”. Y eso se traduce en decepción y en impunidad, una vez más. Es decir, la justicia, de existir, será incompleta y no permitirá saber la verdad de lo ocurrido ni identificar a los actores reales del conflicto.

La ONU constató que mientras las FARC han cumplido en su mayoría los acuerdos firmados, el Estado ha mostrado una ineficacia lacerante a la hora de acompañar el proceso de reintegración de sus miembros. Señaló que casi un año y medio después de la firma de los acuerdos “aún no están disponibles los recursos anunciados por el gobierno en el marco de la Estrategia de Respuesta Rápida para generar impactos inmediatos en las antiguas zonas de influencia de las FARC-EP”.

Señaló que esto se traduce en que “el vacío de poder que dejaron las FARC-EP (…) permitieron el ingreso de grupos ilegales y grupos criminales a las zonas, los cuales buscaban asumir el control de las economías ilegales aún existentes, provocando un aumento de la violencia”.

Se denuncia en el informe que “uno de los principales obstáculos que enfrenta el Estado para garantizar los derechos económicos, sociales y culturales es la tentación del uso del gasto público en centros poblacionales con el fin de obtener votos en vez de priorizar los recursos para garantizar el acceso y disfrute de derechos básicos de las zonas rurales marginadas y menos pobladas”.

La ONU “observa con preocupación los graves obstáculos a la implementación del capítulo del Acuerdo relacionado con la participación política, debido a los ataques por parte de los sectores políticos interesados en mantener el statu quo político o que tienen alguna otra razón para oponerse al Acuerdo. Es de especial preocupación que el Congreso no haya aprobado las Circunscripciones Especiales de Paz, establecidas en el Acuerdo como un medio para aumentar la participación política de aquellas personas que viven en las zonas afectadas por el conflicto”.

Pero no pareciera que la corrupción y el secuestro del Estado escandalice a la élite colombiana. Y tampoco al premio Nobel, claro. Lo cierto es que Todd Howland tuvo que dejar el cargo y salir de Colombia…

*Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

stados Unidos: Emma González: cuando a Zeus le tiembla la masculinidad. Por, Jorge Majfud

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Estados Unidos:

Emma González: cuando a Zeus le tiembla la masculinidad

Jorge Majfud

ALAI-AMLATINA, 26/03/2018.- Diferente a otras matanzas absurdas en escuelas secundarias de Estados Unidos, la de Parkland ha sido diferente por producir una ola de manifestaciones masivas a lo largo de Estados Unidos y en varias partes del mundo. El temor: sólo la juventud estadounidense podrá lograr algún cambio social en este país, aunque más no sean unos tímidos cambios en comparación al terremoto de los años sesenta, los cuales luego fueron casi aniquilados por la reacción conservadora de la era Reagan-Thatcher. O casi, porque si en este país existen más libertades individuales que entonces, fue por esos demonizados movimientos de resistencia social y no por ninguna guerra contra algún pequeño y lejano país. 
 
Los sesenta dejaron mucho, aunque luego fueron gradualmente desprestigiados por la reacción y la propaganda conservadora que, según todas las mediciones, aumentó la desproporción de la acumulación de riqueza en este país, ahora concentrada casi toda en una micro minoría, mientras decenas de millones de trabajadores y estudiantes no tienen más que deudas, decenas de miles mueren por año debido a las drogas o al suicidio (mueren más soldados al regresar que en el campo de batalla; conocí el drama personal de más de uno), y decenas de miles mueren por armas de fuego. En Estados Unidos, sólo los niños (esos que reciben fusiles para sus cumpleaños y los Boy Scouts promueven como símbolo de libertad y masculinidad) matan más personas, por accidente, que todos los terroristas juntos, pero de eso ni una sola palabra en ningún apasionado debate político.
 
Si este país en las últimas generaciones ha logrado ciertas libertades, no se debe a los soldados en Vietnam, como lo afirma el sagrado cliché, sino a aquellos valerosos organizadores de luchas sociales como Luther King o César Chávez. La guerra de Vietnam se perdió miserablemente y, aparte de millones de muertos, no dejó nada positivo para este país. Menos libertades y derechos. En cambio, la revolución feminista de Occidente, de los negros en el Sur de la Unión y de los jornaleros de California sí, dejaron resultados concretos, aunque hoy estén en tela de juicio por parte de la última reacción, que tal vez no sea otra cosa que un manotón de ahogado de un orden que se tambalea.
 
Uno de los rostros visibles del más reciente movimiento es el de Emma González, sobreviviente de la matanza de Parkland e hija de cubanos exiliados. Emma representa a muchos otros cubano-estadounidenses de su generación, jóvenes liberados de la paranoia y obsesión por la derrota de Bahía de Cochinos que, de cualquier forma, debe convivir con elementos de la vieja generación, alguno de los cuales son considerados terroristas hasta por el FBI pero de cualquier forma caminan libres por Miami.
 
Uno de los pocos escritores e intelectuales representantes de este grupo, la escritora Zoe Valdés, se ha referido a Emma González como una comunista “machorra”. La acusación no es novedosa. A lo largo de la historia, los grupos más reaccionarios, las tradicionales clases dominantes de América latina e, incluso, de Estados Unidos (diría que en menor grado) han ejercitado el macartismo según el cual todo crítico capaz de decir sus verdades incómodas al poder dominante es, automáticamente, un comunista. Incluso, no importa si esas verdades están objetivamente documentadas. Si afirmas que el golpe de Estado en Guatemala de 1954 fue orquestado por la CIA y la UFC contra un gobierno democrático, eres comunista. Si dices lo mismo de Chile en 1973, marxista-leninista, etc.
 
Sin embargo, a los comunistas no hay que señalarlos. Por lo general, los comunistas se reconocen como tal. Los fascistas, racistas y machistas, en cambio, no. Hay que adivinarlos o deducirlos según sus dichos y acciones.
 
Ahora, que una joven y millones de jóvenes marchen por sus vidas y cuestionen con determinación la religión de las armas, que no encajen en el impuesto estereotipo (prefabricado y reducido a una caricatura) del patriota, en los límites estrechos de los mitos sociales, que no sigan los caminos trazados por las vacas sagradas rumbo al matadero, los convierte en peligrosos comunistas. Pero me parece que esa costumbre de etiquetar como comunista a todo crítico inconforme, a todo demócrata radical, es un poco exagerada. Miami, en cambio, está lleno de excomunistas que un día se dieron cuenta, como por una súbita revelación, del gran negocio (económico y moral) que resultaba envolverse en la bandera del ganador y se cambiaron de bando o se volvieron más cowboys que John Wayne.
 
La escasez de recursos intelectuales de quienes sacan la palabra mágica (comunista) como quien saca un revólver, es bien conocida. Hace unos años, el padre cubano del senador y candidato a la presidencia, Ted Cruz, afirmó que la teoría de la Evolución era una perversión del marxismo. Incluso la Teoría del cambio climático, que amenazaba las ganancias de las superpetroleras, hasta hace poco era producto de esa mala gente.
 
Esta generación (una parte significativa) ha tenido el valor de decir Basta. Y lo ha dicho de una forma escandalosa para una sociedad fanática: “basta de rezos y de condolencias”. Por eso deben demonizarlos como comunistas o peligrosos revoltosos, lesbianas o conspiradores, como en los años cincuenta los sureños marchaban con carteles denunciando la inmoralidad de los activistas con carteles que afirmaban que “la integración racial es comunismo” mientras les pedían a sus gobernadores que salvaran la “América cristiana”.
 
Los ataques a Emma revelan cierto nerviosismo ideológico. (Un candidato republicano la definió como “lesbiana skinhead”. Ella se asume como bisexual. No es rebelde por ser lesbiana, sino por tener la valentía de asumirse como es en una sociedad hostil y, no pocas veces, hipócrita.) Emma representa el cambio, no sólo por ser joven, bisexual, y una incomodidad insoportable para la poderosa Asociación del Rifle, sino también por ser parte de una generación que puede representar un momento crítico en la historia de este país y del mundo. Los hombres y las mujeres (sobre todo los hombres) han escrito las leyes y las constituciones. Los hombres y las mujeres (sobre todo las mujeres) pueden y deben volver a escribirlos según las necesidades de los vivos, no de los muertos.
 
Ni Zoe Valdés ni nadie tiene ninguna autoridad moral para criticar a esta joven con coraje. Todo lo demás son clichés de la Guerra Fría que la nueva generación no se traga tan fácilmente. Son miedos propios de los superpoderes, que no son poderes absolutos y lo saben cuándo un repentino temblor les mueve la mejilla.
 
Los años siguientes veremos una lucha existencial entre la reacción de la ola neo-patriarcal, nacionalista, racista e imperialista (unos caricaturescos años ochenta todavía en ascenso, hoy en el poder político), contra una generación más joven, de a pie, lista para resistir las narrativas que ocultan los verdaderos problemas del mundo, dispuesta a no creer más en mitos que ni siquiera funcionan, con la suficiente rebeldía como para decir algo tan simple como Basta.
 
- Jorge Majfud es escritor uruguayo estadounidense, autor de Crisis y otras novelas.​