jueves, 22 de diciembre de 2016

Es Estados Unidos quien desde 1982 usa las “armas cibernéticas”, y no Rusia Alberto Rabilotta

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Es Estados Unidos quien desde 1982 usa las “armas cibernéticas”, y no Rusia

Alberto Rabilotta

ALAI AMLATINA, 20/12/2016.-  Leer y escuchar tantas falsedades y desinformaciones sobre Siria para tratar de ocultar una enorme derrota geoestratégica en el Oriente Medio, ver tanto desatino y obsesión en llevar el mundo a una peligrosa confrontación entre Estados Unidos y sus aliados con Rusia, seguir las “noticias” fabricadas para crear falsas acusaciones contra Vladimir Putin sobre el supuesto “hackeo” de los correos electrónicos del Consejo Nacional Demócrata (CND), todo eso hace hervir la sangre de este viejo periodista que sabe, documento de la CIA a la mano (1), que si hay un gobierno que inventó el sabotaje y pirateo informático, el “hackeo” en sus diversas formas y lo puso en práctica en 1982 -cuando Internet estaba en pañales y en la “cuna” del Pentágono-, para ejecutar un sabotaje de enormes dimensiones contra la economía de la Unión Soviética, ese es bien el gobierno de Washington. Que el gobierno soviético no supiera entonces el origen de ese sabotaje, y que se lo considerara como un “accidente” y por lo tanto quedase impune, nos salvó de una guerra nuclear.

Como la hipocresía no tiene límites en esta patética y peligrosa decadencia imperial, recordemos que bastan unos minutos en Internet para encontrar que la experiencia con el sabotaje informático del gasoducto transiberiano sirvió para otros sabotajes en países “enemigos”, el más conocido es el llevado a cabo contra las centrifugadoras nucleares de Irán con el sofisticado “virus” Stuxnet, obra de informáticos estadounidenses e israelíes (2). Y si se tratara de hackeo para acceder a documentos o para espiar conversaciones, Edward Snowden nos ha mostrado que nadie está a salvo de las intromisiones y escuchas de la National Security Agency, o del “hackeo” israelí, como lo muestra la operación “Duqu” contra Irán durante las conversaciones entre Washington y Teherán, como en su momento reportaron el Wall Street Journal y Haaretz (3).

Ahora, a menos de un mes de finalizar su mandato el presidente Barack Obama amenazó con tomar represalias contra Rusia por el supuesto pero no probado “hackeo” del CND, pero el periodista David Sanger escribe en el New York Times (4) que por diferentes razones (y entre ellas la falta de pruebas, evidentemente) no parece haber consenso en la Administración, aun cuando EEUU dispone de un enorme “arsenal cibernético” a su disposición.

Esos planes, según Sanger, podrían desplegar un arsenal de primera clase mundial de armas cibernéticas ensambladas a un costo de miles de millones de dólares bajo el mandato del señor Obama, para exponer o neutralizar los instrumentos favoritos de hackeo de los espías rusos, (o sea) el equivalente digital de un ataque preventivo. Pero la selección de objetivos por los estadounidenses y la precisión de esa represalia pueden también exponer los ‘implantes’ (caballos de Troya) de software que Estados Unidos ha pacientemente insertado y mantenido en buena forma en las redes de Rusia, para el caso de futuros ciber-conflictos.

Siendo un poco lógicos al seguir lo que Sangers nos dice, el dilema es que EEUU ya “hackeó” los sistemas informáticos rusos –como ya lo había hecho con los soviéticos- y ya puso sus caballos de Troya, y que esa estratégica ventaja militar no puede ser utilizada y por lo tanto puesta en peligro a menos que se trate de un asunto muy grave, del tipo que puede llevar a una guerra total entre ambas naciones.

Más adelante Sanger nos recuerda que “el señor Obama es el presidente que, en su primer año del mandato, buscó obtener las más sofisticadas ciber-armas del planeta para pulverizar partes de las instalaciones del plan nuclear de Irán. Ahora, al final de su presidencia, se encuentra frente a un desafío diferente en el terreno de la guerra con armas cibernéticas. El Presidente ha llegado a dos conclusiones, según reportan altos funcionarios: La única cosa peor que no usar un arma es usarla de manera inefectiva. Y si escoge la represalia, él insiste en mantener lo que se llama una ‘posición dominante’, o sea asegurarse la habilidad de concluir el conflicto en sus propios términos”.

No es de extrañar que desde hace algún tiempo Rusia y China impulsan la creación de sistemas informáticos y de componentes electrónicos en sus países, evidentemente para liberarse de los “caballos de Troya” y las “puertas secretas” que desde 1982, es decir desde el comienzo de la informática sofisticada y de su interacción con las telecomunicaciones, EEUU y sus empresas vienen introduciendo en sus productos, y que muy probablemente afectan tanto los que son producidos para el propio país como para los exportados hacia el resto de países. 

El papel de las armas cibernéticas en la guerra económica.

Si hay una constante en las formas de agresión de los imperialistas pasados y presentes contra los pueblos que deciden asumir sus destinos haciendo cambios para recuperar sus soberanías, o haciendo una revolución socialista, esa es la guerra económica, en todas las esferas posibles de la economía, en el comercio, las finanzas y las monedas, y en los intercambios que impliquen transferencias de procesos, tecnologías y ciencias necesarias para el desarrollo de las fuerzas productivas.

En definitiva, el objetivo es de hambrear esos pueblos impidiéndoles desarrollar sus fuerzas productivas, para desestabilizar la vida política de esas naciones y obligarlas a tomar medidas de racionamiento, entre otras más que no serían necesarias en el marco de relaciones normales de intercambio comercial internacional.

Esta es una forma de guerra que los países imperialistas han utilizado desde 1919 (5), comenzando con el “cordón sanitario” contra la naciente Unión Soviética, continuada mediante bloqueos y controles de exportación, como el CoCom, y toda la panoplia de embargos y sanciones extraterritoriales para asfixiar las economías de los pueblos que no se someten al imperio. Desde entonces esta guerra económica estuvo acompañada de agresiones militares directas o fomentadas con aliados locales o foráneos –como la Operación Gladio en Europa- para llevar a cabo sabotajes de todo tipo, invasiones -como la de Playa Girón-, bloqueos económicos con sanciones de aplicación extraterritorial, golpes de Estado (demasiados para hacer una lista), operaciones clandestinas y creación de grupos terroristas o de fanáticos religiosos para desestabilizar gobiernos –como la creación de Al Qaeda para debilitar a la URSS, y del ISIS para destruir el Estado secular de a Siria-,  y muchos etcétera más.

Nuestra América es testigo de la guerra económica más prolongada de la historia moderna, como nos recuerda el periodista cubano Manuel E. Yepe: la fundamentación original del bloqueo la dio el seis de abril de 1960 Lester D. Mallory, Vice Secretario de Estado Asistente para los Asuntos Interamericanos, en un memorándum secreto del Departamento de Estado desclasificado en 1991, que fue incluido en la página 885 del Volumen VI del Informe del Departamento de Estados de Estados Unidos de 1958 a 1960 que textualmente dice: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro… el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno” (6).

Es por eso mismo que si en la historia moderna hubo un líder político que durante más de cinco décadas conoció y luchó denodadamente contra la guerra económica del imperialismo estadounidense ese ha sido Fidel Castro. Y es por eso mismo que en septiembre del 2007, en su artículo titulado “Mentiras deliberadas, muertes extrañas y agresión económica mundial” (7), escribía que un ejemplo claro del uso de la ciencia y la tecnología con los mismos fines hegemónicos se describe en un artículo del ex oficial de Seguridad Nacional de Estados Unidos Gus W. Weiss, aparecido originalmente en la revista Studies in Intelligence, en 1996 (8), aunque con real difusión en el año 2002, titulado “Engañando a los soviéticos”. En él Weiss se atribuye la idea de hacerle llegar a la URSS los softwares que necesitaba para su industria, pero ya contaminados con el objetivo de hacer colapsar la economía de aquel país.

Fidel se refiere ahí a la Operación Farewell, que tuvo lugar en los años 80 y cita el documento redactado por Gus Weiss, quien ocupó los cargos de Asistente especial del Secretario de la Defensa, y de consejero científico en el Pentágono y en el Servicio de Inteligencia durante el gobierno del Presidente James Carter, y puestos claves en el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. bajo las presidencias de Richard Nixon, Ronald Reagan y Gerald Ford.

Sobre ese sabotaje de 1982 Fidel escribía que “la producción y transporte de petróleo y gas era una de las prioridades soviéticas. Un nuevo gasoducto transiberiano debía llevar gas natural desde los yacimientos de gas de Urengoi en Siberia a través de Kazajstán, Rusia y Europa oriental hasta los mercados de divisas de Occidente. Para automatizar la operación de válvulas, compresores e instalaciones de almacenaje en una empresa tan inmensa, los soviéticos necesitaban sistemas de control sofisticados. Compraron computadoras de los primeros modelos en el mercado abierto, pero cuando las autoridades del gasoducto abordaron a Estados Unidos para adquirir el software necesario, fueron rechazados. Impertérritos, los soviéticos buscaron en otra parte; se envió un operativo de la KGB a penetrar un proveedor canadiense de softwares en un intento por adquirir los códigos necesarios. La inteligencia estadounidense, avisada por el agente del Dossier Farewell, respondió y manipuló el software antes de enviarlo.

Una vez en la Unión Soviética, las computadoras y el software, trabajando juntos, hacían operar el gasoducto maravillosamente. Pero esa tranquilidad era engañosa. En el software que operaba el gasoducto había un caballo de Troya, término que se usa para calificar líneas de software ocultas en el sistema operativo normal, que hacen que dicho sistema se descontrole en el futuro, o al recibir una orden desde el exterior.

Con el objetivo de afectar las ganancias de divisas provenientes de Occidente y la economía interna de Rusia, el software del gasoducto que debía operar las bombas, turbinas y válvulas había sido programado para descomponerse después de un intervalo prudencial y resetear ―así se califica― las velocidades de las bombas y los ajustes de las válvulas haciéndolas funcionar a presiones muy por encima de las aceptables para las juntas y soldaduras del gasoducto.

El resultado fue la más colosal explosión no nuclear e incendio jamás vistos desde el espacio. En la Casa Blanca, funcionarios y asesores recibieron la advertencia de satélites infrarrojos de un extraño evento en medio de un lugar despoblado del territorio soviético. El NORAD (Comando de Defensa Aeroespacial Norteamericano) temía que fuera el lanzamiento de misiles desde un lugar donde no se conocía que hubiera cohetes basificados; o quizás fuera la detonación de un dispositivo nuclear. Los satélites no habían detectado ninguna pulsación electromagnética característica de las detonaciones nucleares. Antes de que tales indicios pudieran convertirse en una crisis internacional, Gus Weiss llegó por un pasillo para decirles a sus colegas del CSN (Consejo de Seguridad Nacional) que no se preocuparan, afirma Thomas Reed en su libro (9).

La campaña de contramedidas basadas en el Dossier Farewell fue una guerra económica. Aunque no hubo bajas personales debido a la explosión del gasoducto, hubo un daño significativo para la economía soviética”.

Y Fidel señalaba que “no podemos ignorar que durante la Guerra Fría e incluso en el breve período de la ‘distensión’ entre Washington y Moscú (1962-1975), EEUU y sus aliados trataron por todos los medios de impedir que la URSS y todos los países socialistas pudiesen adquirir legalmente los productos de alta tecnología, utilizando para ello diversos instrumentos creados para tal efecto, como el CoCom.

Sobre la Operación Farewell para desmantelar el equipo soviético que buscaba acceder a tecnologías modernas, Fidel recuerda que “consta en un artículo publicado en The New York Times que la operación utilizó casi todas las armas al alcance de la CIA ―guerra sicológica, sabotaje, guerra económica, engaño estratégico, contrainteligencia, guerra cibernética―, todo ello en colaboración con el Consejo de Seguridad Nacional, el Pentágono y el FBI. Destruyó al pujante equipo de espionaje soviético, dañó la economía y desestabilizó el Estado de ese país. Fue un éxito rotundo. De haberse hecho a la inversa (los soviéticos a los norteamericanos), pudiera haberse visto como un acto de terrorismo”.

“Del tema se habla también en otro libro titulado Legado de Cenizas, que acaba de ser publicado. En la solapa del libro se expresa que ‘Tim Weiner es un reportero de The New York Times, quien ha escrito sobre los servicios de Inteligencia estadounidenses durante veinte años, y obtuvo un Premio Pulitzer por su trabajo sobre los programas secretos de Seguridad Nacional. Ha viajado a Afganistán y otros países para investigar de primera mano las operaciones encubiertas de la CIA. Este es su tercer libro”.

“Legado de Cenizas se basa en más de 50 mil documentos, provenientes fundamentalmente de los propios archivos de la CIA, y cientos de entrevistas a veteranos de dicha agencia, incluidos diez directores. Nos muestra un panorama de la CIA desde su creación después de la Segunda Guerra Mundial, pasando por sus batallas durante la guerra fría y la guerra contra el terrorismo iniciada el 11 de Septiembre del 2001.”

Y el líder cubano cita el artículo de Jeremy Allison, y los de Rosa Miriam Elizalde (10), en los cuales se denuncian estos hechos, destacando la idea de uno de los fundadores del software libre, quien señaló que “a medida que se complejizan las tecnologías será más difícil detectar acciones de ese tipo”.

Y agrega que “Rosa Miriam publicó dos sencillos artículos de opinión de apenas cinco páginas cada uno. Si lo desea, puede escribir un libro de muchas páginas. La recuerdo bien desde el día en que, como periodista muy joven, me preguntó ansiosa, nada menos que en una conferencia de prensa hace más de 15 años, si yo pensaba que podríamos resistir el período especial que nos caía encima con la desaparición del campo socialista.

“La URSS se derrumbó estrepitosamente. Desde entonces hemos graduado a cientos de miles de jóvenes en el nivel superior de enseñanza. ¡Qué otra arma ideológica nos puede quedar que un nivel superior de conciencia! La tuvimos cuando éramos un pueblo en su mayoría analfabeto o semianalfabeto. Si lo que se desea es conocer verdaderas fieras, dejen que en el ser humano prevalezcan los instintos. Sobre eso se puede hablar mucho”.

Y Fidel, que es inmortal en sus análisis e ideas, nos señalaba en 2007 que “en la actualidad, el mundo está amenazado por una desoladora crisis económica. El gobierno de Estados Unidos emplea recursos económicos inimaginables para defender un derecho que viola la soberanía de todos los demás países: continuar comprando con billetes de papel las materias primas, la energía, las industrias de tecnologías avanzadas, las tierras más productivas y los inmuebles más modernos de nuestro planeta”.

Notas

1.- https://www.cia.gov/library/center-for-the-study-of-intelligence/csi-publications/csi-studies/studies/96unclass/farewell.htm ; Ante el impedimento de obtener los productos de alta tecnología mediante comercio legal, la URSS buscó obtenerlos de manera encubierta, creando la llamada “operación Line X”, revelada en 1981 a los servicios de contrainteligencia de Francia  por el oficial de la KGB que coordinaba la operación, el Coronel Vladimir I. Vetrov, codificado por los franceses como Farewell.  En 1981, durante la Cumbre del G7 en Ottawa, el Presidente francés François Mitterrand transmitió al Presidente Ronald Reagan una copia de la lista de agentes y objetivos de la “operación Line X”. Con esa información la CIA efectuó en 1982 el primer acto de sabotaje de la era informática, en el gasoducto Transiberiano (http://fcw.com/Articles/2004/04/26/Tech-sabotage-during-the-Cold-War.aspx?sc_lang=en&Page=2), inaugurando así el terrorismo telecomandado y la acción de los “hackers” en los sistemas informáticos. Ver también The Farewell Dossier, William Shafire, NYT 02-02-2004 http://www.nytimes.com/2004/02/02/opinion/the-farewell-dossier.html?_r=0

2.- http://www.haaretz.com/israel-news/report-israel-tested-iran-bound-stuxnet-worm-in-dimona-nuclear-plant-1.337276  Report: Israel Tested Iran-bound Stuxnet Worm in Dimona Nuclear Plant: El retirado jefe de la agencia de inteligencia de Israel, Mossad, Mair Dagan, dijo recientemente que el programa nuclear iraní ha sido retrogradado y que Teherán no será capaz de construir una bomba atómica hasta al menos 2015. Funcionarios estadounidenses, incluyendo la Secretaria de Estado Hillary Clinton, no disputaron lo que dijo Dagan. (The retiring chief of Israel's Mossad intelligence agency, Meir Dagan, said recently that Iran's nuclear program had been set back and that Tehran would not be able to build an atomic bomb until at least 2015. U.S. officials, including Secretary of State Hillary Clinton, have not disputed Dagan's view). Stuxnet: How USA and Israel created anti-Iran virus, and then lost control of it https://nakedsecurity.sophos.com/2012/06/01/stuxnet-usa-israel-iran-virus/ )

3.- Haaretz: Israel Spied on Iran Talks by Planting Computer Virus at Hotels, WSJ Reports http://www.haaretz.com/israel-news/1.660544 ; en el WSJ: http://www.wsj.com/articles/spy-virus-linked-to-israel-targeted-hotels-used-for-iran-nuclear-talks-1433937601


5.- Uno de los acuerdos del Tratado de Versalles de 1919 entre las grandes potencias occidentales que derrotaron a Alemania en la primera Guerra Mundial fue el de establecer un “cordón sanitario” para “impedir que la peste comunista se expanda por Europa” y, en realidad, aislar a la naciente República de los Soviets, impidiéndole relaciones comerciales y políticas con el mundo, lo que explica que al mismo tiempo se le haya negado su incorporación en la Sociedad de Naciones. Al comienzo de la Guerra Fría, en 1949, Estados Unidos  crea la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y establece el Comité de Coordinación Multilateral para el Control de Exportaciones (CoCom) con sede en Paris y destinado a impedir cualquier exportación de tecnología avanzada hacia la URSS y demás países socialistas en Europa y Asia. Después del derrumbe de la URSS el CoCom fue reemplazado por los “Acuerdos de Wassernaar” con sede en Viena y con el mandato de controlar las exportaciones de armamentos y tecnología de “doble uso” ( http://www.wassenaar.org/ )

6.- Manuel Yepe, El verdadero alcance del bloqueo contra Cuba http://www.alainet.org/es/articulo/182450 




10.- Rosa Miriam Elizalde escribió sobre el tema varios y muy buenos artículos en 2006 y 2007: Cómo la CIA hizo estallar un gasoducto en Siberia. Dossier Farewell https://www.rebelion.org/noticia.php?id=56005 ; Comando del Ciberespacio de la Fuerza Aérea de EEUU: No apto para aficionados http://www.rebelion.org/noticia.php?id=51104 ; Y vale mencionar, como lo hizo Fidel, el artículo de un especialista, de Jeremy Allison:  La CIA modificó software para causar graves daños a la Unión Soviética. Computación "confiada" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=33610 ;  Otros lazos de interés: Operación Farewell, fuentes de información y resumen: http://en.wikipedia.org/wiki/Vladimir_Vetrov Farewell Dossier - Wikipedia, the free encyclopedia;  https://fcw.com/Articles/2004/04/26/Tech-sabotage-during-the-Cold-War.aspx?sc_lang=en&Page=1&p=1 ; https://nsarchive.wordpress.com/2013/04/26/agent-farewell-and-the-siberian-pipeline-explosion/ ; https://nsarchive.wordpress.com/2013/04/26/agent-farewell-and-the-siberian-pipeline-explosion/#_ednref2 ; http://www.nytimes.com/2004/02/02/opinion/the-farewell-dossier.html

- Alberto Rabilotta es periodista argentino-canadiense.



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Estados Unidos, del “efecto espectador” al “efecto teleprompter” Jorge Majfud

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Estados Unidos, del “efecto espectador” al “efecto teleprompter”

Jorge Majfud
ALAI AMLATINA, 19/12/2016.-  El 10 de diciembre de 2016 CNN publicó un artículo titulado “Where's the outrage over Russia’s hack of the US election?” (“¿Dónde está la indignación por el ataque informático a las elecciones de Estados Unidos por parte de Rusia?”) donde básicamente resumía el escaso efecto social de un hecho inadmisible desde muchos puntos de vista.

En las semanas anteriores, varias agencias y autoridades del gobierno de Estados Unidos habían reconocido que la intervención de Rusia en las elecciones del pasado noviembre era un hecho más allá cualquier duda razonable. Para cualquier extranjero más o menos informado, resulta por lo menos una broma de mal gusto que un gobierno de Estados Unidos se escandalice porque algún otro extranjero haya intervenido en sus elecciones nacionales. Mucho más considerando que el informe de la CIA es una de las principales fuentes públicas de dicha denuncia y que ha sido publicado de forma inmediata, no luego de treinta años como es la costumbre de la desclasificación de documentos, cundo la verdad ya no importa.

Pero no es este el aspecto que quisiera problematizar ahora: son las movilizaciones sociales reclamando una investigación las que, al menos hasta el momento, brillan por su ausencia.

A mi entender tenemos aquí un fenómeno semejante a lo que en psicología se llama “bystander effect” o “efecto espectador” pero aplicado a la psicología de masas (si se me permite esta clasificación) y a la historia.

Cuando un policía mata a un ciudadano negro bajo sospechosas circunstancias, la reacción no se deja esperar y van desde editoriales, marchas y, en algunos casos, incendio de autos y choque de fuerzas. Cuando la víctima es un latino también existe cierta reacción, pero a menor escala.

Entiendo que las sociedades están predispuestas a determinadas reacciones y en base a determinada experiencia histórica, la cual incluye una larga tradición de, en el mejor caso, pensamiento crítico y creación de determinada conciencia. La militancia afroamericana en Estados Unidos ha sido muy superior a la militancia hispánica o indígena, probablemente por haber sido un grupo numéricamente importante en la costa este, donde se desarrolló el poder político anglosajón y por la mayor brutalidad del racismo al cual fueron expuestos. Tantos los pueblos indígenas como los mexicanos fueron igualmente despojados de sus territorios, pero sus tradiciones contestatarias fueron menores y más efectivamente olvidadas.

Ahora, ¿qué pasa cuando un fenómeno social e histórico de trascendencia se encuentra con un vacío de conciencia histórica? El efecto es el mismo de aquel que en psicología se llama bystander effect: si los demás no reaccionan ante una situación claramente injusta o reprobable, probablemente mi indignación es algo que no se espera, algo que no tendrá más efectos que el ridículo o alguna forma de reprobación. Como consecuencia, no reacciono, no me meto.

Es lo que ocurre con las últimas elecciones en Estados Unidos: su población ha crecido (por no decir, indoctrinada por los medios y las instituciones religiosas y de educación) en la autocomplaciente ilusión de que su democracia es un ejemplo para el mundo, lo cual desde muchos puntos de vista es simplemente una construcción mitológica, cuando no fuente de sarcasmos.

La Revolución americana fue positiva en muchos aspectos en el avance de cierto sistema democrático y de algunos derechos individuales. Pero también fue altamente hipócrita por considerar a los negros e indios humanos incompletos, no sujetos de derechos, lo cual invalidaba cualquier definición de República libre y democrática. Pero luego se hicieron varios progresos, desde la era Lincoln hasta los movimientos civiles de los años 60s, pasando por la lucha de los trabajadores en los siglos XIX y XX.

Pero Estados Unidos nunca dejó de alimentarse de mitos, como cualquier otra gran nación y cualquier otro gran imperio a lo largo de la historia. Dos de sus mitos fundamentales fueron la libertad y la democracia, a tal extremo que nunca se cuestionó el sistema de elección presidencial por electores, una obvia herencia de la sociedad esclavista del siglo XVIII y XIX. El sistema no fue diseñado, como se dijo, para prevenir la llegada de un demagogo irresponsable al gobierno (Donald Trump sería una demostración por el absurdo del anacronismo de dicha pretensión) sino para evitar que los estados esclavistas del sur perdiesen todas las elecciones, ya que, aunque se contaba el número de los negros que no votaban para elegir electores blancos, aun así su población era minoritaria en comparación a los estados del noreste, con una fuerte tradición antiesclavista.

De ahí en más, los cuestionamientos al sistema han sido silenciados por las narraciones mitológicas que exacerbaban las virtudes del Campeón de la democracia y Líder de los países libres, al extremo de eliminar de la memoria colectiva la larga lista de dictaduras que la nación líder del mundo libre había promovido alrededor del mundo, al extremo de que su población asume, de forma automática, que su ejército es el responsable de “mantener la libertad de la nación” y nunca de “invadir países pequeños para defender los intereses de los grades negocios privados”.

Entonces, cuando el antiguo gran enemigo y todavía responsable de promover el autoritarismo, Rusia, interviene en uno de sus mitos nacionales, la respuesta es una pasividad negacioncita, algo más allá del “efecto espectador”: la repetida lectura social del teleprompter. No hay memoria, no hay experiencia de una tradición crítica de un sistema, de una democracia incuestionable, ergo el hecho inconcebible, inadmisible, no existe. A tal punto que aun cuando las agencias de inteligencia (entre ellas la CIA) abiertamente afirman que la intervención rusa ha existido, la indignación y las manifestaciones populares brillan por su ausencia. La narrativa social continúa siendo dictada por el teleprompter de la historia.

- Jorge Majfud, escritor uruguayo estadounidense, autor de Crisis y otras novelas.

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TICs, Internet, DD.HH. y ETNs Richard Hill, Parminder Jeet Singh

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TICs, Internet, DD.HH. y ETNs

Richard Hill, Parminder Jeet Singh

Artículo publicado en la edición 520 (diciembre 2016) de la revista América Latina en Movimiento de ALAI, titulada Transnacionales y Derechos Humanos. Una coedición con el Transnational Institute (TNI).


ALAI AMLATINA, 14/12/2016.- Hoy que las sociedades humanas se encuentran cada vez más sometidas al dominio corporativo, es quizás en el área digital donde encontramos la expresión más clara y contundente de esta tendencia preocupante.  No sólo que las empresas transnacionales (ETN) del sector digital están presentes en prácticamente todos los sistemas sociales, incluyendo los que ocupan los escalones más altos del poder, y en la organización de la vida personal de los individuos, sino que su forma es a menudo más monopólica y más global que en el caso de otros sectores.

Esto genera una situación peligrosa donde, a medida que las ETN digitales comienzan a controlar aspectos importantes de nuestras vidas sociales y económicas, se vuelven cada vez más difíciles de controlar a través de regímenes políticos basados en Estados nacionales.  Tienen la capacidad de llevar a cabo sus operaciones de forma remota y desplazar fluidamente sus sedes y sus bases de operaciones, como lo evidencia el nivel inédito de evasión fiscal por parte de estas empresas.

Por lo tanto, necesitamos, primero, un nuevo conjunto de principios mundiales de políticas que guíen el trabajo de las ETN digitales, dentro de los cuales los regímenes nacionales puedan armonizarse y trabajar eficazmente en cooperación.  Y segundo, de forma complementaria, necesitamos un nuevo instrumento global capaz de restringir los abusos de los DD.HH., tal como se describe en los principios globales ya planteados, pero aplicado al contexto de las ETN digitales.

A continuación, describimos brevemente el contexto digital de los DD.HH. en relación con las ETN digitales, refiriéndonos a algunos de los puntos[1] ofrecidos para su consideración por la Campaña Global para reivindicar la Soberanía de los Pueblos, Desmantelar el Poder de las Transnacionales y Poner Fin a la Impunidad.

1. Enfoque y alcance del Tratado sobre las ETN y otras empresas en relación a los DD.HH.

No está en cuestión que las leyes se apliquen tanto fuera de línea como online.  Por lo tanto, no debe haber ninguna duda de que todas las empresas deben respetar los DD.HH., tanto en línea como fuera de línea.  Y esto se aplica también a las empresas transnacionales activas en las tecnologías de información y comunicación –TICs– en general, y en Internet en particular.

Sin embargo, muchas empresas transnacionales de Internet parecen actuar como si estuviesen sujetas únicamente a las leyes del país en el que se han incorporado o, peor aún, como si las leyes nacionales vigentes no se aplicaran a ellas.  Consideremos, por ejemplo, Uber y AirBnB, cuyos modelos de negocio se basan en la premisa de que, respectivamente, las leyes laborales y de taxi y las leyes hoteleras, no se aplican a ellas.  Al negar la aplicación de las leyes nacionales, estas empresas intentan evitar el cumplimiento de ciertos DD.HH., en particular los derechos laborales.

Un futuro tratado sobre las ETN debe ser claro y plenamente aplicable a las empresas que operan en el mundo en línea y debe preservar el derecho democrático de los pueblos a tomar las decisiones de política pública.  Dado que las ETN digitales pueden operar desde cualquier Estado y trasladarse con facilidad de un Estado a otro, un tratado de este tipo debe reconocer que son entidades globales, que deben estar sujetas a normas globales, lo que exige contar con un mecanismo para hacer cumplir estas normas globales.

2. Obligaciones extraterritoriales de los Gobiernos en relación a las ETN y a los DD.HH.

Muchos de los productos y servicios TIC más populares son proporcionados por las ETN, particularmente en el caso de Internet, que está dominado por unas pocas empresas.  Los gobiernos deberían tener la obligación de asegurar que las ETN con sede u operaciones en su territorio respeten los DD.HH. a nivel mundial.

Dichos derechos incluyen el derecho a la privacidad.  Sin embargo, ese derecho particular se viola regularmente, al obligar a los usuarios a renunciar a sus derechos mediante la aceptación, con un simple clic, de contratos de adhesión, si desean utilizar los llamados servicios ‘gratuitos’ ofrecidos por las empresas dominantes de Internet.

Los servicios en cuestión no son para nada gratuitos: son pagados con los datos que los usuarios proporcionan.  Esos datos son valiosos y son monetizados por las empresas de Internet, principalmente en forma de publicidad dirigida.[2]

Si bien los Estados tienen el deber de proteger los DD.HH., lo que vemos en la práctica con respecto a las transnacionales digitales es que son capaces de cooptar al Estado donde tienen su sede (en particular Estados Unidos), a tal punto que el Estado ya no cumple con su deber.  Las negociaciones de TPP, TPIP y TISA son un ejemplo: Estados Unidos (y otros Estados) impulsan acuerdos comerciales que reducirían la capacidad de otros Estados para proteger la privacidad y otros derechos ciudadanos.

3. Un instrumento de cumplimiento en relación con la aplicación del Tratado

Se ha propuesto la creación de un Tribunal Internacional sobre Empresas Transnacionales y Derechos Humanos, que funcionaría como complemento a los mecanismos nacionales, regionales y universales y garantizaría el acceso a un foro judicial independiente para que las personas y comunidades afectadas obtengan justicia por las violaciones a sus derechos civiles, políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales.

Un tal Tribunal es particularmente necesario en el campo de las TIC, incluyendo Internet, debido a la naturaleza global del campo y a las dificultades para obligar a las ETN dominantes a cumplir las leyes nacionales.

Además, se necesitan tratados especiales para cuestiones específicas de las TIC e Internet, por ejemplo en lo que concierne a nombres de dominio y direcciones de Internet, privacidad, vigilancia, cifrado, uso de datos personales, uso de algoritmos, etc., porque las leyes nacionales no los tratan adecuadamente.  En particular, hay grandes divergencias entre las jurisdicciones, pero las TIC en general, e Internet en particular, son fenómenos globales que deben ser gobernados globalmente.  La situación con relación a los nombres de dominio y las direcciones de Internet es particularmente clara, dado que una entidad estadounidense, la ICANN, sujeta a la ley estadounidense, ahora tiene un control total sobre ellos, al menos nominalmente.

En ausencia de tratados específicos y de un Tribunal Internacional, en la práctica son las empresas privadas dominantes que crean y hacen cumplir sus propias leyes, mediante contratos de adhesión impuestos a sus usuarios.

4. Gobernanza democrática

Como ya se ha señalado, gran parte del campo de las TIC está dominado por unas pocas ETN.  Es importante reclamar el derecho soberano de los Estados a regular esas empresas, en particular para proteger los DD.HH. y colocar la democracia por encima del poder corporativo.

Se ha puesto de moda, en particular en el ámbito de Internet, el elogio a lo que se llama un modelo de gobernanza "multi-stakeholder" (multisectorial, o de las múltiples partes interesadas).  Si bien hay consenso que es importante consultar a todas las partes interesadas para tomar decisiones, algunos de los proponentes de ese modelo afirman que todos los interesados deben tener iguales derechos de toma de decisiones.  Esto implica dar poder de veto a las empresas privadas, impidiendo que los gobiernos puedan implementar políticas públicas que sean de interés para toda la ciudadanía.

No se discute que la democracia sea un derecho humano fundamental.  Por lo tanto, el Tratado sobre las ETN debe garantizar que se utilicen mecanismos[3] democráticos para tomar decisiones de política pública en relación con las TIC en general, e Internet en particular.  Todas las personas deben ser capaces de influir en las decisiones que afectan su uso de las TIC e Internet, y tienen derecho a un acceso asequible y no discriminatorio, libre de censura y vigilancia.

En particular, el tratado debe abordar una cuestión que surge en la práctica: cuando un ciudadano de un país cuestiona algún aspecto de su relación con una ETN digital, la empresa responde a menudo que la relación no está sujeta a la ley o jurisdicción del país del ciudadano, sino más bien a la ley y jurisdicción del país de origen de la ETN, a menudo EE.UU.  Esto hace muy difícil que los ciudadanos puedan proteger sus derechos.

Por ejemplo, ¿qué recurso efectivo tiene un ciudadano cuando su proveedor de servicios en la nube, basado en EE.UU, cambia unilateralmente sus términos y condiciones, o cierra su negocio perdiendo todos los datos del ciudadano?

5. Derechos de las personas afectadas

Como ha afirmado la Coalición Just Net[4]:

“Internet se ha convertido en una infraestructura social de vital importancia que tiene un profundo impacto en nuestras sociedades.  Somos todos ciudadanos y ciudadanas de un mundo mediado por Internet, ya seamos la minoría que lo utiliza o la mayoría que no lo hace.  En nuestro mundo, Internet debe contribuir al avance de los DD.HH. y la justicia social. La gobernanza de Internet debe ser verdaderamente democrática.  (…)

“Las oportunidades para que las mayorías puedan participar en los beneficios reales de Internet y materializar plenamente su enorme potencial, se frustran debido al creciente control de Internet por quienes tienen poder: las grandes corporaciones y algunos gobiernos nacionales. Ellos usan sus posiciones centrales de influencia para consolidar el poder y establecer un nuevo régimen global de control y explotación; y bajo el pretexto de favorecer la liberalización, en realidad refuerzan el dominio y la rentabilidad de las grandes empresas en detrimento del interés público, e imponen la posición predominante de ciertos intereses nacionales en detrimento de los intereses y bienestar globales.

“El orden existente de gobernanza global de Internet es inadecuado.  Carece de democracia; se caracteriza por la ausencia de legitimidad, de rendición de cuentas y transparencia; por una excesiva influencia de las corporaciones que se traduce en subordinar las instancias regulatorias; y da muy pocas oportunidades para la participación efectiva de las personas, especialmente de los países en desarrollo.  Esta situación sólo puede remediarse a través de cambios fundamentales en los mecanismos actuales de gobernanza”.

Un tratado sobre las ETN con respecto a los DD.HH. será un paso importante hacia los cambios fundamentales que requerimos.  
(Traducción ALAI).

- Richard Hill es Presidente de la Association for Proper Internet Governance.
- Parminder Jeet Singh es integrante de IT for Change, India.
  Ambos son miembros de la Coalición Just Net.



URL de este artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/182363

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Ecuador - Caso Chevron: Vacío jurídico en el derecho internacional y abuso corporativo Pablo Fajardo Mendoza

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Ecuador - Caso Chevron: Vacío jurídico en el derecho internacional y abuso corporativo

Pablo Fajardo Mendoza

        Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento de ALAI (No. 520, diciembre 2016), titulada:Transnacionales y Derechos Humanos

ALAI AMLATINA, 21/12/2016.- Hace más de 23 años, 30.000 indígenas y campesinos residentes en las provincias de Orellana y Sucumbíos, de la Amazonía norte del Ecuador, agrupados en la Unión de Afectados por las Operaciones de Texaco, (UDAPT), iniciaron una acción judicial en contra de la transnacional Chevron Corporation, antes Texaco.

Para refrescar la memoria, recordemos que Chevron, en 1964, obtuvo un concesión de más de un millón de hectáreas en la Amazonía norte de Ecuador, para explorar y extraer petróleo. En esa área de selva tropical amazónica, habitaban pueblos indígenas ancestrales, entre ellos: los Siekopai, Sionas, Cofanes, Waorani, Tetetes y Sansahuari.

La empresa Texaco realizó una operación defectuosa, diseñada para incrementar su ganancia económica, con la menor inversión posible.  Por ejemplo: todas las piscinas, de una dimensión mínima que sobrepasaban en promedio los 300 metros cuadrados, las construyó lo más próximo a las fuentes de agua superficial.  Vertió intencionalmente a los ríos de la Amazonía más de 16.000 millones de galones de agua tóxica (agua mezclada con tóxicos producto de la extracción); provocó cientos de derrames de crudo, que nunca remedio, cubrió con petróleo más de 1.500 kilómetros de vías o carreteras.

En conclusión, causó de forma intencional y reiterada, la destrucción de más de 450.000 hectáreas de bosque tropical amazónico.  De acuerdo a la ley ecuatoriana, al contrato de concesión y a las prácticas operacionales de esa época, la compañía estaba obligada a utilizar la mejor técnica, para evitar el impacto ambiental y así no afectar la vida de las personas ni del ecosistema; pero, la actitud irresponsable adoptada por Chevron generó uno de los peores desastres ambientales de la historia de la humanidad, causado por una transnacional.

Según varios estudios de salud, entre ellos los contenidos en los libros “Las Palabras de la Selva”, de Carlos Berinstain y “Cáncer en la Amazonía”, de Miguel San Sebastián, realizados en la zona, se determina la existencia de cientos de casos de cáncer, que son plenamente atribuibles a la constante exposición a los tóxicos arrojados por la petrolera.

Proceso judicial

Con el sueño de lograr una reparación del daño causado por las operaciones de Chevron, más de 30.000 indígenas y campesinos de la Amazonía ecuatoriana, en el 1993, plantearon una demanda en contra de la petrolera Texaco, en el estado de Nueva York; es decir, ante el sistema judicial norteamericano.

Chevron activó dos argumentos para su defensa:

a.    Desestimar la demanda. Para procurar convencer a los jueces norteamericanos que desestimen la demanda, la petrolera logró incidir en el Gobierno de Ecuador, con el cual suscribió un contrato, en el que la petrolera se comprometió a remediar una parte del daño causado.

b.    Foro no conveniente. El segundo argumento de la petrolera fue el de que el sistema norteamericano, no era el foro conveniente y que si se debía tramitar un juicio, éste debía ser ante el sistema judicial ecuatoriano.

Finalmente, luego de nueve años de litigios ante el sistema norteamericano, Chevron ganó esa batalla y el caso se radicó en el Ecuador, en donde la petrolera argumentó que el sistema judicial ecuatoriano no era competente para procesar este juicio.

En el 2011, la UDAPT logró que Chevron sea condenada a pagar más de 9.500 millones de dólares, que serán destinados a reparar el daño causado.

Sin embargo, durante todos esos años de proceso, Chevron retiró todos sus bienes y activos que tenía en el Ecuador, lo que determina que la sentencia que ganaron los afectados, se vuelva inejecutable en el país donde se produjo el daño.


Hasta este día, la UDAPT, con su esquipo de abogados, ha luchado en las cortes de EE.UU., Canadá, Ecuador, Brasil, Argentina e incluso ante la Corte Penal Internacional.  Ha recurrido a varias relatorías de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, pero hasta hoy no logra un pleno acceso a la justicia.

¿Cuáles son los obstáculos que tienen los afectados para lograr un adecuado acceso a la justicia?

Existen múltiples obstáculos que impiden que pueblos y/o comunidades afectadas tengan pleno acceso a la justicia y sean tratadas en igualdad de condiciones que las corporaciones.

Costo económico. Según datos, algunos públicos y otros por análisis de costo, Chevron ha gastado más de dos mil millones de dólares en su defensa.  Ha contratado más de 60 bufetes de abogados en distintos países, decenas de empresas de comunicación, de lobby, e incluso empresas de espionaje y persecución como Kroll por ejemplo, que es una de las compañías de espionaje más grandes del mundo.  Esa corporación, a fines de 2013, reveló que en ese año había facturado más de 15.000.000 de dólares a Chevron, por espiar y perseguir al equipo de la UDAPT.  Adicionalmente, Chevron usa mucho de su dinero para chantajear a distintos gobiernos del mundo, con el fin de comprar impunidad.  Por ejemplo, cuando la UDAPT logró activar el embargo en la República de Argentina, Chevron ofreció realizar millonarias inversiones en el yacimiento Vaca Muerta, a cambio que los jueces levanten el embargo que la UDAPT había conseguido activar en ese país.  Finalmente, el chantaje les funcionó, la Corte Suprema de Argentina, el 4 de junio del 2013, levantó el embargo y el 16 de julio del mismo año (2013), se suscribió el contrato de inversión entre Chevron y el Gobierno argentino.

Es imposible para los pueblos indígenas y campesinos competir y hacer frente a una corporación con un sistema que no garantiza la igualdad para las partes.

Ocultamiento tras las empresas subsidiarias. Según el informe publicado en el 2011, PipingProfits, de PublishWhatyouPay de Noruega[1], Chevron es una de las corporaciones más opacas del mundo.  Mantiene más de 77 empresas subsidiarias, la mayoría de ellas en los denominados paraísos fiscales.  Uno de los casos que nos aclara mejor esta telaraña es la ingeniería que construyeron en Argentina para ocultarse de nuestro juicio[2].  La UDAPT, que ganó el caso de forma legítima ante las Cortes del Ecuador, hoy está abocada a realizar distintas acciones de exequátur (homologación de sentencia) en jurisdicciones extranjeras, entre ellas Canadá, Brasil y Argentina.  En todas ellas, Chevron procura ocultarse tras el velo societario, tras las subsidiarias.

Uso de la ciencia para torcer la verdad. Durante el proceso judicial en Ecuador, se generaron más de 80.000 resultados físicos químicos, 106 informes o reportes de expertos, 60 de los cuales pagados totalmente por Chevron.  El legado de tóxicos dejados por Chevron en nuestra Amazonía es inocultable, es evidente, tanto así que, a los propios expertos contratados por Chevron se les hacía imposible no encontrar contaminación.  Durante la fase de investigaciones de campo, el multitudinario equipo de expertos que trabajaba para Chevron debía hacer un gran esfuerzo para no hallar residuos de tóxicos, dejados por la petrolera, en la Amazonía; y cuando daban con ellos, que era siempre, el trabajo de los expertos era ocultarlos o minimizar su impacto[3].

Sistema de justicia inaccesible para los pueblos afectados. Cuando nuestro caso fue planteado ante el sistema de justicia de los EE.UU., Chevron argumentó que los jueces norteamericanos no tenían competencia para procesar este juicio, que no era el foro conveniente.  Cuando el caso vino al Ecuador, Chevron argumentó que los jueces del Ecuador no eran competentes para procesar el juicio.  Luego, cuando la UDAPT ganó el litigio en Ecuador e iniciamos las acciones de Exequátur en Canadá, Brasil y Argentina, Chevron arguye, en las tres jurisdicciones, que esos jueces no son competentes para procesar este proceso.  Este argumento lo pone Chevron porque sabe que no existe en el mundo un instrumento jurídico que permita juzgar corporaciones, ni una estructura o corte internacional para ese fin.  Este es el gran vacío que existe en el planeta.

Protección del país de origen de la corporación. En este caso, es evidente que tanto el sistema judicial de los EE.UU. como la administración pública de ese país, han protegido y siguen protegiendo ferozmente a la corporación.

Por ejemplo, en su momento revelaron al menos nueve cables Wikileaks, que evidenciaban los nexos y las presiones que ejercía la embajada estadounidense en Quito, en contra del Gobierno ecuatoriano, y del sistema judicial del Ecuador, para ayudar a Chevron.

Adicionalmente, en los últimos años, el sistema de justicia de los EE.UU., asentado en Nueva York, ha emitido resoluciones que prohíben que se pueda ejecutar la sentencia nuestra en los EE.UU., todo por un supuesto fraude.  Durante el proceso judicial, prohibieron a los ecuatorianos y sus defensores hablar de la contaminación ambiental generada por Chevron; los jueces que fallaron en favor de Chevron no conocen el Ecuador, no conocen el daño causado por Chevron, no han leído la prueba que se generó para que exista la sentencia en el Ecuador, y al menos uno de esos jueces tiene inversiones económicas en Chevron, a través de fondos de inversión. ç

Igualmente existen diversos documentos que revelan las reuniones de Chevron con altos funcionarios del Gobierno norteamericano, realizando planes para incidir en el Gobierno de Ecuador.

Tratados internacionales. Por último, los tratados bilaterales de protección de inversiones no hacen más que cerrar el círculo para garantizar la impunidad a las corporaciones.  En el fondo, en los tratados se incluyen normas que generalmente están por encima de las normas domésticas de los Estados, y que a la postre garantizan a las corporaciones realizar sus operaciones de forma segura; pero jamás garantizan el acceso a la justicia a comunidades afectadas, ni a los Estados cuando las empresas generan desastres ambientales y sociales.  Chevron ha planteado tres arbitrajes internacionales en contra del Estado ecuatoriano, procesos a los cuales los afectados no tenemos acceso.  Sin embargo, pese a la óptima defensa que haga el Ecuador, el sistema de arbitraje siempre favorece a las corporaciones.

Los 23 años de lucha de la UDAPT contra Chevron son el más claro ejemplo de cómo las corporaciones transnacionales han creado una verdadera arquitectura que les garantice impunidad, lo que nos demuestra que el problema que tenemos es sistémico.  El sistema excluye a los pueblos del acceso a la justicia y garantiza completa impunidad a las corporaciones transnacionales.

Para ilustrar mejor esta complejidad, aquí formulo varias preguntas.  ¿Cómo se explica el hecho de que cuando una persona quiere demandar a un Estado ante el sistema regional o internacional de Derechos Humanos, éste primero debe agotar todos los recursos internos de su país; mas sin embargo, las corporaciones transnacionales pueden demandar a los Estados directamente?  ¿Por qué este trato diferenciado?  ¿Por qué los instrumentos jurídicos internacionales de Derechos Humanos, ambiente, pueblos indígenas, son declaraciones no vinculantes; mientras que los instrumentos jurídicos para proteger las inversiones, al inversionista, a las corporaciones, son convenios vinculantes?

Pablo Fajardo Mendoza, abogado ecuatoriano, es Procurador común y representante legal de los pueblos de la Amazonía, agrupados en la UDAPT, en el juicio contra Chevron Corporation.



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