miércoles, 23 de agosto de 2017

Lula: "La Red Globo fue una de las principales articuladoras del golpe" Brasil de Fato

Lula: "La Red Globo fue una de las principales articuladoras del golpe"

         
22/08/2017
Opinión
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Lula no Assentamento Valdir Macedo, do MST
Foto: Ricardo Stuckert
São Paulo.- En entrevista exclusiva para Brasil de Fato mientras recorre nueve estados nordestinos en bus, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva comenta los motivos del golpe que sacó a Dilma Rousseff de la Presidencia y quien está tras esa conspiración. Lula comenta también la necesidad de que el pueblo se mantenga en lucha contra los retrocesos y por la democracia, y siga creyendo en la política. Sobre la posición del gobierno de Temer respecto a la crisis venezolana, dispara: "Es ridículo un gobierno golpista, ilegítimo, enemigo de su propio pueblo, queriendo dar lecciones de democracia a Venezuela". Lea a continuación.

En su opinión, ¿cuál fue el motivo del golpe contra Dilma Rousseff?

En realidad, las fuerzas conservadoras nunca aceptaron el resultado de las elecciones de 2014. La derecha se rehusó a respetar la elección democrática de la población. Un día después de las elecciones, ya comenzó el sabotaje al gobierno de Dilma y la conspiración para derrocarlo. En la Cámara y en el Senado fue pauta bomba sobre pauta bomba, para inviabilizar la economía, para asustar inversores y consumidores, mientras los proyectos del gobierno, tan necesarios para el país, no pasaban o eran completamente desfigurados. Lo que está cada vez más claro hoy, inclusive para mucha gente que fue engañada por las mentiras de la prensa, es que no fue un golpe solo contra Dilma o el PT [Partido de los Trabajadores]. Fue un golpe contra la educación y la salud públicas, contra los derechos de los trabajadores y jubilados, para privatizar las empresas públicas y el Pre Sal [mayor yacimiento petrolífero marino del mundo, ubicado frente a las costas de Brasil], para desnacionalizar la Amazonia. Fue un golpe contra el país.

¿Cómo evalúa usted el papel de los medios y, especialmente de la Globo, en el golpe?

Los grandes monopolios de comunicación fueron decisivos para el golpe. La Red Globo, en particular, fue uno de sus principales articuladores y su gran propagandista. El golpe no habría sido posible sin el ataque sistemático y la sórdida campaña de desmoralización que la Globo hizo contra el gobierno Dilma y el PT. Para facilitar el golpe, ayudó a sofocar las acusaciones contra los lideres golpistas (el blindaje a Aécio Neves es un ejemplo flagrante de eso), que solo aparecieron después que la presidenta fuera derrocada. La Globo no dudó siquiera en aliarse a Eduardo Cunha [ex presidente del Congreso, actualmente preso sentenciado a pena de 15 años por corrupción] para sabotear al gobierno y lo protegió de modo escandaloso hasta que él terminara su servicio sucio. Ella vendió al país la falsa idea de que los problemas nacionales fueron creados por el PT, y que bastaría alejar al PT del gobierno – inclusive atentando contra la ley y la democracia – para que Brasil se volviera una maravilla. Hoy, con la misma cara de palo, trata de convencer a los trabajadores y al pueblo pobre de que las personas van vivir mejor sin derechos laborales y sin jubilación.

El juez Sergio Moro lo condenó en la acción sobre el apartamento de Guarujá. Usted también está siendo blanco de otros procesos. ¿Por qué esa persecución de la Justicia?

El juez Moro, en la sentencia con que me condenó, dice que el tal apartamento no es mío, pero que eso no importa. Responsables por la Operación Lava Jato ya dijeron que no hay pruebas contra mi, pero que ellos tienen la convicción personal de que yo soy culpable. Todo mundo sabe que un principio básico del derecho, que es sagrado en todas las verdaderas democracias, es que la carga de la prueba cabe al acusador, no al acusado. Para otros, ese principio vale. Para mi, no. Mi inocencia está más que probada en los autos, pero eso simplemente no es tomado en consideración. Tengo 40 años de vida pública, de dedicación a los trabajadores, a los pobres, al país. ¿Será este mi crimen? ¿Haber sacado a Brasil del mapa del hambre? No puedo conformarme con tanta arbitrariedad. ¿Cuál es la razón de esta partidización de la justicia? Llego a pensar que los que dieron el golpe no pueden admitir que Lula compita nuevamente por la Presidencia…

En caso de ser elegido, ¿cuáles son las medidas que usted tomará para mejorar la vida del pueblo y el rumbo del país?

Es pronto para hablar como candidato, mucho menos como electo. Antes, necesitamos impedir que los golpistas destruyan los derechos sociales arduamente conquistados por el pueblo brasileño en la última década. E impedir que privaticen a precio vil las empresas públicas. También es necesario garantizar que las próximas elecciones sean de hecho libres y democráticas. Un nuevo gobierno, legítimo, que tenga una visión progresista del país, puede perfectamente sacar al Brasil del atolladero en el que hoy está. Nosotros ya gobernamos el país y probamos en la práctica que Brasil puede ser una nación soberana, con verdadero crecimiento económico, generación de empleos, distribución de la renta, inclusión social y ampliación de las oportunidades educativas en todos los niveles. Para eso, es necesario creer que las clases populares no son un problema, y sí una solución. Cuando los pobres de la ciudad y del campo puedan volver a comprar es que el comercio va a vender y la industria producir y, con eso, la inversión va a regresar. Será muy importante también elegir un Congreso mejor que el actual, con más representantes de los trabajadores, de los campesinos, de las mujeres y de los jóvenes.

¿Qué recomienda usted en términos de organización y enfoque al Frente Brasil Popular para avanzar en la lucha contra los retrocesos y por la democracia?

El Frente es una cosa extraordinaria, porque reúne diferentes sectores de la sociedad para pensar el Brasil y luchar por su transformación. Ha sido fundamental en la resistencia contra los retrocesos políticos y sociales. El enfoque del Frente es correcto, combinando formulación y movilización permanente. Pienso que es muy importante también que expliquemos a la población lo que estamos defendiendo. Es necesario dar esperanza al pueblo de que otro Brasil es posible y que, con un gobierno popular, días mejores vendrán.

Por todo esto que Brasil ha vivido, mucha gente ya no cree en la política. ¿Qué debemos hacer frente a esa desesperanza?

Nosotros no tenemos el derecho de desistir. Mi madre me enseñó eso. Nosotros tenemos que luchar siempre. Tengo 71 años y no quiero desistir. No desistí de sobrevivir al nacer en una región donde muchos niños mueren antes de completar cinco años. No desistí de organizar a los trabajadores durante la dictadura. Construí con mis compañeros el mayor partido político de América Latina y fui presidente del Brasil por dos mandatos. Si conseguí todo eso sin diploma universitario, sin padre rico, ¿por qué algún joven debe desistir? Si usted cree que la política está­ mal, entre a la política y trate de ser usted mismo el militante o dirigente político que sueña para Brasil.

Hoy, ¿quiénes son los principales adversarios para que tengamos un país con justicia social, solidario y con oportunidades para todos?

Yo creo que hoy hay mucha gente resentida en Brasil, mucha gente que está de mal humor, creyendo que el egoísmo va a resolver alguna cosa. Hay mucho empresario que quiere quitar derechos a los trabajadores y jubilados sin percibir que si el trabajador y el jubilado no tienen dinero, no van consumir lo que él produce. La gran fuerza de nuestra economía es el mercado interno. Entonces él puede creer que le va a ir bien siendo enemigo de los trabajadores y al final sus ventas van a caer. Hay gente que se resiente por la mejora de las condiciones de vida de los más pobres y quiere un país para pocos, solo para un tercio de la población. Hay gente que defiende casi la vuelta de la esclavitud. Esas personas necesitan entender que eso no es bueno ni para ellas, porque un país para pocos es un país débil, inseguro, inestable. Un país así no atrae inversión extranjera, atrae solo a parásitos en busca de riqueza rápida, que vienen a extraer recursos naturales o a comprar empresas baratas. Una sociedad solidaria no es solo una cuestión de justicia – aunque eso sea lo más importante – sino también de necesidad. Cuando los pobres y los trabajadores mejoran su vida, toda la sociedad mejora.

Muchas veces los políticos se pasan decidiendo la vida de los brasileños y del país encerrados en oficinas en Brasilia. Usted ya hizo muchos viajes por el interior de Brasil, en caravanas como esta ahora en el Nordeste. ¿Qué aprendió usted sobre nuestro pueblo en esas experiencias?

Aprendí que el pueblo brasileño es de una gran fuerza y una gran generosidad, y que no se puede gobernar el país desde Brasilia, desde la Avenida Paulista o desde la zona sur de Rio de Janeiro. Para alguien que vive en esas regiones, un programa como el Luz para Todos puede no significar nada. Pero él llevó energía, trajo al siglo 21 a millones de brasileños. Sin luz, un joven no puede estudiar. Sin alimentarse, sin una buena merienda en la escuela, el joven no puede estudiar. Creamos el Programa de Adquisición de Alimentos, que apoya al agricultor local y refuerza la merienda con comida saludable, hoy eso está siendo destruido. El niño tiene que comer, pero también tiene que tener ropa para ir a la escuela. El [programa] Bolsa Familia exige que para recibir el beneficio, el niño frecuente el aula de clases. Sin transporte, un joven de la zona rural no puede estudiar. Creamos el programa Caminos a la Escuela, que llevó buses escolares por el interior de Brasil. Sin agua, ¿cómo se puede vivir, todavía menos estudiar? Instalamos millones de cisternas en el sertão. Y si no tiene facultad próxima, ¿cómo estudiar? Ampliamos las universidades, los institutos federales de enseñanza, las escuelas técnicas, llevandolas para el interior. Fueron centenas de nuevas extensiones universitarias en todos los estados del país. Bahia tenía solo una universidad federal, hoy tiene cuatro. Conozco personalmente el tamaño de este país, no es pequeño, y quien lo gobierna no puede tener la mente ni el alma pequeñas. Tiene que oír al pueblo y con los pies en la tierra, conversar, buscar soluciones, dar fuerza a la sociedad civil. Y tiene que abrir el palacio al pueblo, hacer que la sociedad civil participe de la construcción de las soluciones para el país.

¿Cómo evalúa usted las amenazas del gobierno de los EUA frente a la situación de Venezuela? ¿Cómo debería haber actuado Brasil en el proceso de paz en Venezuela?

Es inadmisible que Donald Trump haga amenazas militares a Venezuela. Aún más, a cualquier país, en cualquier región del planeta.  Venezuela tiene derecho a su autodeterminación. Es el pueblo venezolano que debe decidir libremente el destino del país. Si hay una crisis institucional, que se busque superarla por medio del diálogo y de la negociación política, pero respetando siempre a los gobernantes que fueron electos por voto popular, dentro de las reglas democráticas, como era el caso del presidente Hugo Chávez y es el caso del presidente Nicolás Maduro. En 2003, cuando Venezuela vivía una crisis semejante, yo mismo propuse la formación de un grupo de países amigos de Venezuela, bastante plural, que acabó contribuyendo para el restablecimiento de la normalidad y de la paz. Hoy, infelizmente, Brasil no tiene ninguna autoridad moral para ayudar.  Es ridículo un gobierno golpista, ilegítimo, enemigo de su propio pueblo, queriendo dar lecciones de democracia a Venezuela. Cuando tengamos nuevamente un gobierno democrático y popular,  Brasil volverá a colaborar, sin interferencias indebidas en la soberanía de los vecinos, para consolidar la paz y la estabilidad democrática en América del Sur.

Edición: Vivian Fernandes | Traducción: Pilar Troya

21 de Agosto de 2017

http://www.alainet.org/es/articulo/187553


         

La disuasión norcoreana. Por, Fredes Luis Castr

La disuasión norcoreana

         
22/08/2017
Opinión
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"Cuando todo aquello que es imposible ha sido eliminado, lo que quede, por muy improbable que parezca, es la verdad."
Sherlock Holmes a su amigo John H. Watson

Jeffrey Fields, especialista en Relaciones Internacionales de la Universidad del Sur de California, recuerda las voluntades negociadoras de Kim Il Sung y Kim Jong Il, abuelo y padre del actual Jefe de Estado norcoreano, manifestadas del modo en que actúa cualquier actor racional: con el objeto de obtener el mejor acuerdo posible para los intereses de su país. Fields advierte que el acuerdo celebrado en 1994 con Bill Clinton no fue respetado por las autoridades norteamericanas, como consecuencia de un Congreso moroso en eliminar las sanciones contra Pyongyang, y ante el incumplimiento de facilitarles dos reactores nucleares de agua ligera. La acusación del sucesor de Clinton, acerca de un programa clandestino de enriquecimiento de uranio para desarrollar armas nucleares (asunto problemático, pero no violatorio del acuerdo suscripto con Clinton) provocó el colapso del acuerdo y el apartamiento el año siguiente de Corea del Norte del Tratado de No Proliferación Nuclear.

En una columna de opinión publicada en CNN, Adam Mount, investigador del Center for American Progress, propone una restricción de buena voluntad en el alcance, escala y localización de los próximos ejercicios militares estadounidenses en relación a la geografía que mayormente sensibiliza a Kim Jong Un, con el objeto de conminar al líder norcoreano a paralizar las pruebas misilísticas que tanto perturban a Washington. En caso de verificarse ambos extremos -reformulación de los ejercicios y congelamiento de pruebas misilísticas- puede avanzarse en una negociación de mayor envergadura.

El Director del Instituto de Investigación Asiática en la Universidad de Corea, Lee Jong-Wha, aporta la complejidad china y el incentivo económico al conflicto. Contar con la solidaridad de Beijing impone garantizarle que una Corea unificada no se erigirá como enemiga del gigante comunista, para lo cual Washington debe comprometerse a retirar sus tropas al materializarse la unidad del territorio dividido por el paralelo 38. Por otro lado, deben existir garantías a favor de los norcoreanos de que se facilitará el desarrollo de sus abundantes y calificados recursos naturales (especialmente minerales) y humanos, para que edifiquen una industrialización con chances exportadoras.

Jon Schwarz, articulista de The Intercept, transmite lo elemental: la historia revela que los países pequeños, pobres y débiles no tienen por costumbre buscar su destrucción, provocando guerras contra países infinitamente más ricos y poderosos. Schwarz se divierte con las operaciones mediáticas de los funcionarios de su país, dirigidas a convencer a la ciudadanía global sobre la posibilidad de que un día cualquiera Kim Jong Un despierte absolutamente desorbitado y ordene un ataque militar que no significará otra cosa que la invitación a un suicidio masivo para la burocracia que debe materializar el mandato y de toda la población con la que están familiarizados.

Fuera del foco de las cámaras, en los informes gubernamentales y de los think tanks, los asesores y decisores de la política exterior norteamericana reconocen la verdad: lo que perturba a Estados Unidos es la posibilidad de la retaliación nuclear, porque esta posibilidad disuade a Washington de actuar como desee, lo que incluye una potencial invasión cuándo y dónde lo desee. Schwarz rescata la siguiente observación, contenida en un paper del año 2000, suscripto, entre otros, por Donald Kagan: “En la era post Guerra Fría, Estados Unidos y sus aliados, en lugar de la Unión Soviética, se han convertido en los principales objetivos de la disuasión y son estados como Irak, Irán y Corea del Norte quienes más desean desarrollar capacidades de disuasión.” Schwarz concluye: “Irak y Libia, ambos renunciaron a su capacidad militar no convencional, y luego los invadimos.” Agrega que la intención de los gobernantes de Corea del Norte es tan sencilla como vital: evitar el destino que tocó a Saddam Hussein y Muammar Gaddafi.

 Como suele cerrar el amigo Abel: no más testigos, señor juez.


http://www.alainet.org/es/articulo/187560

Si Venezuela cae, la humanidad cae. Por, Luis Hernández Navarro

Si Venezuela cae, la humanidad cae

         
22/08/2017
Opinión
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Quema de almacenes de alimentos.
Foto: Telesur
John Pilger es un reconocido reportero y documentalista australiano, que, entre otros muchos reconocimientos, recibió en dos ocasiones el premio Periodista del Año inglés y, en otras dos más, el UN Media Peace Prize. Entrevistado recientemente por Telesur dijo: el mundo decente debe apoyar a Venezuela, ahora sometida a una propaganda virulenta que es la guerra a través de los medios de comunicación. Si Venezuela cae, la humanidad cae.

La alerta del periodista australiano dista de ser desproporcionada. Lo que hoy está en juego en Venezuela es similar a la disyuntiva que la humanidad vivió durante la Guerra Civil española, o a la que América Latina sufrió como resultado del golpe de Estado en Chile en contra del presidente Salvador Allende. En el primer caso, el triunfo del franquismo abrió el paso a la expansión del nazismo y el fascismo en Europa. En el segundo, la dictadura militar de Augusto Pinochet fue el punto de inflexión para el establecimiento de variados gorilatos y la expansión salvaje del neoliberalismo en Latinoamérica.

Si la oposición venezolana aliada con Estados Unidos triunfa en su intento de derrocar al gobierno democráticamente electo de Nicolás Maduro, se abrirá la puerta a una nueva oleada brutalmente reaccionaria en el mundo.

La afinidad de importantes sectores de la oposición venezolana con el franquismo y el pinochetismo es pública, por más que sus diseñadores de imagen traten de ocultarla. El dos veces derrotado candidato a la presidencia por parte de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), Henrique Capriles, declaró en julio de 2013, que Pinochet fue un demócrata al servicio del pueblo chileno. Y Lilian Tintori, la esposa de Leopoldo López arropada por la derecha internacional, justificó que los opositores venezolanos vitorearan a Franco, es normal: si él viviera nos apoyaría como Rajoy.

Quienes apoyan a esa parte de la oposición venezolana (la hegemónica) respaldan, sin ambigüedad, tanto a fuerzas abiertamente fascistas como a los intereses de Estados Unidos en la región.

Sin ir más lejos, apenas el pasado 11 de agosto Donald Trump amenazó con invadir militarmente esa nación. “Tenemos muchas opciones para Venezuela. Y a propósito, no voy a descartar la opción militar. Tenemos muchas opciones para Venezuela. Este es nuestro vecino. Ustedes saben, estamos por todo el mundo y tenemos tropas por todo el mundo en lugares que están muy, muy lejos. Venezuela no está muy lejos y su gente está sufriendo, y están muriendo. Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluyendo una opción militar si fuese necesario”, dijo.

Y la MUD, en lugar de confrontar la explícita amenaza intervencionista de Estados Unidos, sin mencionar a Donald Trump, optó por denunciar que “Venezuela tiene años intervenida militar y políticamente por Cuba, no sólo afectando nuestra soberanía e independencia, sino también constituyendo una de las principales causas de la violencia. No podía ser de otra manera. Su verdadera apuesta es a una intervención bélica extranjera”.

Según Pilger, la amenaza de una invasión militar a Venezuela por Donald Trump es típica de las amenazas estadunidenses al mundo en los pasados 70 años. Y ni siquiera es nueva. “Estados Unidos –añadió– ya ha invadido Venezuela con grupos subversivos como la NED, que respaldan a una denominada ‘oposición’, que busca derrocar por la fuerza a un gobierno electo: un alto crimen bajo el derecho internacional”.

Entrevistado también por Telesur sobre las bravuconadas del presidente estadunidense, el lingüista Noam Chomsky calificó las declaraciones de Trump como “chocantes y peligrosas”. Y añadió que: “La mejor esperanza es que algunos de los generales a su alrededor, que presumiblemente entienden las consecuencias, logren controlarlo”.

Los amagos de Trump fueron precedidos de las confesiones de Mike Pompeo, jefe de la CIA. El pasado 20 de junio, en el Foro de Seguridad de Aspen, el titular de la agencia afirmó: “cada vez que tienes un país tan grande, y con la capacidad económica de un país como Venezuela, Estados Unidos tiene profundos intereses en garantizar que el país esté tan estable y democrático como sea posible. Así que estamos trabajando duro para hacer eso (…) estamos muy optimistas de que puede haber una transición en Venezuela (…) acabo de estar en Ciudad de México y en Bogotá, la semana antepasada, hablando sobre este tema precisamente, intentando ayudarles a entender las cosas que podrían hacer para poder lograr un mejor resultado para su rincón del mundo y nuestro rincón del mundo”.

Como lo ha recordado recientemente el filósofo Slavoj Zizek, la guerra económica que padece Venezuela y que antecede a recientes amenazas de invasión militar, fue diseñada e implementada en Washington. Así lo reconoció en una entrevista con Fox News Lawrence Eagleburger, quien fuera secretario de Estado de George W. Bush. “Si en algún momento la economía comienza a ir mal –dijo el ex funcionario–, la popularidad de Chávez comenzaría a decrecer. Estas son las armas que tenemos contra él, y que deberíamos estar usando. Es decir, las herramientas económicas para hacer que la economía venezolana empeore, de manera que la influencia del chavismo en el país y la región se vaya a pique (…) Todo lo que podamos hacer para que la economía venezolana se encuentre en una situación difícil está bien hecho; pero hay que hacerlo de manera tal que no entremos en una confrontación directa contra Venezuela, si podemos evitarlo”.

Por más que sus aliados intelectuales pretendan presentar a la oposición venezolana como los modernos luchadores por la libertad (como lo hicieron con la contra nicaragüense o con los talibanes que combatían en Afganistán a la Unión Soviética), esa oposición, que admira a Francisco Franco y a Augusto Pinochet, representa, lisa y llanamente, los intereses de Estados Unidos en Venezuela. Tiene razón John Pilger. Si Venezuela cae, la humanidad cae.

PD: A la memoria de Jesús Aranda, periodista excepcional y magnífico compañero. Siempre se aprendía algo de él.

Twitter: @lhan55

Publicado en La Jornada, martes, 22 de agosto de 2017
http://www.alainet.org/es/articulo/187558
         

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